DESGRACIA TAURINA EN JIMENA (17-08-1961/17.08.2016)
Crónica histórica: Desgracia taurina en Jimena*
NOTA PREVIA: Acabado el trabajo de investigación llevado a cabo a lo largo de trece años donde he complementado mis vivencias directas con las de decenas de paisanos espectadores del mismo evento a los que he entrevistados, así como recopilado todo lo publicado en prensa o en la Red sobre esta tragedia, hago público el relato de hechos y sus antecedentes.
Publicado en este Blog el 17 de agosto del 2016, cumpliéndose el 55 aniversario del hundimiento de la plaza de toros portátil instalada en Jimena de la Frontera (Cádiz)
Ignacio Trillo
«A las cinco víctimas mortales que finalmente hubo en esta tragedia y a sus familiares, así como a los cientos de heridos que en aquella tarde infernal de agosto, hace ahora casi diez quinquenios, yendo a un espectáculo festivo taurino donde las únicas muertes previstas para contemplarse eran las reses bravas a lidiar, dejaron anticipadamente de acompañarnos o tuvieron secuelas para el resto de sus vidas».
CADA año que aparece en el calendario gregoriano la fecha del 17 de agosto, el gaditano pueblo de Jimena de la Frontera que me vio nacer, recuerda la de 1961, donde coincidente con la feria estival sucedió un evento taurino que significó la mayor tragedia de su historia local, a la vez que una de las más luctuosas que se conocen en la tauromaquia universal allí donde se celebran corridas de vacunos.
La plaza de toros portátil, de nombre “La Espléndida” (tomado de la jaca de Álvaro Domecq que fue muerta por un toro en una corrida de rejoneo que transcurrió en La Línea de la Concepción) estaba a rebosar. Acogía entre sus gradas a más de cuatro mil quinientos espectadores (el aforo legal era de hasta 4.800 personas)
Aquel amanecer había dado paso a un resplandeciente y tórrido sol agosteño, El pueblo de Jimena desde primera hora de la mañana se había puesto sus mejores galas presto para recibir a un gran número de forasteros procedentes de las poblaciones campogibraltareñas, costasoleñas, rondeñas y de la colonia británica de Gibraltar. Por la tarde, se iba a asistir a la gran novillada con picadores anunciada que transcurriría a un kilómetro de distancia de su casco histórico en dirección a la barriada de Los Ángeles de su estación de tren.
La moderna plaza de toros portátil que se estrenaba, se había instalado en el interior del campo de fútbol, de nombre “El Cañaveral”, perteneciente al equipo local, Jimena `Club Deportivo´, colindante con la parcela que albergaba los silos de cereales.
El redondel tenía como único propietario al empresario y ganadero, Álvaro Domecq; además, presidente de la Diputación de Cádiz y alcalde de Jerez de la Frontera.
Jimena no había celebrado otro espectáculo taurino desde hacía cuatro años, simultáneo también con su festejo de agosto de 1957. Tuvo lugar en el mismo campo de fútbol y con parecida estructura portátil, no en la tradicional plaza de toros que antaño tuvo desde principios del siglo XIX, sito a la entrada del pueblo y que para entonces, 1961, se había convertido ya en un bello jardín, como ahora ese espacio acoge el colegio público, Nuestra Señora de los Ángeles.
En 1953 este Parque sustituyó a la plaza de toros hasta entonces existente. La foto está tomada pocos años después. Figuran: Pedro Reyes «Perikiki», Diego Rocha Sánchez, Antonio Garrido Fernández de Córdoba, Antonio Pajares Rivas, el jardinero, así como el sacerdote, Manuel Alegre, y Ernesto Cuenca Cobalea. Foto: Retratos de Jimena, Tomo II. Ediciones OBA.
La clave de la economía de Jimena dentro de la comarca campogibraltareña la significaba abrumadoramente el sector primario (agricultura, ganadería y montes) Por ello, no era de extrañar que esa primitiva plaza de toros, en parte de obra constructiva, a principios del siglo XIX fuera de las más antiguas de la zona, anterior a las de San Roque, 1853, Algeciras (la antigua “Perseverancia”), 1968 o La Línea de la Concepción hasta 1883.
«En la novillada de agosto de 1957, las reses pertenecieron a la misma ganadería de la trágica corrida que se lidiaría cuatro años después, `Goizueta Hermanos´ del vecino municipio campogibraltareño de Los Barrios».
Así, a lo largo del siglo XIX y primer tercio del XX, durante los días de las ferias de agosto, cada tarde había en el redondel histórico una capea protagonizada por maletillas ataviados con trajes de luces que toreaban a sus formas un novillo; si bien por las mañanas, en lo que ahora es la plaza de la Constitución, se soltaban además toros de cuerda donde igualmente los principiantes más osados se enfrentaban a esas reses, según costumbre que venía de bastante tiempo atrás.
Ello no era óbice para que también acaecieran a lo largo del año auténticas corridas taurinas en el mismo coso de la entrada al pueblo con los mejores espadas del momento, sobre todo concordantes con acontecimientos políticos de los que tan abundantes fueron en el convulsionado e inestable siglo XIX, pleno de cambios constitucionales acompasados de golpes militares con largos periodos dictatoriales o autoritarios.
Pues bien, en la ya citada novillada que se celebró el sábado día 17 de agosto de 1957, los vacunos pertenecieron a la misma ganadería que la trágica corrida que se lidiaría cuatro años después, `Goizueta Hermanos´ del vecino municipio campogibraltaleño de Los Barrios.
Torearon: la rejoneadora, Paquita Rocamora, que cortó una oreja; y los novilleros, Elio Cruz, con dos orejas y dos orejas y rabo, así como, Luis Sánchez Blanco, que arrancaría los aplausos del respetable.
A lo que vamos. Un cuatrienio más tarde, día diecisiete de agosto de 1961, esta vez cayendo en jueves, a las seis horas y cuarto de soleada tarde, con unos graderíos totalmente abarrotados calculándose por encima de los cuatro mil espectadores muchos de ellos con problemas para sentarse por falta de espacio, comenzó un mano a mano entre dos novilleros que prometían porque se encontraban en la cresta de la ola taurina: Carlos Corbacho, “el ídolo de la afición”, y Rafael Pacheco, “el as de espada”; tal y como figuraban calificados en el cartel.
Acompañaba el cartel, abriendo la primra tanda, el rejoneador madrileño, Mariano Cristóbal de Miguel.
Como Sobresaliente, figuraba Luis Escribano, de Tarifa, tío del que muy posteriormente sería torero, Manuel Escribano, de Gerena (Sevilla) Al igual, se informaba que la organización corría a cargo de la sociedad, `Serrano Bonfligio´, constituida ex profeso por empresarios y vecinos de la localidad para que con el desarrollo de los dos eventos taurinos se realzara la feria local de Agosto.
La cuadrilla del novillero, Rafael García “Pacheco”, estaba constituida: por los picadores, Juan Gil Romero y el “Niño Cándido”, así como por los banderilleros, Fernando Naranjo“Rondeño”, Andrés Naranjo y José Fernández “Pepete de Triana”. En lo que respecta a Carlos Corbacho, la formaban: como picadores, Antonio Díaz Acosta “Pucherete” y José Muñoz, de Los Barrios, y de subalternos: Andrés Ruano, linense, Antonio Duarte, de Algeciras, y José Jiménez. Amenizaba, la banda de música de la ciudad de Ronda.
«El propio cirujano había exigido previamente a la corrida que la enfermería estuviera fuera del recinto de la plaza, alejado del matadero para así evitar posibles infecciones. Esta determinante decisión salvó pocos minutos después varias vidas».
Los toreros puntualmente estuvieron listos y preparados con sus trajes de luces en el patio de cuadrillas para iniciar el paseíllo encabezando las cuadrillas. Una vez saludado desde el ruedo al presidente del festejo, Alfonso Jordán «El Pajarero», heredero del legendario torero linense del mismo nombre, los matadores se dispusieron tras la barrera a esperar la salida del primer astado.
Por los toriles irrumpió la res que le correspondió lidiar al rejoneador madrileño, Mariano Cristóbal de Miguel, que le hizo frente con sus lindos caballos. Embestidas las jacas sobre las que montó el jinete por el vacuno, cayeron al suelo en dos ocasiones sin mayores consecuencias pero poniendo en vilo al respetable. No obstante, el toro llegó a coger a la figura de este lance en uno de esos derribos, quedando todo en un gran susto a pesar del revolcón que le propinó.
El experimentado jinete estuvo bien en banderillas y en rejones, siendo ovacionado y siéndole concedido sendos trofeos.
Le continuó, el espada de San Roque, Rafael Pacheco, que sufrió una grave cogida tras su faena al finalizar la lidia del segundo novillo, primero de su lote que había salido al ruedo. El percance sufrido con cornada en el muslo derecho le obligó a ser retirado del coso en volandas. Ingresó en la enfermería para no volver más al albero.
Con anterioridad, Pacheco había realizado una superior faena con pases de todas las marcas, para consumarla con una estocada superior que le proporcionaría las dos orejas. Se las tuvieron que llevar a la dependencia sanitaria, anexa a la plaza, debido al mal estado que presentaba su muslo derecho debido a la cornada recibida justo en el momento de entrar a descabellar, lo que le imposibilitó saludar al respetable. La res fue rematada por su cuadrilla. El doctor Argüelles de Algeciras, le atendió.
El propio cirujano había exigido previamente a la celebración del evento, que la enfermería estuviera fuera del recinto de la plaza, alejado del matadero para así evitar posibles infecciones. Esta determinante y acertada decisión salvó pocos minutos después varias vidas.
Mal agüero de entrada, por tanto, entre los sobresaltos por las caídas de los caballos del rejoneador y ante la fatal cogida de Pacheco.
De esta manera desgraciada, quedó el linense, Carlos Corbacho, como solitario espada a torear los tres novillos siguientes. El diestro, venía recién llegado de Valencia y dispuesto a salir por la puerta grande.
Empezó triunfando en el primero de su tanda, tercero de la lidia, cortándole las dos orejas, el rabo y la pata. Estuvo colosal con el noble ejemplar que salió. Le instrumentó artísticos y mandones pases naturales y derechazos acabando la genial faena con muletazos sujeta con su mano izquierda en tanto el animal rozaba su vientre cada vez que le embestía para acabar con una certera estocada.
Su vuelta al ruedo sería apoteósica, con los espectadores de los tendidos puestos en pie dando saltos de júbilos. Vítores y aplausos cerrados que obligaban al novillero a irse deteniendo para devolver, o agradecer personalmente a sus dueños, los objetos personales que le eran lanzados al albero desde las gradas; bien se tratara de sombreros, aves de corral o hasta una bota de vino; en este último caso para que el torero apaciguara la sed ante el enorme sofoco reinante, correspondiendo el joven maestro con un largo trago.
Concluida la segunda vuelta al redondel, Corbacho ya repuesto, gracias también al milagroso botijo de agua de su cuadrilla, esperaba en silencio, observando tras la barrera y con el capote en mano, al cuarto novillo que en ese instante salió al ruedo, y que de no haber sido cogido Rafael Pacheco no le habría correspondido lidiar.
Encontrándose el bicho ya en la arena y dando su segunda vuelta sin pausa alguna, sucedió la hecatombe.
En breve instante se hundió la plaza en la que se desarrollaba el espectáculo. Quedó derrumbada íntegramente, convirtiéndose en una horrible trampa mortal de chatarra.
No quedó apenas nada de pie. Toda la estructura se había venido abajo, desde el palco de la presidencia donde me localizaba, justo detrás de mi padre y delante de la banda de música que amenizaba el festejo, hasta las gradas de enfrente, pasando por las contrabarreras e incluyendo los burladeros.
Su ruina sucedió en forma de abanico, como hubiesen caído las fichas de dominó que hicieran un redondel tirando una a la siguiente y así sucesivamente.
En consecuencia, el tendido situado a la derecha de la presidencia quedó volcado en dirección hacia el interior del anillo, para, a renglón seguido y a la misma velocidad, continuarle el graderío de la izquierda, que a la inversa se abatió hacia el exterior del albero. Así, hasta caer desestabilizado casi todo el coso.
Aquello se había desmoronado en unos segundos. Sólo había quedado de pié el camión que había servido de toriles y el mástil de la bandera nacional porque su poste de madera estaba anclado directamente al suelo, al margen de la estructura portátil del redondel.
Contaba entonces con diez años. En aquel tiempo, la asistencia a este tipo de espectáculo estaba permitida para todas las edades, de hecho había muchos menores presentes en el acontecimiento taurino acompañados de sus respectivas familias.
Con celeridad percibí, con ojos de niño y de manera nebulosa, que la zona de la grada, justo debajo mía, se hundía, sintiendo como un intenso terremoto a mis pies.
Caí de espaldas, junto a los componentes de la banda de música que tenía detrás. Ellos, a la par que se desplomaban, con impotencia se agarraban en el aire a los instrumentos que portaban y que no los abandonarían hasta darse el golpe en alguna franja firme. Mareado por el vértigo que sentí en ese transcurrir, o tal vez por algún porrazo, perdí el conocimiento.
Después, me desperté de la momentánea pérdida de noción. Mi cuerpo se hallaba para entonces atrapado entre hierros retorcidos y restos de maderas. Lo primero que pensé es que sólo había podido salvar la cabeza; era lo único que me sobresalía del montón de chatarra. El cuerpo lo tenía totalmente pillado, no lo sentía.
A escasos metros de donde me encontraba casi enterrado, mi querida tía Rosario, única hermana de mi madre, igualmente apresada entre ese montón de chapas y maderas, en la permanente religiosidad que le acompañó en vida, me gritaba: “¡Niño, reza a la Reina de los Ángeles que nos hemos salvado!”.
Yo, aún medio atolondrado y haciendo caso omiso a su piadosa plegaria, quizás por mero instinto de supervivencia, le repliqué, expresándole en síntesis cuáles eran con inmediatez mis más sinceros deseos: “¡Tita, lo que yo necesito es un guardia civil que me saque de aquí!”.
«Así, con sabiduría y frialdad, Corbacho, mantuvo en su atención fija al toro con el capote para que no se espantara y saliera corriendo de cara a embestir a cuantos pillara por medio. Mientras hacía esa faena de aliño para frenar al novillo, a la vez les vociferaba a sus subalternos: “¡rápido, la espada!, ¡la espada!…”.
No sé quién lo hizo, pero cuando me incorporé a la posición vertical, entonces reparé, pero aún en estado conmocionado, que me encontraba perfectamente, no así cuanto me rodeaba.
Había cundido el pánico a mí alrededor. Observaba que la gente se había vuelto loca. Con histeria gritaba. A continuación, despavorida, corriendo de un lugar a otro, errante y obnubilada sin saber a dónde ir. Buscaba desesperadamente a los suyos. El nerviosismo y la tensión a flor de piel se iban agrandando por doquier.
Todo el paisaje inmediato que observaba, tanto material como humano, era dantesco, convertido en amasijo de hierros y traviesas y quejidos. Unos, heridos o fracturados, continuaban aún atrapados, con llantos de dolor o vociferantes peticiones de socorro dirigidos a familiares. Los más que habían resultados ilesos, huían del novillo porque decían que se había escapado.
En esta dirección, el recto larguero de la portería del campo de fútbol, en cuyo interior se albergaba el redondel taurino, estaba totalmente combado; no podía soportar más peso sin romperse por los numerosos aficionados que de un extremo a otro cubrían su longitud. Aparecían allí colgados. Se sujetaban fuertemente a la extensa barra de madera con los brazos. Pretendían así eludir las cornadas del vacuno, que presuntamente creían fugado.
Seguían sin enterarse que Carlos Corbacho, con fastuosa destreza y valentía, lo había sentenciado con su espada. Lo hizo, apenas se dio cuenta del espantoso aciago que en un segundo le rodeó.
Así, con sabiduría y frialdad, Corbacho, mantuvo fija la atención del novillo ayudado con el capote para que no se espantara y saliera corriendo con destino a embestir a cuantos pillara por medio. Mientras hacía esa faena de aliño para frenar al vacuno, a la vez les vociferaba a sus subalternos: “¡rápido, la espada!, ¡la espada!…”.
En ese preciso instante, irrumpió el banderillero de su cuadrilla, Antonio Duarte, que presto con el acero atravesó al ejemplar por donde pudo en varias ocasiones. En primer lugar, por la barriga. Mermado de fuerza el joven ejemplar, el maestro novillero entró a matar. Lo remató con una larga tendida, quedando mortalmente sobre el ruedo pegado a las tablas.
Antes de retirarse, al diestro Corbacho le dio tregua para acudir, junto a su cuadrilla, a sacar a un espectador que pedía auxilio por tener aprisionada su pierna a la altura de la ingle. La barrera del coso derrumbada, le había apresado sus extremidades inferiores, ocasionándole diversas fracturas. A continuación, el novillero de La Línea marchó en coche en dirección a la Pensión de Milagros Cuenca, sitio en El Paseo del pueblo, donde se hospedó aquella noche.
Con esta explicación de la circunstancia que aconteció con la muerte del novillo, y que cuarenta y dos años después contrasté con el propio Carlos Corbacho, quedó descartada la especulación, hasta entonces extendida y transmitida entre la población como leyenda, de que fueron dos guardias civiles quiénes con sus disparos acabaron con la vida del astado.
Mi prima Mari Luz, no llegó a saber, cómo, en ese pánico colectivo que generó el inexistente vacuno huido, había llegado a subirse a la copa de un olivo en una parcela cercana y para cuyo acceso tuvo que atravesar la carretera que comunica las barriadas de La Estación de tren con la de San Pablo de Buceite (carretera comarcal, Algeciras-Ronda) y superar la alambrada que vallaba su lindero. Lo había realizado en un santiamén, sin darse un solo respiro. Ni tan siquiera para tener tiempo de quitarse los tacones y las medias que portaba, ¡con el calor que hacía en ese mes de agosto plenamente infernal…! Era preciso que los llevara previamente puestos para la ocasión festiva por ser una moderna niña pimpollo, predecesora de las chicas ye-yes, según me manifestó años después.
Cuando por fin nos reencontramos toda la familia y comprobamos que estábamos ilesos, aunque con algún que otro moratón o magulladura, la alegría fue inmensa; abrazándonos y besándonos. Seguidamente, nos subimos de inmediato en el coche de don Rafael Rodríguez, director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Jerez en Jimena, sin separarnos de mi padre, médico, para que cuanto antes se personara en su consulta y así pudiera atender mejor a los heridos.
En esas dramáticas peripecias que acontecían en el entorno del siniestro, era lentísimo el avance del vehículo al que nos subimos. No podía darse paso entre la nube de aficionados que subían al pueblo, y a la par y en sentido contrario los paisanos que bajaban despavoridos en masa para reencontrarse con los suyos.
En la ceguera de pavor, nadie se percataba del pausado progreso del coche en el que íbamos, un Austin, modelo A30 sedan de 1951, de color negro, al que, a pesar de los avisos con la bocina y los pañuelos blancos que sacábamos por las ventanillas. Ninguna persona lo veía. Así, iban golpeándose con los cuerpos en las chapas del vehículo, ansiosos de saber cuanto antes el estado de sus familiares. Al final, el auto pudo comenzar a prosperar más diligentemente aunque ya cuando entrábamos al pueblo por la empinada cuesta de calle Romo.
Los que se habían quedado en el pueblo por haberse agotado las entradas del aforo –sus precios oscilaban entre las 20 pesetas para niños y militares sin graduación en la zona de Sol, y las 150 pesetas en barrera numerada de Sombra- o porque no lo tenían entre sus planes, estuvieron acompañando al espectáculo desde la distancia: en azoteas, balcones o simplemente desde la intimidad de sus hogares, compartiendo los aplausos, vítores y los radiantes ¡¡olés!! que con gran entusiasmo procedían del coso taurino.
Contaron, días después de que trascurriera la tragedia, su versión. De pronto, les sonó como un fuerte crujido en seco, acompañado de un único grito colectivo desgarrador, para, inmediatamente, hacerse el silencio, dejándose de contemplar desde la altura de la ubicación del pueblo, la estructura montada del anillo taurino. No podía ser posible: ¿Dónde está?, se preguntaban: ¡Nada se veía! Había desaparecido del horizonte.
Así, de repente y al unísono, la angustia de conocer qué le habría sucedido a su parentela, echó al vecindario a la calle tal como les pilló. Más de tres mil personas salieron corriendo cuesta abajo en dirección al ansiado encuentro con sus seres queridos.
Un discapacitado del barrio de arriba, postrado en silla de ruedas desde hacía años, al enterarse de la trágica noticia, abandonó su asiento y horrorizado pretendió echarse a correr, justo el instante que tardó en darse cuenta del milagro que estaba protagonizando. A continuación, ipso facto, cayó desconsolado sobre el cemento de la calzada.
Otro aficionado que había asistido a la fiesta taurina, corrió en sentido contrario, cuesta arriba, desde el lugar del redondel siniestrado hasta alcanzar, un kilómetro después, la actual entrada al pueblo, donde drásticamente se detuvo. Precisamente era el lugar que albergó la ancestral plaza de toros. Se había percatado que sangraba fuertemente por su extremidad inferior. Le faltaba un pie.
Los demás vecinos de Jimena, una vez producido el encuentro con sus familiares y comunicado la buena nueva de que no les había pasado nada, estuvieron con sus botiquines particulares, vendas y sábanas, botijos con agua… bajando y subiendo del pueblo al sitio del siniestro para ayudar a las víctimas y poderles proporcionar lo que les hiciera falta y dispusieran.
Todos los médicos y practicantes del Campo de Gibraltar, así como las autoridades civiles y militares, fueron movilizados con destinos a los hospitales más cercanos a prestar ayudas y organizar las masivas donaciones de sangre que eran requeridas para los damnificados.
Una unidad sanitaria, encabezada por el director del Hospital de la Cruz Roja de Algeciras, el doctor don Manuel Patricio Herrera, asistida por dos ambulancias y personal auxiliar, instaló un quirófano en un domicilio particular de Jimena. Atendieron y operaron a un total de sesenta y ocho heridos, en su mayoría por fracturas y contusiones.
El tren expreso de Algeciras a Madrid, que pasaba sobre las nueve de la noche, esa noche paró especialmente en la Estación de Jimena para llevarse accidentados con destino al hospital de Ronda. Las emisoras campogibraltareñas estuvieron haciendo llamamientos para la solidaridad, sobre todo por necesidades de sangre, emitiendo, en el caso de Radio Juventud de la Línea de la Concepción, un informativo especial sobre el suceso con intervalos de noticias cada diez minutos.
En la sala de espera de la clínica de mi padre, que además se resentía de varias heridas y contusiones pero se negó a ser relevado por un médico que llegó de Algeciras para sustituirle, el blanco de las losas del suelo había dado paso a una inmensa laguna de sangre. Al igual ocurría con la consulta del otro médico oficial de la sanidad pública local, don Juan Marina Bocanegra. Las calles del pueblo en los primeros momentos de la tragedia estuvieron sembradas de heridos tendidos en el suelo.
Encomiable y abnegada fue igualmente la labor realizada por un tercer médico que entonces había en Jimena, el doctor don José Montero Asenjo. Hombre bueno y gran humanista que por haber sido leal a la II República y a sus propios ideales sería injustamente condenado a la pena de muerte. Luego, le fue conmutada por duros años de cárcel y quedó despojado por vida de su condición de profesional de la sanidad pública. Solo pudo ejercerla en el ámbito de la medicina privada, cuando no había un duro en los bolsillos de la mayoría de las familias, económicamente depauperadas.
En este sentido, el médico Montero poseía una pequeña clínica que tenía instalada en su domicilio, a mitad de la calle que atraviesa el pueblo de una punta a otra, junto al ayuntamiento y enfrente del cuartel de la Guardia Civil. De la misma manera altruista, abrió de inmediato sus dependencias para atender y curar a heridos y contusionados por la tragedia del espectáculo taurino, y así estuvo infatigablemente asistiendo a siniestrados a lo largo de toda la noche y madrugada.
«Jimena de la Frontera, fue tristemente en España la primera noticia de esa tarde-noche. Los partes -así se llamaban a los informativos radiofónicos- de las veinte y veintidós horas de Radio Nacional, informaron cumplidamente de la desdicha».
Del mismo modo, hasta las tantas estuvieron las ambulancias y los coches particulares trasladando heridos con destino a los distintos hospitales de Algeciras (Hospital municipal de la Caridad, Cruz Roja y Militar), San Roque, La Línea, Ronda, Tarifa, y hasta Cádiz en tanto los anteriores centros campogibraltereños se encontraran colapsados.
Hubo quiénes, como consecuencia de la intensidad y del miedo vivido se acostaron no sin sentir ciertas molestias. Al amanecer, al levantarse, ya con el cuerpo en frío, soportaban fuertes dolores; era como consecuencia de haber sufrido la tarde anterior diversas fracturas óseas.
En esta misma dirección, mi padre que estuvo interviniendo y curando hasta el amanecer, una vez que se acostó, tuvo que guardar cama al día siguiente al no poder levantar su cuerpo aquejado de fuertes dolores por los golpes recibidos en el derrumbe de la plaza.
En esa hecatombe, mi madre que estaba embarazada y en su caída había contraído enormes moratones en sus muslos, abortó. Perdí al que podría haber sido mi tercer hermano.
Jimena de la Frontera, fue tristemente en España la primera noticia de esa tarde-noche. Los partes -así se llamaban a los informativos radiofónicos- de las veinte y veintidós horas de Radio Nacional, informaron cumplidamente a nivel de todo el territorio patrio de la tremenda desdicha.
Los días siguientes al siniestro, la noticia del hundimiento de la plaza de toros de Jimena se hacía hueco en las portadas de la prensa de los grandes periódicos españoles, junto a la crisis de Berlín en uno de los momentos más críticos de la Guerra Fría tras la Segunda Guerra Mundial. Coincidió con el inicio de la construcción del Muro que aislaba la parte capitalina oriental germana de la occidental.
También se abrió paso la tragedia taurina jimenata de las solemnes declaraciones del “tecnócrata”, ministro de Comercio del Gobierno de Franco, Alberto Ullastres, anunciando en aquella misma fecha la nueva etapa que comenzaba España con la puesta en marcha de los planes de desarrollo económico y que tenía como horizonte futuro la pretensión de integración en la pujante Comunidad Económica Europea (CEE)
Asimismo, el semanario de mayor difusión nacional, “Blanco y Negro”, en su edición del sábado 26 de agosto de ese año, nueve días después de la tragedia, dedicó un amplio reportaje al siniestro de Jimena.
El diario “Área” del Campo de Gibraltar, sacó en portada la foto del único espectador que no se cayó de la plaza. Fue el sacerdote del pueblo, Manuel Alegre Rodríguez, el padre Alegre, como popularmente se le denominaba; un gran amante de montar y trotar a caballo y de ir subido por las cuestas de las calles del pueblo con un pequeño asno. En el segundo de reloj que transcurrió el derrumbe, se encontraba sentado en la tribuna de autoridades. Le sorprendió rodeando su brazo al poste que izaba la insignia nacional. Por mero instinto de conservación, al sentir que sus pies se hundían, le dio tiempo para abrazarse fuertemente al tronco de madera.
Con la negra sotana al aire, aparecía el cura en la imagen gráfica, sujetándose con ímpetu a lo más alto del mástil que desplegaba la insignia nacional; único elemento fijo que al estar anclado directamente en el suelo firme no era dependiente de la frágil estructura anillada que se desmoronó. Así se le observaba al clérigo en el retrato tomado desde la perspectiva del albero.
El eco informativo del hundimiento de la plaza de toros portátil asimismo atravesó las fronteras nacionales. A nivel internacional habría que resaltar a la prensa inglesa que reflejó con grandes titulares la dramática noticia. Habían muchos súbditos extranjeros en calidad de espectadores presenciando la corrida, principalmente ciudadanía británica procedente de Gibraltar.
Así, se encontraba en el hemiciclo taurino, como privilegiada espectadora por hallarse de vacaciones en el Peñón, mistress Catherine Amery, hija del primer ministro británico del partido conservador, tory, Mister Harold Macmillan, que resultó con magullamientos leves y heridas en la pierna derecha y en el rostro, siendo atendida en el Hospital municipal de la Caridad de Algeciras en presencia del vicecónsul de la Gran Bretaña en esta ciudad.
La señora Amery tuvo hasta su momento de humor cuando siendo atendida y para animar a todos pidió coñac, explicando que era muy bueno para las heridas. Tras la cura, se marchó a Marbella para reponerse en una clínica privada. Le acompañaba cuando ocurrió la catástrofe su marido, Mr. Amery, ministro del Aire en el gobierno de su progenitor, que resultó ileso.
En el mismo centro sanitario algecireño, junto a otras decenas de heridos, se auxilió a Eleuterio Alfageme González, de cuarenta y ocho años, hermano del alcalde de La Línea de la Concepción, herido igualmente en el siniestro.
La primera víctima mortal fue, como casi siempre suele sobrevenir en catástrofes de estas características, la más inocente: un niño de ocho años de nombre, Ángel Fernández Torres. De humilde familia carente de recursos económicos, el oficio del padre era remendón de calzados. El menor dijeron, se corrió como una pólvora, que observaba el espectáculo a través de los agujeros y de las pequeñas rendijas exteriores que dejaba la unión de los tablones que vallaban el círculo portátil exterior de la plaza. En su desplome, quedó aplastado.
Esa versión sobre la muerte de este menor es la que transcurrió hasta el día de hoy. Pero he aquí que una noche cenando en Málaga, en el sabroso restaurante, «El Botijo» que el jimenato, Gabriel Domínguez, tiene en Málaga capital, el propio «Gabi», que tenía más o menos la edad de su malogrado amigo, me aseguró que ambos acabaron colándose de gañote una vez iniciada la corrida y su acompañante falleció ya dentro, al no tener asiento y caérsele la grada encima.
Ángel Fernández, fue subido al pueblo, ya cadáver, en una furgoneta de Vallecillo, en tanto sus padres que bajaron a recogerlo lo hacían en el coche del director del banco.
Los otros dos fallecidos, en la misma tarde del siniestro, fueron gibraltareños. Misstres Concepción Philips, que fue trasladada ya difunta en ambulancia al Hospital de la Caridad de Algeciras. Asimismo, el súbdito inglés, identificado posteriormente como mister Ernest Philips, de cuarenta y dos años, que precisamente resultó ser el esposo de la víctima anterior, y cuyo cadáver fue llevado, de igual forma, pero al hospital municipal de La Línea de la Concepción. Dejaron dos hijos. Una joven de 16 años, Nancy, y un varón con 17, Ernest. Ambos cuerpos fueron posteriormente trasladados a Gibraltar donde residían para recibir sepultura.
Igualmente, dos días después y a consecuencia de las gravísimas heridas sufridas, pereció, Antonio Rodríguez Guerrero, vendedor ambulante de refrescos, vecino de La Línea de la Concepción, que dejó dos hijas, de dieciséis y diecisiete años de edad.
Y, por último, ya más tarde, también por mor de haber tenido lesiones muy graves, murió Cristóbal Mota Navarro, del que en su momento no hallé datos biográficos. No existía nada de información de la época reflejada con exactitud sobre esta persona. Incluso en la fuente escrita hallada, uno de sus apellidos era erróneo. Sin embargo, casualmente y en fecha muy reciente, a través de su nieto, Aurelio Mota Morales, vecino asimismo de la Línea de la Concepción, he logrado la información fidedigna sobre el difunto. Se trataba de su abuelo paterno.
Así he sabido que el fallecido dejó, aparte de su mujer, Juana Gallardo Aguado, dos hijos, Diego, de 34 años, y José de 30. De la misma manera, que era trabajador en Gibraltar, donde cruzaba a diario la frontera desde La Línea. Llevaba, como encargado, la Fábrica de envasado de Tabaco. Allí se preparaban los cuarterones de entonces. Dicha firma poseía además un estanco para la venta al público situada en la arteria principal del Peñón, calle Real, con la denominación de “Vázquez Brothers”. Diego, hermano del siniestrado, también trabajaba en el mismo lugar como Almacenista y perduró en idéntico oficio hasta el cierre por Franco de la frontera en 1969, por lo que el Gobierno, a consecuencia de perder su empleo, le indemnizó con 32.000 pesetas.
Fueron por tanto, y de forma definitiva, cinco, los fallecidos por esta tremenda tragedia.
«Un testigo participante en la guerra civil española que se inició el dieciocho de julio de 1936, manifestó que nada tenía que ver por su magnitud la tragedia que había contemplado en el hundimiento de la plaza de toros de Jimena con las múltiples batallas que tuvo que librar en el episodio bélico».
Entre los heridos, no hubo una contabilidad tan precisa. En total pudo haber más de ochocientos, según estimaron fuentes judiciales, que sólo pudieron concretar en el sumario abierto, 770; entre personas con fracturas, cortes y contusionadas. Otras pesquisas extraídas de la prensa, elevaban la cifra a más de mil, de imposible concreción ante la dispersión con que se efectuó la improvisada atención médica y hospitalaria. Sí, en cambio, los heridos, calificados como graves o muy graves, a dos días del episodio, se cifraron en 207.
Un testigo de la guerra civil española, manifestó que por su magnitud nada tenía que ver la envergadura de la tragedia que había contemplado en la plaza de toros de Jimena con las múltiples batallas que tuvo que librar en el episodio bélico.
En el dramático y desolador ambiente que reinaba la tarde noche del accidente taurino, mi madre me sacó de la casa donde vivíamos, lugar a cuya entrada se hallaba la consulta de mi padre, para que no siguiera presenciando más escenas de horror, ante el estado lamentable que presentaban las decenas de heridos que continuaban llegando sin parar. Me dejó en el domicilio del vecino, Miguel Ruíz, en la misma calle San Sebastián, unas casas más arriba; inmueble donde se había quedado mi hermano más pequeño, Francisco Javier, que contaba tan solo con dos años, mientras los demás estábamos en el espectáculo taurino, incluido mi otro hermano, Miguel Ángel, de siete años.
Allí fue donde tomé conciencia de la desdicha que había ocurrido. Por primera vez rompí a llorar desconsoladamente; había sido mucha la tensión acumulada y necesitaba liberar la emoción contenida ante el desastre que nos embargaba.
Un hecho comentado posteriormente fue el de Francisco Bañón Arévala, oriundo de Villamartín, constructor y encargado de la conservación de carreteras que vivía en la barriada de La Estación de Jimena. Se anticipó a prever el suceso.
Prohibió que cualquier familiar suyo asistiera a la corrida. Según se comentó tras el siniestro, días antes de celebrarse el evento taurino, había revelado a personas de su entorno que no se fiaba de la forma en que se había realizado el montaje de la estructura con personal que no era especialista, empezando por lo mal calzado con que había sido fijado al suelo, por lo que no iba a poder resistir la fuerza de la presión que los espectadores desplazarían a lo largo de la corrida, sentándose y levantándose o dando saltos.
Observó meticulosamente cuando pasaba por allí cómo fueron acoplando, pieza por pieza, de una forma chapucera los distintos componentes materiales de la plaza hasta completar el redondel, según comentó. En conclusión; que no se fiaba de la seguridad que ofrecía esa instalación portátil. Sin embargo, no tuvo audiencia su comentario que hubo quien lo achacó a ser prevenido ante una novedad no experimentada.
Su hijo, José Bañón García, que contaba con 19 años, advertido severamente por su padre, aquel día a la hora del espectáculo pasó de largo procedente de la Estación conduciendo su bicicleta con destino al pueblo.
Le pilló el hundimiento en el callejón del Gato, perpendicular a mitad de calle Sevilla, cuando empezó a oír voces de gentes que corrían y traían las camisas y la ropa rotas. Iban gritando: «La plaza se ha hundido, la plaza se ha hundido…».
Entonces bajó al barranco que estaba a pie de donde se hallaba y el panorama que pudo observar no podía ser más espantoso, con aquellas miles de personas desparramadas por aquellos campos y canchas corriendo despavoridas de un sitio a otro.
La Guardia Civil de Jimena poseía un perro adiestrado destinado en el mismo Cuartel de calle Sevilla. Inmediatamente de suceder el siniestro, el Jefe de Línea, teniente Luis Cañas Redondo, ordenó que se bajara del pueblo al lugar del siniestro para localizar a las últimas personas que heridas o muertas aún se pudieran hallar bajo los hierros y tablones, así como para la vigilancia de los objetos personales que se pudieran encontrar esparcidos sin dueños por el entorno y evitar la desaparición de pruebas hasta que el juez de San Roque, don Salvador Domínguez Ortiz, que empezó a instruir las diligencias, levantara la orden dada de que no se tocara nada, pero la acción del Dóberman, llamado «Viso», fue inútil por la cantidad de falsas alarmas que suscitaba.
Fue debido a que el fatídico hundimiento de la plaza había sucedido justo cuando el cuarto toro se hallaba recién salido del toril y al final de su faena estaba previsto que se diera paso al descanso.
Las gentes fueron a ver la corrida con sus rebanadas de pan con jamón, queso o chorizos preparados desde casa o desde los bares para cuando llegara ese momento de relax, por lo que cuando aconteció la catástrofe esos alimentos, sin haber dado tiempo a su consumo, quedaron esparcidos por todas partes por lo que la atención del olfato del can estuvo más centrado en degustar los embutidos que se topaba que en localizar a las víctimas, acabando saciado y jugando con los bocadillos lanzándolos al aire.
La corrida prevista para el día siguiente, a idéntica hora y en análogo sitio, donde iba a repetir el mismo rejoneador madrileño, Mariano Cristóbal de Miguel, y que sería asistida por cuatro novillos más, también de la ganadería de los `hermanos Goizueta´ de Los Barrios, para que en esta ocasión los torearan, Francisco García “El Carbonerito”, de la Estación de San Roque, y José Mateos “Molinilla”, de Algeciras, ya no pudo celebrarse por falta de plaza de toros. Igualmente hubiera ocurrido su suspensión en señal de luto o por ausencia de espectadores con ganas de asistir sí se hubiera planteado otro lugar alternativo.
Deseos que, por el contrario, no le faltaron a otros seguidores campogibraltareños de Carlos Corbacho. Eran fechas donde la afición a la tauromaquia levantaba parecidas pasiones entre las masas como hoy suele generar el fútbol. Así que dos días después de la tragedia jimenata a la que asistieron, se encontraban nuevamente presentes en la corrida a torear por el diestro linense y que se celebraría en la plaza del también gaditano municipio del Puerto de Santa María.
Portaban aún sus vendas y otros iban con sus brazos en cabestrillo por los percances sufridos en la plaza siniestrada de Jimena. Por su fidelidad obtuvieron el agradecimiento del espada que les brindó su primer toro, contando con el unánime asentimiento de la plaza en pie que rugió en aplausos solidarizándose nuevamente con los presentes damnificados, todo ello después de haber guardado un minuto de silencio por las víctimas antes de comenzarse la corrida.
Como causa para el derrumbe del coso taurino, casi cada vecino se inventó una teoría. Aparte de la presunción sobre la chapuza de su montaje, ya apuntada, otras especulaciones achacaban a que habían entrado más personas de las que cabían, o que el pataleo del público eufórico por la exitosa faena a su novillo realizada por Carlos Corbacho hizo resentirse el anillado del coso.
Algunos otros discurrieron con otros motivos. Como que el terreno cedió en uno de los puntos cruciales de apoyo en el suelo de la estructura de la plaza. Hubo incluso quién más lo detalló, atribuyendo ese corrimiento al tropiezo del novillo que toreó Corbacho, y que a gran velocidad fue tirado por las mulillas con destino al desolladero, no sin antes golpearse fuertemente con el poste de hierro de la puerta de entrada al chiquero que la desestabilizó, afectando a toda la estructura, por lo que pasados unos minutos se desplomó la totalidad de la instalación.
Pues bien, la instrucción de las diligencias judiciales que llevó a cabo el juzgado de San Roque, correspondiéndole su inicio al juez de Primera Instancia e Instrucción, Salvador Domínguez Martín, y que desde el primer momento se dio enorme celeridad desplazándose a la zona siniestrada donde fue acompañado de personal técnico cualificado para su asesoramiento y peritación; en el informe emitido, no figura nada de lo anteriormente comentado y si, por el contrario hizo constar, formando parte del sumario, que el coso era de gran originalidad y moderno, encontrándose sus accesos, palcos, barreras, burladeros, toriles… bien dispuestos.
Casi seis años posterior al drama, cuatro de abril de 1967, se inició el juicio sobre las presuntas responsabilidades penales y civiles en la Audiencia Provincial de Cádiz. Fueron interrogados sesenta y un testigos y ocho peritos exigidos por las partes. Al final, en resolución judicial se requirió para cada una de las familiares de los fallecidos la indemnización de 250.000 pesetas; excepto para el menor difunto que la cifra bajaría a 150.000. Para los heridos, a razón de su gravedad el reparto de hasta un total de casi tres millones y medio de pesetas.
Y como único condenado por imprudencia simple, en sentencia notificada a las partes once días después del inicio de la vista pública, figuraría condenado el arquitecto, M.L.S., responsable del montaje y de la supervisión de la plaza de toros. Tuvo que abonar, tras el fallo definitivo emitido ese 22 de abril, las indemnizaciones citadas a los afectados. A la vez, fue obligado a satisfacer las costas del juicio.
Los demás encausados, entre los cuales figuraban los promotores locales de ese evento: profesionales liberales, comerciantes, artesanos y propietarios agrícolas; defendidos por el prestigioso abogado de Cádiz con domicilio en calle Torres número 9, Miguel Fernández Melero; cuyo único ánimo que les movió para organizar este festejo taurino fue vender la marca del pueblo y engrandecer su feria de agosto- fueron absueltos, no sin antes pegarse años de incertidumbre y desasosiego pensando que tenían enfrente a todo un poderoso Álvaro Domecq.
Como consecuencia del formidable trabajo de emergencia sanitaria llevada a cabo in situ el doctor don Fernando Ramos Argüelles, apoyándose en la enfermería de la plaza de toros que sobrevivió a la hecatombe, recibió varios homenajes, así como le fue concedida por el ministro de Gobernación del Gobierno de España, la Cruz de Beneficencia.
Momentos antes del derrumbe de la plaza, el doctor Argüelles había estado interviniendo al novillero Pacheco de la cogida sufrida, y, afortunadamente, por su exigencia de que la enfermería estuviera instalada externamente a la estructura del coso taurino de cara a alejarse del matadero en evitación de posibles infecciones; ambos, médico y novillero mal herido, así como otros acompañantes, evitaron verse aplastados por el hundimiento de la plaza y así haber aumentado fatalmente el número de víctimas mortales.
Entre estos actos de gratitud por su labor humanitaria, destacó el celebrado en el Club Náutico de Algeciras, el 22 de septiembre de 1962, donde personas de toda índole social y del mundillo del «arte de Puchades» se dieron cita.
Igualmente, consciente y conocedor el doctor Argüelles de la labor que en igual sentido realizó mi padre con los numerosos heridos que atendió, tuvo la deferencia pasado unos meses de llamarlo por teléfono para avisarle previamente de la condecoración de que iba a ser objeto en Madrid. Por expreso deseo personal le manifestó que lo recogería en Jimena, en el viaje que con su coche particular iba a emprender desde Algeciras con destino a Madrid para recibir tal honor, de cara a que a la mañana siguiente, viernes siete de junio de 1963, compartiera en el Ministerio de Gobernación el acto oficial de la condecoración.
Casi cuarenta y seis años tuvieron que transcurrir para que en Jimena volviera a suceder una corrida de toros y montarse otra plaza portátil, esta vez denominada “Sacramento”, con capacidad para tres mil espectadores. Se instaló junto a la misma carretera, esta vez al lado de la antigua “fàbrica de los tomates”, a escasa distancia en metros, por tanto, de la de 1961.
Fue el domingo 13 de mayo del 2007. A las 6 de la tarde comenzó la corrida; coincidente para la ocasión con la otra feria del pueblo, la agrícola tradicional. Igualmente se repitió la presencia de un rejoneador. Fue el portugués, Joao Moura Caetano, que lidió dos ejemplares de la sevillana ganadería de Martín Lorca, que cubriría todas las reses del evento, obteniendo como trofeos sus cuatro orejas.
Participaron dos toreros: Manuel Díaz “El Cordobés” que cortó cuatro orejas y dos rabos; y el almeriense, José Olivenza, con palmas en su primero y dos orejas al segundo. La plaza esta vez no se llenó, cubriría sus tres cuartas partes.
Y como asesor del presidente de la corrida -¡quién se lo iba a pronosticaren en 1961, año del dramático episodio!- estuvo aquel novillero a quien la fatídica fecha del día 17 de agosto de 1961 no se le había borrado de su mente: Calos Corbacho.
Concluida la investigación y el reportaje, en Málaga, a 15 de mayo del 2016.
Fdo: Juan Ignacio Trillo Huertas.
*ESTE REPORTAJE HA SIDO PUBLICADO EN EL PERIÓDICO DIGITAL POR EXCELENCIA DE ANDALUCÍA: «CONFIDENCIAL ANDALUZ.COM»: http://confidencialandaluz.com/cronica-historica-desgracia-taurina-en-jimena/
Bibliografía:
Agosto 2003-diciembre 2015. Entrevistas realizadas a testigos y familiares del siniestro: 54.
20.08.1957. Diario ABC. Página 34: “Corridas. Jimena de la Frontera (Cádiz)”
18.08.1961. Diario ABC. Página 15: “Trágico hundimiento de una plaza de toros portátil, en Jimena de la Frontera”. Página 30: “Taurinas. En Jimena de la Frontera”. Página 36: “Se hunde la plaza portátil instalada en Jimena de la Frontera”.
19.08.1961. Diario ABC. Página 29: “Las causas de la catástrofe de Jimena de la Frontera, sin determinar”.
19.08.1961. Diario `La Vanguardia Española´. Página 9: “Del hundimiento de la plaza de toros de Jimena de la Frontera”.
20.08.1961. Diario ABC. Página 41: “Tristeza en la alegre Jimena de la Frontera”.
26.08.1961. Revista semanal Blanco y Negro: “Hundimiento de la plaza de toros portátil en Jimena de la Frontera (Cádiz) La tragedia saltó al ruedo”.
08.1961. Revista taurina: Los toros dan y quitan: “Cuatro muertos en la plaza de toros de Jimena”.
05.09.1962. Diario ABC. Página 25: «Próximo homenaje al cirujano de la plaza algecireña».
07.06.1963. Diario ABC. Página 47: «Condecoración a un médico algecireño».
05.04.1967. Diario ABC, Página 49: “Tribunales. Vista del proceso por el hundimiento de la plaza de toros de Jimena de la Frontera”.
06.04.1967. Diario ABC, Página 57. “Prosigue la vista del juicio por el hundimiento de la Plaza de Toros de Jimena”
16.04.1967. Diario ABC, Página 94: “Condena del arquitecto como autor de una falta de imprudencia simple”.
23.04.1967. Diario ABC. Página 101: «Fallo de la causa por el hundimiento de la plaza de Jimena de la Frontera»
20.04.2007. Tío Jimeno: “Hundimiento de la plaza de toros en agosto. Cómo lo comentaron las crónicas de la época”.
20.04.2007. Tío Jimeno: “Mi odisea en el derrumbamiento de la Espléndida”. Ricardo Gómez Llaves. Escrito el 19.08.1961.
28.08.2008. Carta a los medios de Paco Espinosa, recordando con pormenores el trágico suceso.
02.07.2010. “La tragedia taurina en Jimena hace 49 años”. Luis Alonso Hernández, veterinario y escritor.
14.08.2011. Diario de Cádiz: “Tragedia en La Espléndida”. Mari Carmen Estévez.
17 .08.2011. Noticias de San Pablo de Buceite: “Hoy hace 50 años de la tragedia de la plaza de toros La Espléndida de Jimena”.
17.08.2011. Tío Jimeno y el Libreto de feria: “Aquel fatídico Jueves 17 de Agosto”, por Juan León Espinosa.
1838: “L’Espagne sous Ferdinad VII, el marqués de Custine. 1790-1857”.
02.03.2017. Biografía del Doctor Manuel Patricio Herrera. Autor: Victor Manuel Patricio Amo.
ANEXO Iº: OTRAS ENTRADAS DE ESTE BLOG RELACIONADAS CON EL MUNICIPIO DE JIMENA DE LA FRONTERA.
A) LA COTIDIANIDAD Y LOS HITOS MÁS SIGNIFICATIVOS TRANSCURRIDOS EN JIMENA A LO LARGO DEL SIGLO XX.
A MANOLO BAUTISTA “MANOLETE” (1ª PARTE) 24.05.2019: Retazos biográficos que realizo en memoria de su reciente fallecimiento donde quedan reflejados muchas claves conceptuales del argot local asociadas al profundo entorno sociológico y familiar que le tocó vivir. Personaje cercano y singular entroncado en el paisaje urbano de la localidad: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/05/23/37540/
A MANOLO BAUTISTA “MANOLETE” (2ª PARTE) 03.06.2019: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/06/20/37692/
A MANOLO BAUTISTA “MANOLETE” (3ª PARTE): 26.06.2019: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/06/26/37752/
MI CHARLA CON DIEGO ROCHA (Y IIª PARTE) (30.11.2018) Continuando esa entrevista, seguidamente me centro en la historia del padre de Diego que por haber sido corresponsal del periódico «Ahora» durante la IIª República estuvo a punto de costarle la vida: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/11/30/36206/
MI CHARLA CON DIEGO ROCHA (1ª parte) (13.11.2018) En el verano del 2018 en una de mis estancias en Jimena me senté con el vecino Diego Rocha Sánchez a conversar y dio mucho de si. De ahí que me viera obligado para reflejar su contenido a dedicarle dos entradas; esta primera sobre su biografía como futbolista, emigrante, policía local…: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/11/13/36089/
SOBRE LA GRIPE DE 1918 EN JIMENA (10.05.2018) El año 1918 ha quedado grabado en los anales de la historia como el fin de la Primera Guerra Mundial. No tanto como el año fatídico en que tuvo lugar la mayor pandemia mortal de la historia moderna y contemporánea y donde Jimena ni Tesorillo se salvaron de su tremenda afección mortal: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/05/10/34917/
LA GUERRA DE SIDI IFNI Y JIMENA (02.05.2018) Entre 1.957 y 1.958, el régimen de Franco, ocultándolo y sin declaración de guerra alguna, estuvo en conflicto con el Reino de Marruecos por la continuidad española de sus posesiones coloniales en el África Occidental. Jimena también contribuyó con algunos de sus hijos a ese conflicto: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/05/02/34839/
PERSONAJES ENTRAÑABLES DE AQUELLA JIMENA: PAQUIRO (08.04.2018) La vida de un esforzado transportista muy particular en su personalidad que se ganaba la vida llevando como carga sobre sus manos y espaldas cuanto hiciera falta y lo mismo sustituía un taxis que un burro: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/04/08/34738/
JIMENA CERRADA (2): LOS INCENDIOS FORESTALES (19.03.2018) Corresponde esta entrada a las reacciones que se producían en pueblo porque había surgido un gran incendio en la sierra. También en esta ocasión se clausuraban temporalmente los negocios y se encerraba la población en sus casas. Si era de noche, se apagaban las luces para dar la sensación de que no había nadie en sus interiores: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/03/18/34571/
JIMENA CERRADA (1): EL FISCO (12.03.2018) La llegada a la localidad procedente de Cádiz del fisco -la administración fiscal, lo que ahora es la Agencia Tributaria- originaba el cierre de las puertas de las casas, temerosa su población bajo una economía sumergida de supervivencia, ser objeto de su inspección: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/03/12/34551/
CHOQUE DE TRENES EN JIMENA (27.02.2018) A través de un accidente de tren sucedido en el año 1941 a la salida de la estación de San Pablo en dirección al municipio de Gaucín, se va poniendo al descubierto en aquel periodo de posguerra, la fuerte presencia militar y de presos republicanos que había en el municipio, así como las relaciones de pareja que empezaban a tener con las nativas de la localidad: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/02/26/34286/
EL BAILE EN “LOS TRES SALTOS” DE JIMENA (15.06.2017) En la última década de los años cincuenta e inicios de la década de los sesenta del pasado siglo hubo un salón de baile que marcó a una generación. Cómo se divertían, la música de entonces, lo que se bebían: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/06/15/31855/
LA JINCALETA EN LA FINAL DE MADRID (09.06.2017) Sucedió a finales del año 1956. Jimena como única representante de Andalucía compitió con su baile de origen local, la Jincaleta, en la final de los Coros y Danzas de la Sección Femenina que se celebró en Madrid. Las peripecias que acontecieron: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/06/09/31809/
LA CASA DEL JUZGADO DE JIMENA (01.05.2017) Destacaba una gran mansión que existe frente a la casa donde nací. Me adentro aquí para recorrer lo que no se supo de las biografías familiares que la habitaron y el origen histórico de este noble inmueble: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/05/01/31675/
LA CALLE Y CASA DE JIMENA DONDE NACÍ (26.03.2016) La calle San Sebastián de aquel tiempo. Cómo eran las tiendas donde comprábamos y cómo nos la arreglábamos cuando las cocinas aran de leña, no existía la calefacción, el agua no corría por las casas, no había ni lavadoras ni tampoco frigoríficos: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/03/25/31449/
“LAS PLAYAS” DEL MUNICIPIO DE JIMENA (16.03.2017) Cómo eran de primitivas las playas adonde los primeros jimenatos nos desplazábamos para bañarnos. Las odiseas de esos primeros viajes. Cuál era el paisaje físico y humano que ofrecía aquel litoral: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/03/13/31303/
COCHES Y CARRETERAS DE AQUELLA JIMENA (06.03.2017) Un recorrido de época sobre los primeros coches que llegaron al mercado, cómo se conducían, qué reacción provocaba entre la población y como eran las infernales carreteras por donde transitaban: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/03/06/31255/
LA MUERTE DE LOS PAPAS DE ROMA DESDE JIMENA (25.02.2017) Al igual que pudo suceder en cualquier otro punto del medio rural en aquella España tan profunda y de tan obligada religiosidad oficial, relato aquí desde el prisma de la infancia cómo se vivió en el pueblo que me vio nacer la muerte en tan solo cinco años de dos Pontífices del Vaticano, Pío XII y Juan XXIII: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/02/25/31152/
EL CUENTO DE LA CIGÜEÑA Y LA REPRODUCCIÓN (17.02.2017) La historia de una infancia donde la escuela para la enseñanza de la hechos mas elementales, considerados por la moralina estrecha imperante como delicados y no aptos para menores, se aprendían en la calle a través del contacto directo de los amigos, tales como de donde venían los recién nacidos y como las parejas engendraban a sus descendientes: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/02/17/31102/
UN JIMENATO EN LA FERIA DE TESORILLO (15.02.2017): Un recorrido por las relaciones entre personas de distinto sexo acontecido a lo largo de una gran parte del siglo XX, tomando como hilo argumental de la narrativa la historia real sobre los avatares que le acontecen a un jimenato que fue a ligar a la feria del Corpus de la entonces pedanía y hoy entidad local autónoma, San Martín del Tesorillo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/02/15/30992/
LOS ÁNGELES Y JIMENA CON LA FAMILIA LASTRES (05.02.2017): Pasado más de medio siglo, un recorrido por la Jimena y su Estación de tren de los Ángeles acompañado de una familia de octogenarios que así la vivieron en su tiempo de juventud y que tras marcharse del municipio han viajado de nuevo para volverla a recordar: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/02/05/30708/
BARBERÍAS Y PELUQUERÍAS DE JIMENA (27.01.2017): La sociología que envolvía a la clientela, tertulias y prensa que se leía en aquellas barberías de la década de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado, así como lo que significó la irrupción en el pueblo de las peluquerías para señoras: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/01/25/30573/
LA GRAN NEVADA DE 1954 EN JIMENA (20.01.2017): (El 3 de febrero de 1954) Jimena de la Frontera amaneció como nunca, con una inmensa nevada que casi todo lo cubría. Y en este caso desconocido y que no se ha vuelto a reproducir, narro cual fue la reacción de sus habitantes hasta que primero se heló y luego se derritió: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/01/19/30456/
LA DIVISIÓN AZUL EN JIMENA (09.01.2017): El relato de esta aventura del franquismo en apoyo a Adolfo Hitler, adonde llegaron dos jimenatos que atravesaron sinsabores múltiples por las penurias que padecieron: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/01/08/30335/
LOS ORÍGENES DEL FÚTBOL EN JIMENA (21.12.2016): La historia de la creación del club deportivo Jimena de fútbol asi como sus antecedentes, reconstruido a través de unos recortes familiares que casualmente hallé: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/19/30130/
LA TELEVISIÓN LLEGÓ A JIMENA A TRAVÉS DE SAN PABLO (21.10.2016): Las peripecias que ocurrieron cuando aparecieron los primeros televisores y cómo contribuyó a cambiar ciertas pautas del comportamiento de las gentes del pueblo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/10/19/29752/
LA NOVENA QUE VIVÍ (01.09.2016): Cómo fueron a lo largo de mi infancia los nueve días dedicados a la patrona de la localidad, la Reina de los Ángeles, en la barriada que lleva su nombre y estación de tren, culminada el fin de semana de la primera semana de septiembre: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/09/01/29468/
TRAGEDIA TAURINA EN ALCALÁ LA REAL (26.08.2016): En el jienense pueblo de Alcalá La Real, cuatro años antes de que se hundiera la plaza de toros de Jimena de la Frontera, también había ocurrido un episodio de similares características: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/08/26/29375/
DESGRACIA TAURINA EN JIMENA (17.08.2016): El hundimiento de la plaza de toros de Jimena acontecido el 17 de agosto de 1961, donde hubo cinco muertos y cientos de heridos, entre ellas la hija del Primer Ministro de Reino Unido: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/08/17/29346/
EL PREGÓN A JIMENA QUE NO FUE (01.06.2016): En el año 2003 el ayuntamiento me nombró pregonero de aquella feria de Agosto. Cuando subí al escenario, me olvidé del guión que llevaba escrito para entregarme a las historias de mi infancia y adolescencia que me inspiraban los vecinos presentes. Ahora, localizado el texto que llevada redactado porque se me extravió, lo hago público : https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/05/29/28784/
EL CINE DE VERANO EN JIMENA (13.05.2016): Recorrido por lo que fue esta sala cinematográfica en la temporada veraniega y calurosa: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/05/13/28738/
EL CINE CAPITOL (25.04.2016): Radiografía sobre la sala cinematográfica y espectadores de invierno en Jimena: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/04/25/28693/
BARES DEL MUNICIPIO DE JIMENA (04.04.2016): Descripción sobre bares y clientes que lo visitaban para beber, tapear y charlar: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/04/04/28375/
LA GASTRONOMÍA JIMENATA QUE FUE (03.03.2016): Un recorrido por los platos tradicionales, con el recetario de sus ingredientes y su evolución hasta hoy: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/03/03/28125/
ENTRAÑABLE AURELIO (19.02.2016) De la mano del taxista de Jimena recorriendo aquellas carreteras, paisajes y paisanajes de mi infancia en los coches de la época: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/02/19/27623/
LA MIRADA A LA GUERRA DESDE LA NIÑEZ (01.12.201): Cómo viví desde chico la Guerra Fría que se desarrollaba, como el accidente de bombas atómica caídas en Palomares, el bloqueo a Cuba por el despliegue de los misiles soviéticos o la carrera espacial: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/12/01/26981/
TOROS EN LA JIMENA DE 1957 (16.09.2015): Crónica de una historia local que recupero limpiando bolsas de recortes de prensa y apuntes manuscritos del pasado: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/09/15/26318/
CÓMO ÉRAMOS: ADOLESCENCIA, SCOUT Y MÚSICA (01.11.2012) Contiene las relaciones y vivencias de aquellos jóvenes y la música que oíamos de Radio Gibraltar así como los discos de vinilo que nos llegaban desde El Peñón: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/11/01/12928/
HACIA EL IIº REENCUENTRO DE LOS CLUBES DE JIMENA (18.04.2015): Tal como somos, medio siglo después de aquella adolescencia: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/04/17/25415/
CUANDO DE NIÑO ME FUI DE CINE (02.10.2012): Un apunte biográfico de mi infancia con la actriz sueca, Anita Ekberg, el español Fernando Fernán Gómez y el italiano, Vittorio de Sica: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/10/02/11624/
CÓMO LLEGÓ LA IIª REPÚBLICA Y SU PRIMER ALCALDE A MI PUEBLO (13.04.2014) La sencilla historia sobre cómo se enteraron radiofónicamente de la llegada de este acontecimiento histórico: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2014/04/13/22541/
LA HISTORIA DEL DOCTOR MONTERO (13.09.2014): Una sacrificada y sufrida biografía la del médico de mi pueblo comprometido con la causa de la democracia y la IIª República: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2014/09/13/23993/
CRISIS Y EMIGRACIÓN EN EL MEDIO RURAL (24.02. 2015): Cómo fue y las secuelas dejadas por la emigración de la décda de los sesenta del pasado siglo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/02/24/25187/
MI PESADILLA CON WERT (18.03.2012): El relato a través del sueño sobre el modelo de enseñanza bajo el franquismo y que al parecer tenemos que volver con la LOMCE: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/03/18/6032/
GIBRALTAR, ESA GRAN COARTADA DE RAJOY (12.08.2013): No solo le sirvió el estribillo, “Gibraltar español”, a Franco para desviar las tensiones contra su Régimen, sino que también lo ha empleado Rajoy para tapar su corrupción: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2013/08/12/18762/
B) LA MEDICINA Y LA SANIDAD DE JIMENA A LO LARGO DEL SIGLO XX.
EL POLIFACÉTICO, ANTONIO MATA GÓMEZ, FARMACEÚTICO (04.02.2019) Permaneció en la localidad de boticario desde 1952 hasta 1960. Flamencólogo, futbolista y árbitro, dinamizó la vida local: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/02/04/36972/
EL EXILIO DEL DOCTOR ORTEGA Y EL RETORNO DE DOÑA PURA (3ª PARTE) (08.02.2018) En esta tercera y última parte de la biografía, se relata la traza del facultativo en el exilio hasta que acontece su fallecimiento en Caracas; acompañado siempre de la historia que paralelamente fue acaeciendo a su entorno familiar: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/02/08/34163/
EL DOCTOR ORTEGA DURÁN Y LA GUERRA CIVIL (2ª PARTE) (29.01.2018) Los hechos más significativos que le sobrevinieron a este médico de Jimena durante la contienda bélica, desde que tuvo lugar su inicio, 18 de julio, hasta el final, 1 de abril de 1939 con su salida por la frontera de Port Bou al exilio, primero a Francia: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/01/29/34056
LA BIOGRAFÍA DEL MÉDICO DE JIMENA, GUILLERMO ORTEGA DURÁN (22.01.2018): Los antecedentes familiares y los acontecimientos vividos por el médico, Guillermo Ortega Durán -originario del malagueño pueblo de Montejaque que ejerció de facultativo en el gaditano municipio de Jimena de la Frontera- que sucedieron desde su nacimiento hasta que estalla el alzamiento militar el 18 de julio de 1936: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/01/20/33940/
EL PRACTICANTE REPUBLICANO DE JIMENA, JUAN ARJONA GIL (23.08.2017): La aventurada vida de un autodidacta que empezando por barbero fue el practicante y dentista en Jimena hasta verse por su condición de cenetista y masón teniendo que huir de España para conocer otras miserias en el Túnez del norte de África como fue el campo de concentración donde fue recluido y colateralmente otra guerra, esta vez mundial, hasta marchar a Venezuela donde hallaría al fin la paz y el reencuentro feliz con su familia jimenata pero lejos de su tierra y de los suyos: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/23/32607/
ARAGONCILLO, FARMACÉUTICO EN JIMENA (15.08.2017): Higinio Aragoncillo Sevilla, estuvo durante un corto periodo de tiempo ejerciendo el oficio de boticario en Jimena (desde finales de 1950-1952) Su biografía, la de sus antecesores familiares, también farmacéuticos, y los vínculos parentales de este apellido con el municipio gaditano: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/14/32536/
EL FARMACÉUTICO DE JIMENA, JOSÉ SÁNCHEZ DE MEDINA (07.08.2017) La vida del boticario, dentro de una saga familiar de la misma profesión, que procedente del gaditano municipio de Ubrique ejerció en la localidad de Jimena durante un dilatado periodo de tiempo (1917-1969) desde su primera plaza hasta su jubilación: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/07/32465/
El DOCTOR MONTERO, LA VIDA ROTA DE UN HOMBRE BUENO (01.08.2017) Los avatares ampliados y exhaustivo por las que atravesó el médico Montero, que tras una dichosa biografía inicial sin embargo con el alzamiento militar de 1936 vio destrozada su profesión así como la propia vida y la de toda su numerosa familia. https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/01/32388/
EL MÉDICO LASTRES DE LA ESTACIÓN (23.07.2017) Una historia que va más allá de una mera biografía médica. Ilustre galleguista, descendiente de una saga de prestigiosos facultativos, aterrizó en Jimena con el silencio sobre su pasado republicano y con la modestia y la discreción que caracterizó su personalidad así como el ejercicio de la profesión: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/07/22/32226/
EL MÉDICO JUAN MARINA (2ª PARTE) (15.07.2017) Continuación referido a la esposa del médico y familia, su descendencia así como a la vida del hermanastro, Antonio Marina Gutiérrez: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/07/14/32147/
EL MÉDICO MARINA DE JIMENA (10.07.2017) La biografía del jefe de la saga de los Marinas, José Medina Soria, así como la del médico que ejerció en jimena, su hijo, Juan Marina Bocanegra: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/07/10/32092/
LA SANIDAD DE JIMENA (1950-1970) 2ª PARTE (03.07.2017) Segunda parte de la Conferencia pronunciada el 19.05.2017 en el Salón de Actos de la antigua iglesia de la Misericordia en las XXIV Jornadas De Historia y Arqueología: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/07/02/31989/
LA SANIDAD DE JIMENA (1950-1970) 1ª PARTE (26.06.2017) Parte inicial de la Conferencia pronunciada el 19.05.2017 en el Salón de Actos de la antigua iglesia de la Misericordia en las XXIV Jornadas De Historia y Arqueología: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/06/25/31802/
C) HITOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE JIMENA ANTERIOR AL SIGLO XX
IBN’ASHIR, EL JIMENATO MUSULMÁN UNIVERSAL (01.09.2017): La interesante trayectoria de un autodidacta jimenato de religión musulmana que en su exilio en Marruecos vivió en profundidad la espiritualidad del Islam y logró sin aspirarlo, desde su muerte acontecida en la ya lejana fecha de 1363 y de forma ininterrumpida hasta nuestros días, ser reconocido como personaje histórico de relevancia internacional: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2017/08/30/32690/
D) SOBRE EL POETA LEOPOLDO DE LUIS.
(y IIIº) LEOPOLDO DE LUIS Y JIMENA (10.01.2019): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/01/10/36683/
(IIª) LEOPOLDO DE LUIS Y JIMENA (02.01.2019): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/12/16/36397/
(Iª)EL POETA LEOPOLDO DE LUIS Y JIMENA (17.12.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/01/02/36590/
ANEXO IIº: TRILOGÍA SOBRE CASTELLAR DE LA FRONTERA.
DE JIMENA A CASTELLAR PARA VER MI PRIMERA NOVILLADA (06.11.2016): Cómo percibí el lugar en que se celebró y el transcurso de mi primera asistencia a una peculiar corrida taurina: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/11/06/29871/
LA CASTELLAR QUE CONOCÍ EN 1960 (06.12.2016): En qué situación de extremo subdesarrollo se encontraba este municipio y el cambio espectacular que se produjo en tan poco tiempo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/06/29970/
CASTELLAR Y LA CASA DUCAL DE MEDINACELI (26.12.2016): Historia de Castellar y de la casa nobiliaria que la dominó durante un largo periodo con prácticas semifeudales y las distintos avatares divergentes que les vinieron sucediendo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/25/30239/
ANEXO IIIº: OTRAS ENTRADAS DE ESTE BLOG RELACIONADAS LA HISTORIA DE LOS LARIOS.
(Iª PARTE) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO (14.06.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/06/14/35154/
(IIª PARTE) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO (27.06.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/06/27/ii-la-casita-de-campo-y-los-larios-la-rama-malaguena-27-06-2018/,
(IIIª) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO. LA RAMA GIBRALTAREÑA (03.07.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/07/03/35292/
(IVª) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO. LA BRITANIZACIÓN DEL CAMPO DE GIBRALTAR (Iª) (16.07.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/07/16/35385/
(Vª) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO. LA BRITANIZACIÓN DEL CAMPO DE GIBRALTAR (IIª) Los Larios y el ferrocarril inglés, Algeciras-Jimena-Ronda-Bobadilla (Iº): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/07/23/35440/
(VIª) LOS LARIOS Y LA CASITA DE CAMPO. EL TREN INGLÉS (IIº PARTE) (08.08.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/08/08/35477/
(VIIª) LA DECADENCIA DE LOS LARIOS EN SU RAMA GIBRALTAREÑA (30.08.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/08/30/35582/
(VIIIª) LA POLÍTICA EN LOS LARIOS: PODER Y DECLIVE (25.09.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/09/25/35770/
(IXª) LOS LARIOS PARLAMENTARIOS (04.10.2018): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2018/10/04/35854/
(Xª) LOS LARIOS Y LA LLEGADA DE LA IIª REPÚBLICA (14.03.2019): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2019/03/14/37226/
Posted in: Solo Blog
agosto 26th, 2016 → 2:57 am
[…] DESGRACIA TAURINA EN JIMENA (17.08.2016) […]