LA SANIDAD EN JIMENA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
He reflejado días atrás en este Blog, dividida en dos partes, la conferencia que pronuncié el pasado día 19.05.2017 sobre la Sanidad en Jimena, periodo 1950-1970.
Abordo a continuación, inmerso en esta materia, el transcurrir de la vida de los diversos profesionales que, bien siendo jimenatos de nacimiento o de adopción por proceder de otras localidades, ejercieron su labor facultativa en el municipio para la atención a la salud de las personas y de los animales.
Me refiero con ello a las trayectorias biográficas de médicos, farmacéuticos, practicantes y veterinarios.
Los efectos de la convulsión política del momento histórico que les tocó vivir, caracterizado por los trágicos episodios que se sucedieron en España, afectando igualmente a Jimena, estarán presentes en sus efemérides más allá de los perfiles estrictamente profesionales. Asimismo, otros detalles de trascendencia particular que acaecieron como aportaciones de la historia local.
EL MÉDICO, JUAN MARINA BOCANEGRA (1ª PARTE)
Ignacio Trillo
Juan Marina Bocanegra fue médico en Jimena desde el año 1936 hasta que transcurrió su jubilación en 1973.
No obstante, para entender realmente la biografía de Juan Marina Bocanegra, así como su interrelación con el transcurrir cotidiano de aquella Jimena, hay que empezar remontándose a su padre, José Marina Soria.
De igual forma, a detenerse en lo que significó su matrimonio con la jimenata, María Medina Corbacho.
De ambos primeros apellidos, Marina y Medina, existe además una prolífica dinastía, fundamentalmente de médicos y abogados que en la actualidad se extiende sobre todo por las provincias de Cádiz y Málaga.
Y para finalizar, se complementa la biografía con los pormenores acontecidos a su descendencia inmediata constituida por tres varones nacidos en Jimena.
Al igual que la conferencia pronunciada, por la extensión del contenido, divido el texto en dos apartados a efectos de la presente publicación en este blog.
1.- JOSÉ MARINA SORIA

Año 1898. José Marina Soria, padre del médico, Juan Marina Bocanegra. Fuente: Salvador Marina Benítez
José Marina Soria, es el padre del que llegó a ser médico en Jimena de la Frontera, Juan Marina Bocanegra, y cabeza de una amplia saga familiar.
En el último tercio del siglo XIX, cuando José Marina Soria contaba con 12 años, partió desde su localidad natal, Revilla de Calatañazor (Soria), que entonces tenía 145 vecinos, con rumbo a Vélez-Málaga, al objeto de establecerse en esta localidad para ganarse el sustento y hacer dinero, empezando como aprendiz en la fábrica textil que poseía un tío suyo.
Sus padres se llamaban Juan Marina Plaza y Gregoria Soria y Blanco, naturales de Fuente de Cantos (Badajoz)
Quizás, o sin saberlo, siguió los mismos pasos de Manuel Agustín Heredia, uno de los grandes capitalistas e innovadores del siglo XIX. También llegó a Vélez-Málaga, en este caso a la edad de quince años, pero aconteciendo con anterioridad, año 1801. Igualmente, para satisfacer sus deseos de progreso y futuro que no podía conseguir en su provincia natal de La Rioja. Empezó, antes de montar su emporio empresarial, como dependiente en una tienda hasta acabar haciendo fortuna y grandes negocios, propios y con los Larios: familia nobiliaria que se establecería en Málaga, Cádiz y Gibraltar, no tan casualmente sino también proveniente de la Rioja, teniendo inicialmente como uno de sus ejes principales de la actividad lucrativa el comercio y el contrabando.
La venida a Málaga de emigrantes del entorno de la Sierra de Camero, localidades situadas al norte de Soria y sur de La Rioja, fue muy común en aquel entonces.
Durante algunas generaciones, finales del XVIII y XIX, habría un trasiego laboral desde la antigua zona que entró en declive, ubicada en la vieja Castilla, anteriormente de riqueza ganadera ovina, productora de lana y carne gracias a las prerrogativas y privilegios que le fueron concedidos por la Corona a la Mesta. Marcharon en dirección a áreas donde por el establecimiento de las primeras industrias y el auge del comercio con el exterior comenzaban a ser boyantes. Era el caso de Málaga, una vez retirado los monopolios a los puertos de Sevilla y Cádiz para el tráfico marítimo con América. Coincidiría además con la llegada de otras familias emprendedoras de procedencia europea, fundamentalmente inglesas y alemanas.
Así pues, José Marina Soria, de igual manera, se había sentido atraído por el boom con que marchaba en aquel periodo la economía veleña y malagueña. Era la época de su máximo esplendor, en vísperas de que la falta del carbón mineral y la aparición en sus ricos viñedos de la plaga de la filoxera dieran al traste con este primer foco de industrialización de España.

El anhelado ferrocarril de Málaga a las minas de carbón de Peñarroya que no llegó a tiempo. Fuente: El Maquinista. J.A. Torquemada Daza.
Y es que la no llegada a tiempo de la ejecución desde la capital malagueña con estación terminal en Peñarroya (Córdoba) del trazado de la línea de ferrocarril, repercutió de forma enormemente negativa a favor del posterior auge industrial del norte de España. Dicho medio de transporte era crucial de cara al aprovisionamiento por sus minas del preciado combustible tan necesario, entre otras actividades fabriles que se desarrollaban, para alimentar con ese carbón mineral a los altos hornos de Marbella y de Málaga, una vez que fueron desforestados gran parte de los montes de sus alrededores para la producción de carbón vegetal y que la importación que se hacía de hulla desde Inglaterra se constatara que resultaba muy cara frente al carbón asturiano, que además estaba protegido, para su entorno cercano

Año 1860. En plena expansión del boyante sector vitivinícola de Málaga antes de que dos décadas después irrumpiera la plaga de la filoxera. Fuente: Foto Anón.
Y redundó también en esa decadencia malagueña, la irrupción de la plaga de la filoxera procedente de Francia que acabaría con el boyante sector vitivinícola de la comarca axárquica y de los montes de Málaga que gozó de ingente peso exportador sobre todo en el comercio con Latinoamérica.
En ese contexto, en poco tiempo, José Marina Soria, pasó de dormir como cualquier peón en el almacén de su tío, a acabar haciéndose cargo del negocio. Marchó posteriormente a Málaga, logrando con suerte y esfuerzo ampliar sus actividades empresariales en negocios lícitos y otros no tan legítimos como el comercio de contrabando con Gibraltar o de prestamista a cambio de intereses usureros, muy propios de la época.
Encontrándose viviendo ya en Málaga, año 1896, tuvo un hijo, Antonio Marina Gutiérrez, antes de su formal matrimonio, haciéndose cargo del mismo, tras morir en el parto su progenitora, María Gutiérez Maese.
Al año y medio después, se casaría con las bendiciones eclesiásticas, con Dolores Bocanegra Simó, originaria de Cañete la Real y proveniente de una familia de renombre venida a menos, que hubo de aceptar antes de la boda como perteneciente a la misma familia la previa existencia de Antonio Marina Gutiérrez.
Con su esposa Bocanegra, Marina tendría otros cinco hijos: cuatro nacidos en Málaga, José (que acabaría Derecho y ejerció de secretario de ayuntamiento en Alhaurín el Grande) Juan (médico, ginecólogo) Salvador (médico, puericultor) Teresa (casada con el afamado pintor de óleo, Rafael González Sáenz, vecino de Huelva, pero que se fueron a vivir a Barcelona) y por último, el menor, Gregorio (también haría Medicina y asimismo la especialidad de pediatra) que ya nacería en Jimena, exactamente el 26 de octubre de 1911.
El hermano mayor de éstos por parte de padre, Antonio Marina Gutiérrez, haría Farmacia, aunque no llegó a ejercerla.
1.1.- LLEGADA DE LA FAMILIA MARINA A JIMENA

El edificio noble de balcones y rejas con bello mirador donde en el año 1910 se establecería, en Jimena, calle Sevilla, entonces llamada Conde de Niebla, la familia de José Marina Soria. Fuente: Fernando Gómez García.
Antes de los inicios de los estudios de sus hijos, sobre el año 1910, José Marina Soria con toda la familia al completo marchó a Jimena aunque sin abandonar algunos negocios que conservó en Málaga. Se establecen a vivir en la calle Sevilla (entonces llamada calle del Conde de Niebla) donde más de una década y media después, Juan Marina Bocanegra, desempeñaría su labor médica.
José Marina Soria, aparte de otras iniciativas como la construcción de un Molino de harina para su explotación como negocio familiar, traería por primera vez la luz al pueblo.
Estos dos proyectos los ejecutaría a la entrada del casco urbano, cercano a la plaza de toros que luego daría paso a un parque, hoy IES Reina de los Ángeles.
Así, a principios de la década de los veinte, levantó la Fábrica de la Luz, que constaba de una sola planta, ocupando su edificación una superficie de 170 metros cuadrados. Fue alzada sobre una parcela de titularidad municipal que le fue cedida por el gobierno municipal local.
La Fábrica de la Luz, como popularmente se le llamó, en realidad se trataba de una Caseta de transformación donde se recepcionaba la energía eléctrica que portaba una línea de transporte, titular de la Compañía Sevillana de Electricidad, proveniente del límite del municipio con la provincia de Málaga, a la altura de la pedanía de San Pablo de Buceite.
Dicha Caseta, estaba dotada de una Central térmica de reserva, compuesta de un gasógeno y de un motor a gas pobre de 45 HP efectivos, que garantizaba el suministro al pueblo en caso de avería en la línea de transporte.
Lo realizó, José Marina Soria, a través de la Sociedad mercantil, “Granados y Simó”, que constituyó en la ciudad de Ronda con su esposa, ya que obtuvo, por acuerdo capitular del Ayuntamiento de Jimena, la concesión administrativa del alumbrado en baja tensión del núcleo urbano de la localidad así como su explotación, obligándose a cambio a instalar la red de distribución por las calles del pueblo así como la central térmica de reserva ya citada.

Año 1921. Proyecto desglosado de la metida de la luz en Jimena. Fuente: Familia de Juanín Marina Medina.
Este proyecto de Alumbrado Eléctrico fue presentado en el Ayuntamiento de Jimena el día 1 de octubre de 1921, con una inversión a realizar de 67.977,80 pesetas. El municipio de Jimena entonces tenía un censo de población de 8.650 habitantes.

Año 1968. Río Hozgarganta. La charca La Tosca desde cuya caseta se impulsaba el agua a través de una conducción con destino a una alberga de suministro que estaba justo a espaldas de la Fábrica de la luz y del Molino de harina de la familia Marina de cara a las necesidades de ambas instalaciones. Fuente Sprint. Ediciones OBA.
La Sociedad eléctrica del matrimonio, Marina-Bocanegra, montaría asimismo una garita en la charca de La Tosca, formando parte del río Hozgarganta, dotada en su interior de un motor de gasoil que impulsaba el agua a través de una tubería con destino a una alberca de suministro al Molino de Harina para la fabricación de pan y para la Caseta del transformador que daba luz a Jimena.

Año 2017. El motor que existió en el interior de la caseta del charco de la Tosca para suministro de agua al Molino de harina de los Marinas y que luego fue utilizado para llevar agua del río Hozgarganta con destino a las huertas que están colindantes a su margen derecha. Fuente: Juan Ángel Gómez Morales.
Este Molino, no debe confundirse con la fábrica de harina, que también se edificó al lado, pero pasada la guerra civil y donde el encargado fue Ángel Vallecillo Jiménez. Esta posterior instalación se financió con el capital que Antonio Canas Bueno y José María Oncala obtenían del patio de corchas que poseían en la Estación de Jimena, así como, en tiempos en que escaseaba el petróleo, del capital que acumularon derivado del negocio del carbón vegetal que servía de combustible para el movimiento de los barcos durante la contienda civil española.

Año 1921. Callejero de Jimena para la metida de la luz. Sus lineas de distribución. Barrio Abajo. Fuente: Familia de Juanín Marina Medina.
Pues bien, retornando de nuevo a 1921, ante las características accidentadas del emplazamiento del pueblo de Jimena, era generalizado el escepticismo entre el vecindario de que no llegaría a funcionar ese nuevo invento que llamaban alumbrado eléctrico. Consideraba imposible que la energía eléctrica subiera por las canchas y cuestas arriba de la localidad. Ello dio lugar a que José Marina Soria mandara poner una lámpara en lo alto del Castillo. Así pues, cuando se conectó todo el sistema de distribución a la red y apareció en plena oscuridad de la noche esa luz en todo lo alto de la cima del cerro de San Cristóbal, el paisanaje lo consideró proveniente de un milagro de la divinidad o producto de la brujería.
Pero el miedo estallaría con mayor intensidad pocos minutos después de ese primer encendido. Casualmente, se desató una enorme tormenta acompañada de fuerte aparato eléctrico. En la ignorancia de aquel tiempo, los más beatos lo entendieron como un castigo de Dios, ante la soberbia del ser humano de intentar superar su obra y hacer de la noche el día, forjando a que cundiera de forma generalizada el pánico. Las iglesias se llenaron de fieles rezándole al Todopoderoso porque más de uno llegó a creerse que se iniciaba el fin del mundo.

Año 1921. Callejero de Jimena para la metida de la luz. Sus lineas de distribución. Barrio Arriba. Fuente: Familia de Juanín Marina Medina.
Y eso que las lámparas de la calle que se instalaron en este alumbrado eran más bien parecidas a auténticas palmatorias o quinqués si lo comparamos con la luminosidad que ofrecen hoy día. Así, cada bombilla era de diez bujías, cuando se expresaba la luz que se proyectaba por su intensidad luminosa en candelas y su flujo de alumbramiento en lúmenes, no por su potencia en watios.
En tanto, conforme habían ido creciendo los hijos de José Marina Soria se fueron marchando temporalmente de Jimena. Primero, internos en Málaga y en Granada, a estudiar el bachillerato. Luego, a Madrid para realizar sus carreras universitarias, excepto el hermano de padre, Antonio Marina Gutiérrez, que haría Farmacia en Granada, pero nunca lo llegaría a ejercer y acabaría su última asignatura tras la guerra civil.
José Marina Soria, llegó a ser alcalde de Jimena. Fue nombrado por el Directorio militar constituido en Madrid tras el Golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera que gozó de la complicidad del monarca Alfonso XIII.
Sería el teniente de la Guardia Civil de Jimena, Manuel Cuadrado Díaz, el encargado de comunicar, en sesión de Pleno municipal, el cese y la disolución del Ayuntamiento salido de las urnas del sistema político emanado de la Restauración cavovista así como el nombramiento como alcalde de José Marina Soria.
Su mandato duró tan solo cinco meses, de octubre de 1923 al 29 de marzo de 1924, siendo sustituido por Gonzalo Vallecillo Jiménez que lo ejercería a partir de entonces hasta el año 1930.

Año 1935. Gonzalo Vallecillo Jiménez, alcalde de Jimena desde febrero de 1924, en sustitución de José Marina Soria, hasta el año 1930. Fuente: Ediciones OBA.
Curioso resultó que José Marina Soria sustituyera en la alcaldía al abogado Luis Medina Tovar, que representando al Partido Liberal había ganado las elecciones municipales que un año y pocos meses atrás se habían celebrado en la localidad; en concreto, el 29 de enero de 1922, y tomado posesión el 1 de abril del mismo año.
Así, tres quinquenios después de ese intercambio en la alcaldía, ya situado en el año 1938, se convertirían en consuegros, a raíz del enlace matrimonial que contrajeron sus hijos, el médico, Juan Marina Bocanegra, con María Medina Corbacho.

Año 1925. Luis Medina Tovar que fuera alcalde de Jimena por el partido Liberal desde 1 de enero de 1916 hasta septiembre de 1923, tras ser reelegido en las elecciones municipales de 1922, en que tuvo lugar el golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera. En la foto con tres de sus hijos: Luis, Pedro e Irene. Fuente: Ángeles Sánchez Medina.
Cuando se produjo la sublevación militar del 18 de julio de 1936 ya había muerto, Dolores Bocanegra Simó, de su congénito padecimiento del corazón, esposa de José Marina Soria y se hallaba viviendo nuevamente en Málaga, exactamente en el barrio de Pedregalejo, hoy calle Juan Valera.
A pesar de su origen humilde, siempre estuvo más alineado con el pensamiento conservador de la derecha pero nunca conspiraría contra el ordenamiento constitucional republicano.

Málaga Antigua: En primer plano, aparece el sinuoso trazado del Camino de la Desviación, convertido después en una calle que subía al monte, cruzaba el Cerrado de Calderón y bajaba hasta Pedregalejo por el tramo denominado calle Juan Valera donde vivió José Marina Soria. Fuente: Miguel Sevilla en Historia de Málaga.
Fallecería tras la guerra civil en Barcelona, año 1940, donde se fue a vivir tras su jubilación. Sucedió en trágicas circunstancias. Se suicidó tirándose desde el balcón del piso donde vivía con su hija Teresa que estaba casada con el pintor onubense, Rafael González Sáenz. Sufría periódicas depresiones y era de carácter algo complicado.
Tiempo después, década de los cincuenta, sus herederos venderían, tanto el Molino de Harina como el Transformador de la Luz, a Antonio Cana Bueno y José María Oncala Llorente, los cuales ya habían construido, al lado, la Fábrica de Harina cuyo encargado, tal como ya se ha indicado, era, Ángel Vallecillo Jiménez.
2.- JUAN MARINA BOCANEGRA
Juan Marina Bocanegra, nació en Málaga en 1903. Superó los estudios de secundaria en Málaga y Granada y comenzó en Zaragoza la carrera militar que tiempo después abandonó. Pasó a estudiar Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid, ya junto a su hermano Salvador, que aunque era dos año menor, había nacido el 16 de septiembre de 1905, la pérdida de tiempo en la formación en las milicias hizo que coincidieron ambos a partir de entonces en los mismos cursos de la carrera facultativa. Así, al llevarlo al efecto a la vez, hizo que a la vinculación estrecha entre hermanos se sumaran el de estudio y vocación médica.

Año 1937. El que en 1959 sería premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa, fue compañero de curso y amigo de Juan y Salvador Marina Bocanegra. La foto está tomada en Inglaterra, donde se había exiliado tras el golpe militar del 18 de julio de 1936 en España. Fuente: Aula de Severo Ochoa.
Allí en Madrid en la época universitaria, segunda mitad de la década de los años veinte, los hermanos Marina fueron partidarios del republicanismo, admiradores del doctor Gregorio Marañón y seguidores a nivel político de Manuel Azaña. Asimismo, en el campo de la medicina, serían discípulos del profesor Juan Negrín López, que luego también, como Azaña, sería presidente de la República entre 1937 y 1945 ya en el exilio. Igualmente, estos Marinas fueron compañeros de curso del que sería tres décadas después, año 1959, premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa de Albornoz, que además pretendió que se dedicaran como él a la investigación de la biología médica sin conseguir tal propósito. También, compartirían aula con el que luego sería el jefe de los jesuitas, Padre Arrupe, que acabaría la carrera de medicina con matrícula de honor pero no la ejercería para dedicarse al apostolado eclesiástico.
Severo Ochoa, al igual que parte de los hermanos Marina Bocanegra, había estudiado el bachiller en Málaga (también hubo Marinas que lo hicieron en Granada o lo acabaron en el Instituto Cisneros de Madrid) y vivía en Cortina de Muelle, lugar donde el padre de los Marinas, José Marina Soria, tenía un piso, así que esa relación no solo se forjó en Madrid sino que venía de Málaga. También, les unía en la época de estudiante el republicanismo, aún más constante y de mayor duración y compromiso en el futuro premio Nobel donde la influencia que recibía de su tío, Álvaro de Albornoz, que fue ministro de Justicia en la República, debió de pesar. Severo Ochoa hubo de exiliarse en 1936 a Inglaterra y en 1940 emprendió rumbo a los EEUU.

Año 1928. Resguardo de la matrícula del último curso de Medicina, 1928-29, de la Universidad Complutense de Madrid de Juan Marina Bocanegra. Fuente: Familia Juanín Marina Medina.
En Málaga, por su laicidad, en los momentos previos a la llegada de la Segunda República, los hermanos Medina Bocanegra eran tachados de “Come Curas”, a pesar de los aires pacíficos que les caracterizaban, y en otros círculos serían etiquetados como: “La Armada Republicana”, por ser unos adelantados a la modernidad y contemplar la monarquía como una rémora para el progreso.
No obstante, por lo que entendieron como excesos radicales que se dieron en el desarrollo de la IIª República, los Marinas Bocanegras acabaron adoptando posiciones escépticas y nihilistas desde el punto de vista político, en la línea de José Ortega y Gasset.
Eso llevó a que la actividad de Salvador, ya médico en Málaga, donde se quedaría a vivir y ejercer la profesión tras haber desarrollado su primeras prácticas y atenciones a pacientes en Valencia, se centrara en formar parte del “Club de los Rotarios”, que era una especie de masonería blanca, de súper élite y de cariz conservadora.

Enero de 1937. La Málaga sometido a bombardeos diarios a su población civil por los sublevados comandados desde Sevilla por el general golpista, Gonzalo Queipo de Llano. Fuente: Google.
Con el triunfo del golpe de Estado, el franquismo disolvería dicho Club, como todo lo que no formara parte de su Movimiento Nacional, pero sus miembros ni serían perseguidos ni detenidos a diferencia de los masones.
Juan Marina Bocanegra, tras la finalización de su carrera de médico en el curso 1928-1929, realizó sus prácticas y primeros ejercicios como facultativo en Málaga. Retorno a Jimena porque echaba de menos a su pueblo de adopción, eligiendo a partir de 1937 ser médico rural de medicina general y ginecología, quedándose para su ejercicio en la localidad desde entonces hasta que se jubiló en el año 1973, falleciendo siete años después, 1980, en Jimena cuando se disponía en su casa de calle Sevilla a cambiar el canal de televisión y le vino un infarto de miocardio, padecimiento que le vendría de su madre, que le llevó a desplomarse al suelo. Trasladado en una ambulancia a la Línea de la Concepción, fallecería. Sería en esta última localidad donde quedó enterrado.
La llegada de Juan Marina Bocanegra a Jimena en fecha tan señalada, finales del año 1937, cuando aun resonaban las dramáticas consecuencias de la persecución y represión que meses antes el “nuevo” Régimen emprendió contra el sector sanitario de la localidad, descarta cualquier especulación sobre su perteneciente a la masonería como tanto se ha rumoreado en el pueblo.
Así, la acusación al sector sanitario local de “izquierdista” y masón, según rezaba la propaganda de los golpistas, había dejado al vecindario jimenato sin médicos, veterinarios, y practicantes, tan solo con un farmacéutico y un joven médico que a toda prisa tuvieron que traer.
Así ocurrió con los sanitarios con plazas en la localidad que tuvieron que huir o fueron detenidos: los médicos, Guillermo Ortega Durán, nacido en Montejaque, y José Sánchez Montero Asenjo, jimenato, así como el practicante, Juan Arjona Gil, jimenato, o el técnico de farmacia, Diego Pitalúa Infante, nacido en Estepona, y el veterinario, Salvador Gómez García.

Año 1927. Juan Marina Bocanegra, de estudiante de Medicina en la Universidad de Madrid. Fuente: Familia de Juanín Marina Medina.
No fue más allá de la etapa universitaria bajo la Dictadura de Primo de Rivera y los primeros momentos de las prácticas en Málaga, tal y como se ha apuntado, cuando afloró en el joven, Juan Marina Bocanegra, un espíritu de rebeldía con visos de republicanismo que no fueron más allá del pensamiento y de expresiones manifestadas pero sin militancia alguna.
Es más, en aquella fecha bélica de finales de 1937, la noble casa familiar de calle Sevilla que albergó a partir de entonces la consulta médica y la residencia de Juan Marina Bocanegra, fue reseñada por las nuevas autoridades locales para hacer compatible la atención médica y el domicilio de la familia con lugar de acogida y hospedaje para los militares que ocupaban el pueblo.

Año 1925. Diego Meléndez Ramos, alcalde de Jimena nombrado en octubre de 1936 tras la ocupación militar de la localidad por los sublevados del 18 de julio. También estuvo designado edil antes de la llegada de la Segunda República, así como presidió la Comisión Gestora municipal nombrada el 30 de noviembre de 1935 por el Gobierno republicano del «bienio negro» antes del triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936 en que fue cesado el día 22. Fuente: Ediciones OBA.
En acta de pleno municipal, ya del primer gobierno local que fue designado en octubre de 1936 y que presidiera, Diego Meléndez Ramos, momentos antes de que llegara Juan Marina Bocanegra como médico interino, se recoge en la misma que, Francisco Serrano Sánchez, presenta un escrito al Pleno para que se acuerde solicitarle al Gobernador Civil que no se le movilice para el Regimiento de Artillería de la Costa, tal como había sido requerido, ya que Jimena entonces se quedaría sin ningún médico titular.

Año 1937. Niña pequeña: María Corbacho Álvarez. Detrás: Irene Corbacho Álvarez, Francisco Corbacho Sánchez y Martín Corbacho Álvarez. Fuente: Ediciones OBA.
Posted on julio 10, 2017
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