LA DIVISIÓN AZUL EN JIMENA (09.01.2017)

Posted on enero 8, 2017

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LA DIVISIÓN AZUL EN JIMENA

DE BARTOLO `EL CARPINTERO´ A CARRIÓN «EL BARRENDERO´

Ignacio Trillo

De derecha a izquierda,Manuel Doncel Rios,Cristobal Rios Jimenez,Maria Lopez Doncel,Josefa Rios Jimenez,Juan Doncel Perez,Antonio(el caminero),Francisca Doncel Rios, Jose Doncel Rios, y al fondo Jimena de la Frontera ,año 1958. — con Antonio Ruiz ( El caminero ), Francisca Doncel Rios, Juan Doncel Ríos, Jose Doncel Rios, Juan Doncel Perez, Josefa Doncel Rios, Josefa Rios Jimenez, Maria Lopez Doncel y Cristobal Rios Jimenez.

Año 1958. Trabajo en el campo. Desnudando la lana cortada a las ovejas. Jimena al fondo. De derecha a izquierda: Manuel Doncel Rios, Cristobal Rios Jimenez, Maria Lopez Doncel, Josefa Rios Jimenez, Juan Doncel Perez, Antonio Ruíz (el caminero), Francisca Doncel Rios, Jose Doncel Rios (niño delante). Y la niña sobre la lana: Josefa Doncel Ríos, Fuente: Manuel Doncel Ríos.

Zapatería en Jimena. Fuente ediciones Oba.

Oficio. Aprendices de zapatería en Jimena. A la izquierda, José Godino. A la derecha, Manolo Duarte Fernández. Fuente Ediciones OBA.

Costureras. Ediciones OBA.

Año 1960. Oficio local. Costureras. Sentadas: Mariana Ortiz Vargas/ María Cano Fernández/ Antonia Delgado/ Ángelina Ortiz Vargas/ Juana Bueno Pérez/ Isabel Carretero Sánchez/ Angelina Moreno Gil/ De pie:  Antonia Vargas Domínguez. Ediciones OBA.

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Año 1962. Carnicería. Agachado: Victoriano Sánchez Beffa/ Gabriel Meléndez Domínguez. De pie: Pedro Reyes/ Fernando Navarro Ferrer/ Manolo Ortiz Sanjuan/ Lucas Caballero Espejo/ Frasquito Segovia. Fuente: Ediciones OBA.

A lo largo del segundo quinquenio de los años cincuenta y primeros años de los sesenta del pasado siglo veinte, en tanto se abrían las puertas de la emigración masiva, la economía familiar de penuria y subsistencia de Jimena estaba basado en el pequeño negocio. Aparte de la venta por las calles o a domicilio que se hacían de los productos del campo, del monte, de las panaderías, y de la pesca, bien desde Guadiaro en bicicleta o Algeciras por tren, existían cantidad de tiendecitas, muchas de ellas de recoveras o corsarias que subsistían de la venta de productos procedentes del contrabando de Gibraltar, así como otros numerosos habitáculos en las entradas o bajos de las casas destinados a oficios tradicionales; tales como zapaterías, talabarterías, barberías y carpinterías, fundamentalmente, y diversos espacios que albergaban incontables bares.

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Año 1956. Bartolo Pajares Jiménez, un gran profesional de la carpintería y mejor persona.

En cuanto a las carpinterías, era la de Bartolo Pajares Jiménez la que más frecuentaba con asiduidad. Iba con mandaos familiares que me encomendaban desde mi casa. Arreglos de sillas o ventanas y hasta para que nos hiciera algún mueble.

Y cada vez que la visitaba, más en vacaciones escolares por disponer de mayor tiempo ocioso, me encantaba verlo trabajar, sobre todo cuando se ponía en su tarea artesana con un cepillo manual cortante. Mucho mejor que en el momento que con un motor que producía un intenso ruido, se liaba una enorme polvareda en el taller procedente de la madera que iba transformando o cortando. Además, impregnaba de restos todo el local y hasta se me colaba en el interior de la prenda que llevara, produciéndome al poco tiempo abundantes picores.

Me parecía un prodigio el moldeo que iba consiguiendo de viejas, chungas y deformadas maderas, además manchadas y hasta con nudos incrustados en su interior, quedaban finalmente convertidas en otras lisas, finas y con el color de estreno, quedando asimismo el suelo cubierto de virutas.

Cuando iba con tiempo le pedía la escoba y barría el suelo mientras él seguía en su oficio. Lo dejaba limpio aunque al rato volvía a estar de igual forma, cubierto de mijitas madereras. Una vez que con mi modesta destreza las había amontonando, luego Bartolo con un recogedor las echaba en un saco para su reutilización. Era una época que por necesidad y escasez casi todo se reciclaba.

Bartolo con los amigos, en un bar que cuando caía lluvia en Jimena utilizaba su viruta de la caspintería para prieger y luego limpiar fácilmente el suelo. En la acera del bar de Cuenca: José López Sarrias, Frasquito Vera Benítez, Bartolo Pajares Jiménez, Fernando Navarro Ferrer, Eugenio Roque Gallego y Diego Reyes Reyes. Foto 17: Ediciones OBA

Año 1960. Bartolo el carpintero con los amigos, en uno de los bares que cuando lluvia en Jimena utilizaba en su interior la viruta de carpintería para proteger de barro y manchas el suelo para luego recogerla con un barrido rápido y quedar limpia las losetas. En la acera del bar de Cuenca: José López Sarrias, Frasquito Vera Benítez, Bartolo Pajares Jiménez, Fernando Navarro Ferrer, Eugenio Roque Gallego y Diego Reyes Reyes. Foto: Ediciones OBA

Las virutas y el serrín eran unos residuos muy demandados por los bares, ya que sus dueños o encargados en días de lluvia las esparcían por el suelo para que sirviera de protección a la solería, ante los efectos de las húmedas pisadas embadurnadas de los clientes, así como para soslayar otras manchas indeseadas, a la vez porque favorecía ulteriormente una veloz limpieza.

Después, continuaba con la mirada de niño observando los efectos del lacado, o del barniz producto de la disolución de la resina con otros elementos que Bartolo artesanalmente elaboraba. Con una simple pasada de la brocha que empleaba con destino a la madera, le hacía tomar distintos matices de color.

En este taller, la seriedad y la austeridad de este joven carpintero que se lo curraba estaban al orden del día. Siempre fue prudente y comedido en sus palabras. Sólo en una ocasión le vi perder los papeles, cuando con lógica salida de tono, yo servía otra vez de corredile familiar, me respondió al regateo que pretendía mi madre sobre el precio de una librería que le había encargado. El último importe que me encomendaron trasladarle, cincuenta pesetas frente al presupuesto de setenta y cinco que anteriormente había pasado Bartolo, lo consideró manifiestamente insuficiente.

Así, con cierto enfado, me trasladó: “Dile a tu madre que por una consulta médica privada de tu padre, que dura unos minutos, hay que pagarle la misma cantidad que vale el mueble que tengo que hacer; por tanto, si lo quiere, que me pague setenta y cinco pesetas, que yo tendré por ese dinero que trabajar muchas horas”.

Cuando lo comenté en casa, la réplica no se hizo esperar: “es que para eso tu padre ha tenido que estudiar una carrera”. Yo pasé olímpicamente de esa controversia. Lo que deseaba realmente es que la artesana obra de madera se llevara al efecto y así poder en sus estanterías y cajones tener localizadas y ordenadas mis cosas personales.

El mueble, que finalmente se hizo por la cantidad que demandó  Bartolo, a su terminación me encantó. En aquellos tiempos aún no había llegado la televisión y, tanto por la interminable lluvia que caía en invierno como por el enorme calor que hacía en verano, a los chiquillos se nos obligaban a permanecer muchas horas entre cuatro paredes encerrados en el interior de las casas. El nuevo mueble, una vez que quedó montado en la habitación prevista, me sirvió para guardar de forma ordenada lo que compulsivamente disfrutaba con su lectura.

Tebeo del Capitán Trueno

Tebeo del Capitán Trueno.

Se trataban de los tebeos de las colecciones: “Apache”, “El Guerrero del Antifaz”, “Búfalo Bill”, “Mendoza Colt”, “DDT”, “Pumby”, “Hazañas Bélicas”, “Roberto Alcázar y Pedrín”, “Capitán Trueno”… que, coincidentes con la salida de nuevos fascículos, compraba semanalmente en el pequeño kiosco de Ortiz situado en El Paseo, al lado de la Posada de Ramón.

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Año 1959. Ejemplar de la revista «Selecciones del Reader´s Digest»

Igualmente, las revistas mensuales de «Selecciones del Reader´s Digest” que mi padre recibía como consecuencia de la suscripción colectiva que el Colegio General de Médicos de España hacía a favor de sus obligados agremiados. Eran publicaciones de amenos reportajes, viajeros y peregrinos, aunque también se intercalaban artículos de fondo en materia ideológica o de política internacional, tal vez con el objeto de que los sanitarios españoles estuvieran perfectamente informados y aleccionados de las directrices emanadas desde el Departamento de Estado y de la CIA estadounidenses.

Las típicas lebrerías caseras de entonces.

Las típicas librerías caseras de entonces.

Cuadernos, que una vez leídos por mi padre en la cama dejaban de figurar en la mesita de noche del dormitorio matrimonial y siempre andaban sueltos por todos los rincones de la casa.

Por ello, me hizo mucha ilusión organizar desde pequeño mi propia librería, y con los ejemplares y tebeos citados comencé. Luego fui incorporando las nuevas series de cómics que salían e iba igualmente devorando su lectura; tales como: “El Jabato”, “Davy Crockett”, “Bengala”, “Flecha Roja”…

Conforme fui creciendo, del mismo modo, para engrosar las casi vacías estanterías que restaban, fui añadiendo algunos libros que compraba mi padre o le regalaban, pero que, por su no interés o por lo que fuera, una vez leídos u ojeados no los dejaba en la librería que tenía en el interior de la clínica, en su mayoría de contenido sanitario o de clásicos de la literatura.

El libro sobre las hazañas de la División Azul escritas por los comandantes Oroquieta y Cásar García.

El libro sobre las hazañas de la División Azul escrito por los comandantes Gerardo Oroquieta y César García. Editado año 1958

Recuerdo el primer volumen que puse sobre la estantería y que era de un gran grosor. Se titulaba, “De Leningrado a Odessa”, y trataba en plan épico el papel que jugaron los voluntarios españoles de la División Azul. Al mando militar se hallaba el General, Agustín Muñoz Grande. Ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, reforzando, bajo las órdenes de Adolfo Hitler, la invasión de la hoy extinta URSS a través de los países del Este de Europa que ya había ocupado. Por ello, a estos combatientes les fueron concedidos los más altos honores de la Alemania nazi.

Según rezaba también en el prólogo del libro, la pretensión de la hazaña, narrada en plan de apologética cruzada, era cristianizar tan impías y ateas tierras para construir un nuevo imperio de influencia española y con la bendición del Dios Todopoderoso.

El general del ejérciito franquista, Agustín Muñoz Grande, jefe de la División Azul, a la izquierda de la imagen recibido por Adolfo Hitler. En el centro, el traductor. Diario El Mundo,

Año 1941. El general del ejército franquista, Agustín Muñoz Grande, jefe de la División Azul, a la izquierda de la imagen, siendo recibido por Adolfo Hitler. En el centro, el traductor. Diario El Mundo 20.02.2013.

Me lo leí enterito, quedándome grabado lo malo que eran los antirreligiosos comunistas, y eso que aún no se conocía lo que Stalín hacía con su `enemigo´ interior. En contraposición, se realzaba la grandeza de los valores católicos y patrióticos, intrínsecos en los azules colores españoles, raza superior a las demás etnias que poblaban el planeta Tierra. Por las heroicidades que se describían, realizadas en tan extrañas y lejanas tierras, recordaban estos militares españoles la repetición de hitos históricos que protagonizaron en el pasado nuestros antecesores y que estaban reflejados en los textos escolares de aquella época y además con parecidas mitologías. 

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Divisionarios azules, a tres mil kilómetros de España y bajo cero.

Emulaciones similares a Viriato, Numancia, La Reconquista, Lepanto, La Guerra de la Independencia o El Alcázar de Toledo, quedaban bien detalladas en sus páginas interiores.

Lo que nunca me quedó claro, a mis nueve años, fue entender cómo Dios quiso que esta guerra la perdieran, según el libro, los buenos; es decir, en Europa y en concreto en esas frías tierras esteparias, el eje nazi-fascista.

Acabando bachiller e incluso ya entrado en la Universidad, me adentré, también por curiosidad comparativa, a leer a determinados historiadores hispanistas de origen extranjeros; tales como: Paul Preston. Stanley G. Payne,  Fierre Vilar, Edward Malefakis, Hugh Thomas  e Ian Gibson, que junto al español, Manuel Tuñón de Lara, habían escrito sobre la contemporaneidad guerrera-civilista y golpista de la España política de los siglos XIX y XX.

Factores de causalidad como la falta de consolidación de una moderna burguesía industrial ante el gran peso que gozaba la oligarquía agrarista, unida a la influencia del estamento de la iglesia tradicional católica de corte medieval, así como el miedo que sentían ciertos sectores privilegiados ante el pujante movimiento obrero y campesino con gran influencia anarquista, figuraban como decisivas para esa dilatada etapa de gran inestabilidad política y social atravesada.

Una vez parado a los alemanes en las puertas de Leningrado, con la derrota en esta batallá ya

Año 1944. Una vez parado a los alemanes en las puertas de Leningrado, con la derrota en esta batalla, el ejército rojo seguiría ocupando los países del Este hasta llegar a las puertas de Berlín.

Nada que ver de lo leído con anterioridad. Descubrí, por el contrario, la resistencia, sacrificio y pérdidas millonarias en vidas humanas por parte del resistente pueblo ruso, tan denostado en ese texto, víctima de la contienda por ser el invadido. Así, en condiciones muy desiguales, en cuanto a la carencia de medios de destrucción masiva que si poseían los alemanes, consiguieron frenar en Leningrado, casa por casa, el avance invasor hasta llevar definitivamente al ejército germano en dicho lugar a una derrota sin paliativos, que ya sería irreversible para el resto de la contienda; adelanto del imparable avance que el ejército rojo proseguiría por las tierras del Este europeo hasta llegar a las propias puertas berlinesas de Brandemburgo, preludio del suicidio del Führer, Adolf Hitler, junto a su amante, Eva Braun.

También ocultaba ese libro que Franco, no fiándose del General al mando de la División Azul, Muñoz Grandes, porque pudiera coquetear con las democracias europeas, lo relevó el 12 de diciembre de 1942, dándole la patada hacia arriba con un ascenso para que tuviera que regresar a España, a la vez que nombraba al general, Esteban Infantes, para sustituirle. Así como, que, el 18 de diciembre de 1943, este último general por la orden que le dio el propio Dictador hubo de regresar definitivamente a España con el consiguiente repliegue y retorno de la División Azul.

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Uno de los cementerios que quedaron en tierras extrañas acogiendo la muerte de tantos jóvenes españoles. «Caídos Blau División» (Caídos División Azul)

Con la misma intencionalidad, se obviaba en el texto que cuando este general llegó de regreso en tren a la estación del Norte de Madrid procedente del frente de guerra, no tuvo recibimiento oficial, ni honores con música, ni gozó de la presencia del ministro del Ejército ni de otra representación militar, ni tan siquiera alguien de la Falange se personara para saludarlo y darle la bienvenida. Había terminado la repatriación de la División Azul en silencio y para no enfadar aún más a las potencias europeas y a la estadounidense, cuando ya se esperaba que serían los que finalmente triunfarían en la trifulca mundial. Pero atrás, habían quedado la vida de miles de jóvenes españoles.

Lo cierto fue que una vez que conocí esa otra versión, pensé que una vez más me habían tergiversado la realidad de los hechos.

Como, antes de que descubriera el pastel de la carencia de rigor histórico de la información oficial, me impresionó tanto la lectura de lo que hicieron esos guerreros divisionarios azules en el frente de guerra ruso, me interesé en localizar a alguien del pueblo que hubiese estado luchando en esas mismas trincheras, de cara a saber si Jimena contaba entre los paisanos con un gran héroe que hubiera sobrevivido a esta acción bélica de tan altruistas miras.

Fernando Carrión Durán en la mili. Ediciones OBA.

Fernando Carrión Durán en la mili. Fuente: Retratos de Jimena. Ediciones OBA.

Tras mis pesquisas, di con ellos. No era uno, sino dos: Fernando Carrión Durán, popularmente conocido por su primer apellido como si de un mote se tratara, empleado municipal encargado de recoger la basura así como atender los menesteres a que hubiera lugar, como tirar los cohetes de la feria. Vivía, careciendo de vivienda propia, dentro del propio edificio del ayuntamiento. El otro, Jerónimo Cano Navarro, con domicilio en la calle Alta, trabajador del monte, sin propiedad ni fanega alguna arrendada, que sobrevivía haciendo picón vegetal en la sierra.

Me resultó su hallazgo un tanto raro, significándome un toque de atención de que algo no cuadraba con lo que se exponía en el libro.

Eran personas humildes y desideologizadas, pacíficas, sin pasión por la Falange ni por causa bélica alguna. Ni tan siquiera iban a la misa de doce los domingos, por lo que su vocación de cristianizar a esos soviéticos no era creíble, ya que podían haber empezado por ellos mismos y haberse ahorrado tener que desplazarse tan lejos, a más de tres mil kilómetros, y además no contraer tantos riesgos y padecimientos para sus vidas.

Con Jerónimo no tenía relación ni forma de llegarle con este espinoso asunto, si en el caso de Carrión, aunque nunca me atreví a sonsacarle directamente qué fue lo que le llevó a esa arriesgada misión para pasar tanta miseria y frío, más en aquellos recónditos territorios.

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Año 1942. Las cartillas de racionamiento de la postguerra haciendo también campaña por la División Azul.

Seguro, lo fui pensando muy posteriormente, que hubiera encontrado respuesta en su deseos de huir de la hambruna que transcurría en esa inmediata postguerra española. O tal vez, que, respondiendo a su espíritu aventurero juvenil, lo reclutarían en el interior de algún que otro cuartel haciendo la mili, de la que de sus rutinarias paredes deseaba olvidarse.

Para una generación de jóvenes españoles, aquella época de la guerra civil y de la postguerra representó, ni más ni menos, casi toda una década de militarización forzosa en condiciones de penuria. Los que se libraron de los campos de concentración, de las prisiones o el exilio, cuando acabó la guerra, tuvieron que volver a hacer nuevamente la mili.

Por el contrario, los mozos de las familias de los vencidos tenían que redimir pena, aunque nada hubieran hecho, solo por ser presuntos sospechosos del republicanismo constitucional. Por tanto, no encontraban destinos en los cuarteles sino en los campos de trabajo forzosos. Fueron creados para construir carreteras, acequias, embalses o monumentos a los caídos, “por la gracia de Dios”, del bando teóricamente enemigo.

Si encima tenían a mayores en la familia que habían sido fusilados o muertos en los frentes de batallas, por apoyar o suponérseles partidarios de la causa republicana, y yacían malamente enterrados en el anonimato de las fosas comunes, como escandalosamente muchas de ellas perduran aún hoy día, no solo tenían que hacer esas duras labores gratis sino que además pasaban a engrosar la lista de desafectos al Régimen de Franco, para, una vez que con el paso del tiempo penado retornasen a la vida civil, que no hallasen un empleo digno.

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Puente sobre el río Guadiaro a la salida de San Pablo de Buceite en dirección a Ronda. Constrida por los batallones de presos republicanos dentro del plan comarcal para una posible ataque a Gibraltar a la vez que para la defensa de un desembarco

Puente, en dos imágenes, sobre el río Guadiaro a la salida de San Pablo de Buceite en dirección a Ronda. Construida por los batallones de presos republicanos dentro de un plan comarcal, 1941-1943, donde pudieron trabajar en su totalidad de obras entre 15.000 y 30.00o detenidos, para un posible ataque a Gibraltar a la vez que para la defensa ante un desembarco que pudiera producirse por los aliados contra Franco por sus apoyos al eje nazi-fascista. Fuente: periódico digital, «SPB Buceite.com»

Indudablemente a las tierras rusas se enviarían a los que se comprobaban que poseían expedientes impolutos, bien alejados de ser sospechosos por haber colaborado, incluso con su voto en las urnas, con las hordas del liberal-socialismo-comunista-judeo-masonismo de la IIª República, tal como lo calificaba la intoxicadora propaganda franquista. Eso pensé. No obstante, la estadística oficial de aquel tiempo no era muy de fiar. Por eso, lo dejaban en manos de los informes que emitieran, el cura párroco de la localidad y el jefe de cuartel de la Guardia Civil una vez que este cuerpo militar fue depurado de elementos republicanos.

Monumento a los caídos que estaba en el parque de entrada a Jimena en lo que fue antes una plaza de toros y ahora ablerga el centro escolas IES Nuesta señora de los ángeles. estaba ubicado detrás de donde se hallan estas entrañables vecinas cerca de la pared donde vivía el jardinero pajares. sentada se encuentra gómez y encarna y de pie Antonia corbacho.

Año 1956. Monumento a los caídos del bando llamado nacional que estaba en el parque que había a la entrada a Jimena en lo que fue antes una plaza de toros y ahora alberga el centro escolar IES Nuesta Señora de los Ángeles. Se puede apreciar en esta imagen, estando ubicado detrás de donde se hallan estas entrañables vecinas, cerca de la pared donde vivía el jardinero, Antonio Pajares Rivas. Sentada se encuentran: Ángeles Castilla Gómez y Encarna Fernández Mena, y de pie: Antonia Corbacho Espinosa. Fuente: Ediciones OBA.

Recuerdo aún el monumento que en Jimena estaba erigido exclusivamente para el recuerdo a los caídos del bando llamado nacional durante el Golpe de Estado militar que se inició en 1936 y que para triunfar necesitó una guerra fratricida con duración de tres años.

Estaba ubicado al aire libre, en el interior del parque jardín construido en 1948. Existió ese espacio verde situado justo a la entrada del pueblo hasta principios de los años setenta. Con mimo, cuidaba el jardinero, Antonio Pajares Rivas, que además habitaba allí mismo en el edificio que fue parte de la tradicional plaza de toros de Jimena que previamente hubo. Así, las plantas y las flores cubrían el albero taurino que fue. Hoy, arrasando con todo lo que existió, se levanta la enorme mole constructiva del centro escolar, IES Reina de los Ángeles.

Año 1953. En el jardín. Marinero en tierra de la mano de mi madre, Isabel, de luto por la muerte de su padre, mi abuelo, Bartolomé, que sujeta en su brazo izquierdo a mi hermano, Miguel Ángel. Detrás, a mano izquierda la fábrica de harina de los Vallecillos y a mano derecha al fondo, la Estación. Foto propia.

Año 1953. En el jardín. de marinero en tierra de la mano de mi madre, Isabel, de luto por la muerte de su padre, mi abuelo, Bartolomé, que sujeta en su brazo izquierdo a mi hermano, Miguel Ángel. Detrás, a mano izquierda la fábrica de harina de los Vallecillos y a mano derecha al fondo, la Estación. Foto propia.

Desde pequeño, en aquellas tardes primaverales en las que hacía sol, mi madre me llevaba a ese parque para que jugara y me calentara del frío invernal pasado en la casa. En esa fecha, ya figuraba en el parque el citado monolito a los caídos.

Pensándolo ahora, tenía un diseño arquitectónico más propio de la era romana; tal vez inspirado en el fascio italiano de la etapa mussoliniana, el gran aliado de Adolfo Hitler. En ese panteón funerario sobresalía una gran cruz, con inclusión de los símbolos falangistas y alegorías con grandes letras a Dios, España, Franco, José Antonio, y contra las hordas marxistas, concluyendo con: ¡Presentes!. Poseía además, en sus laterales, una relación de nombres y apellidos de las víctimas de la guerra solo pertenecientes al bando llamado nacional y patriótico.

La Pirenaica. Radio españa Independiente.

Año 1960. «La Pirenaica». Radio España Independiente. La prohibitiva emisora que había que escuchar a escondidas.

Años más tarde de la lectura del referido libro, el ex-divisionario azul, Fernando Carrión Durán, fue noticia en una información positiva para él. Se corrió por el pueblo como la pólvora. Procedía de la clandestina emisora del perseguido Partido Comunista de España -radio Pirenaica en su frecuencia de onda corta- que muchas de nuestras gentes escuchaba a escondidas dentro de sus casas y sin que se enteraran los vecinos. Al hacerse eco de Carrión la roja emisora, me confirmaba, aún más en aquel momento, sus nulos principios de estricta identificación con la imposible reconstrucción del antiguo imperio español de los Austrias.

Mi intriga por tanto iría a más, porque no creía que Carrión llegara a tener conocimiento ni imaginarse que fue a Rusia a levantar un nuevo imperio español. Ni tan siquiera que llegara a saber que el que existió, por su extensión en la época de máximo esplendor, nunca se ponía el sol; objetivo que, según figuraba en el citado libro de mi lectura preadolescente, pretendían recomponer con sus tropas estos jefes militares del fascismo español que marcharon al Este de Europa, empezando esta vez, no por Flandes o Hispanoamérica sino, por las inhóspitas y heladas estepas rusas.

Visita al Castillo y al cementerio que está en su interior y donde me acompañó como espontáneo guía, Manolo Bautista

17.04. 2003. Visita al Castillo y al cementerio que está en su interior y donde me acompañó como espontáneo y afable guía, Manolo Bautista «Manolete». Allí le pregunté y visitamos el nicho donde estaba enterrado Fernando Carrión Durán y de sus pormenores de vida y muerte. En la otra imagen, enfrente del cementerio, la Torre del Homenaje a mi espalda. Fotos propias.

Precisamente, en la visita que efectué a Jimena en la Semana Santa del año 2003 para preparar el pregón oficial que abría esa edición de la feria de agosto, en el  fúnebre derrotero que hice por las tumbas y lápidas del cementerio local situado en El Castillo, porque con ello también me ayudaba a hacer memoria del pasado, Manolo Bautista «Manolete», buena gente, y al que me encontré en sus aledaños jugando al futbito, a mis preguntas, me narró, en detalle y a su forma, según la versión que tenía, la triste muerte de Fernando Carrión que culminó su sacrificada vida, así como que con anterioridad se había producido el fallecimiento de Jerónimo Cano Navarro, el otro divisionario jimenato que había sido su compañero de fatiga en el frente ruso. Con ellos, pensé, que también se había ido una página de la historia de Jimena.

A pesar de todo, no me resigné. Desde entonces, aún lamentando no haber aprovechado el tiempo en sus vidas para abordarlos directamente, no desfallecí sino que sentí aún más curiosidad para adentrarme en la historia de por qué aterrizaron en la División Azul, qué les pasó en esa hostil contienda y cuáles fueron sus sensaciones.

Así que cada vez que me he ido pasando por Jimena preguntaba a sus entornos más íntimos e iba hilando los diversos cabos sueltos de esa historia. A la fecha de hoy, por el cúmulo de datos de que ya dispongo tengo cerrados los elementos fundamentales para relatar las respuestas.

Tomando la biografía de Fernando Carrión, que era la persona que más próximo tenía su entorno, y siendo ambos divisionarios coincidentes en lugares y peripecias sucedidas, puedo hacerme una idea bastante precisa de sus recorridos.

Fernando Carrión, tras su retorno a Jimena de su aventura rusa, delante con chaqueta blanca. Detrás: sentados: Manuel León Sánchez/ Gonzalo Torres Saavetra/: Detrás y de pie: Mieguel Ramos Perales/ Ernesto Cuenca Cobalea/ Francisco Caballero Ayala/ Diego Rocha Sánchez/ Sebastián Jiménez Mateo/ Francisco Delgado Vallecillo. Fuente: Ediciones OBA.

Año 1952. Fernando Carrión, tras su retorno a Jimena de su aventura rusa, delante con chaqueta blanca. Detrás: sentados: Manuel León Sánchez/ Gonzalo Torres Saavetra/: Detrás y de pie: Miguel Ramos Perales/ Ernesto Cuenca Cobalea/ Francisco Caballero Ayala/ Diego Rocha Sánchez/ Sebastián Jiménez Mateo/ Francisco Delgado Vallecillo. Fuente: Retratos de jimena. Ediciones OBA.

Se confirmó la presunción que tenía de que acabada la guerra incivil en un cuartel haciendo la interminable mili de la postguerra lo captaron sus mandos. Carrión contaba con veintitrés años.

En concreto ocurrió en junio de 1941, entre el acantonamiento militar de Tarifa y el de Alcalá la Real de Jaén donde estuvo destinado. Muchos de los que se apuntaron con bajo nivel social y formativo albergaban la esperanza que de Rusia, nada se hablaba de la URSS, regresarían ricos, o les pagarían muy bien.

La promesa era un doble salario, a sumar el de los soldados alemanes más el de los legionarios españoles, así como compensaciones económicas y productos racionados que pudieran acceder sus familiares de aquí.

Los mandos de la guarnición le habían dicho que el ejército alemán era invencible y fácilmente derrotarían al enemigo comunista. Se trataba de corresponderles por la ayuda que Hitler había prestado a Franco en su glorioso triunfo. Más o menos que aquello iba a ser un paseo militar victorioso.

Por el contrario, los 17.000 efectivos que enviaron o el total de 45.000 que se fueron relevando a lo largo de los cuatro años, lo pasaron canutas y regresaron totalmente derrotados, más tiesos que la mojama, aunque condecorados por su heroísmo.

Salida desde distintos puntos de la geografía española de los voluntarios de la División azul con destino inicial a Alemania para hacer el periodo de instrucción.

Junio 1941. Salida desde distintos puntos de la geografía española de los voluntarios de la División Azul, tan distinta a como sería el regreso, con destino inicial a Alemania para hacer el periodo de instrucción. No se imaginaban la que les esperaba. Aparte de las miserías, frío y el hambre que pasaron, 4.954 fallecidos y 12.000 bajas por heridas tuvieron en el frente de guerra. Fuente: Diario ABC. 

Yendo por partes, tras alistarse como voluntarios les esperaba un periodo de dos meses de instrucción en Alemania, donde llegaron en tren desde España tras una cálida despedida. Luego, por un problema de falta de trasportes, no daban abastos los alemanes mandando a sus tropas al frente ruso, los dieciocho mil voluntarios con los mandos profesionales que pasaron a constituir la División tuvieron que caminar cuarenta días para hacerse cerca de mil kilómetros a pie y así situarse en línea de combate contra los soviéticos. Llegaron, como es lógico, extenuados y hechos polvos. Los calzados y ropas que le habían suministrados los alemanes, ya estaban destrozados. Pasaron hambre física, y algunos se quedaron en el camino.

En octubre de ese año entraron en combate. El arreo que le dieron los rusos llevó a que se cargaran solo en los primeros meses de campaña un cuarto de los efectivos humanos de los nazis. Murieron unos tres cuartos de millón de alemanes. Las bajas de la División Azul fueron mil quinientas. Además, como esperaban una rápida operación militar victoriosa, se les echó el invierno encima sin que dispusieran de equipamientos preparados.

El frío en la estepa rusa con soldados de la División Azul no pertrejados para esas temperaturas por debajo de los 30ª bajo cero. Diatio ABC.

Año 1942. El frío en la estepa rusa de soldados de la División Azul no pertrechados para resistir temperaturas por debajo de los -30ºC  bajo cero. Diario ABC.

El caso es que regresaron en 1943 y además de derrotados y haber tenido sus vidas pendientes de un hilo, pasaron calamidades de todo tipo y un frío de cojones. Hasta treinta, y cuarenta, grados bajo cero, tuvieron que soportar. Se acostaban unos apretujados a los otros, pegados para calentarse. Los piojos se lo sacaban a puñados de la cabeza, las axilas y los testículos. Carrión fue ametrallado en brazos y piernas por el ejército ruso. Hospitalizado en Polonia, allí estuvo encamado durante un tiempo.

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Año 1942. Divisionarios azules bromeando con una enfermera alemana que asistía a los heridos en el frente.Fuente: Diario El Mundo, 20.02.2013.

En su reposo de convalecencia por obligada prescripción facultativa y sin saber idioma, se echaría de novia a una enfermera nativa, cuya foto fue una de las pocas cosas que se traería a Jimena cuando retornó.

Estando ya en España, la cura de la pierna no se la habían hecho bien, y a los pocos años contrajo una infección interna que estuvo a punto de costarle que le cortaran la pierna para prevenirle una gangrena, de ahí la cojera que siempre arrastró.

La ya pareja, Josefa Macías Vera, asustada por la gravedad y posible amputación del miembro, como promesa ante Dios, se puso de ropa el hábito de la virgen del Carmen para que se salvara. Así estuvo vestida con el mismo diseño y color marrón hasta su fallecimiento, acontecido en el año 1986 a la temprana edad de 59 años, a consecuencia de la diabetes que padecía y de la dura vida que había llevado.

En el frente de guerra y durante el tiempo hospitalizado en tierras polacas, a Carrión le dio tiempo de aprenderse todos los himnos que entendía que eran militares, entremezclando las churras con las merinas, donde incluía hasta La Internacional comunista que llegó a cantar en su casa de Jimena en la intimidad familiar.

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La trabajosa tarea de elaborar carbón vegetal.

A la vuelta de ambos divisionarios al pueblo, Jerónimo volvió a lo que sabía hacer, el carboneo en el monte. Y Carrión accedió a una plaza de policía municipal en el ayuntamiento. Al poco tiempo, el alcalde de aquel tiempo lo pasó sin rechistar a la tarea de barrendero porque era prioritario, según le ordenaron. Así que se quedó, hasta la jubilación producida en 1983, con el uniforme municipal colgado en su casa y en cambio de multidisciplinario currante.

Junto a tener limpia las calles de Jimena, a base de escobas que él mismo se fabricaba con brezos, iba cuesta arriba y cuesta abajo por las empinadas calles empujando el carro de la basura que le acompañaba, a la vez que realizaba las tareas más variopintas que desde el ayuntamiento le encomendaban.

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Fernando Carrión Durán, tras acabar la faena diaria dejando Jimena limpia. Fuente: María Troncoso.

Fernando Carrión Durán, con la carcasa de cohetes para lanzarlos. Detrás José Antonio Mena que ahora es el encargado de sus chupinazos. Fuente: Maria Ángeles Carrión

Año 1978. Fernando Carrión Durán, con la carcasa de cohetes para lanzarlos. Detrás Jacinto. Fuente: Maria Ángeles Carrión.

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Fernando Carrión en otra feria anterior de agosto haciendo la misma operación de tirar cohetes. El niño que está detrás a la izquierda con la caja de las varillas de los cohetes es José Antonio Mota que lo sustituiría en la feria de 2010, tras un periodo desde 1983 hasta ese momento que lo llevó a cabo Antonio. Fuente: Tío Jimeno.

José Antonio Mota ya en la feria del 2010 tirando los cohetes. Fuente TíoJimeno.

José Antonio Mota ya en la feria del 2010 tirando los cohetes. Fuente TíoJimeno.

Así en feria: llevar los sacos vacíos para las carreras entre rivales que se las enfundaban hasta las cinturas; colocar las cintas de aros colgadas en una cuerda que previamente había atado y extendida del balcón de la acera de una calle hasta el de enfrente, para que atinados caballistas al galope hicieran diana con un palito por los círculos que pendían; al igual, posteriormente situar los cántaros también suspendidos sobre esa cuerda para el juego de la gallina ciega; untar de cebos al poste de la Cucaña para dificultar la llegada a su cúspide al que quedase campeón, a la par que vigilaba para que los aspirantes no fueran fulleros llenándose las manos de tierra para neutralizar el material deslizante; pintar en el suelo las salidas y llegadas de las carreras ciclistas; cargar y colocar los discos de los tiros al plato para que los aficionados cazadores intentaran acertar con sus disparos y hacerlos añicos; o acarrear espuertas de higos chumbos para los participantes a batir el récord comiendo unidades, que por cierto después tenían que pasarse por la consulta de mi padre para evacuar con un purgante la barbaridad de frutos que se habían tragado.

Carrión entregando los regalos a los pajes y Reyes Magos del año 1967 para que se los entregara a los niños pobres. Fuente: Familia de Carrión

Fernando Carrión, entregando los regalos a los pajes y Reyes Magos del año 1967 para que se los entregara a los niños pobres. Fuente: Familia de Carrión.

Y desde por la mañana a primera hora acompañando a las cabalgatas de gigantes y cabezudos en alborada musical con escandalera de sonidos y sin parar de tirar cohetes para despertar de susto a la vecindad…

En Semana Santa, también velaba por el buen transcurso procesional. Hasta en el día de los Reyes Magos se encargaba de llevar los regalos del ayuntamiento a los niños pobres para que sus Majestades se los entregaran.

En tanto, su mujer, Josefa, en la doble tarea de madre de tres hijas y contribuyendo a las necesitadas arcas familiares, fregaba los suelos de los bares y hasta el cine Capitol. Además, cuando había presos en los calabozos municipales que se ubicaban en la misma planta donde residía la familia, bien porque habían sido detenidos por el cuerpo de seguridad local o por la Guardia Civil, tenía que prepararles y llevarles las comidas del día.

Las dos medallas que le fueron concedidas por el Gobierno alemán de Adolfo Hitler a Fernando Carrión

Las dos insignias distintivas que portaba el uniforme de Fernando Carrión en el frente de guerra y que se trajo a su casa y conservó. Familia Carrión Macías.

Poco fueron por tanto los réditos que a Carriónle reportaron tener que irse de voluntario a la División Azul, más allá de que conservó las insignias que le concedió el ejército germano de Adolfo Hitler al producirse en 1943 el repliegue de la División Azul con destino a sus casas. O sea, encima cargado con las insignias nazis que comenzaron a ser detestadas hasta por los propios círculos próximos al loado Caudillo, al ser los aliados, franco- anglosajón-estadounidense, los vencedores en esa contienda mundial. Como para no enseñarlas ni alardear de ellas en Jimena sino más bien tenerlas muy escondidillas.

Y de esas mentiras prometidas o soñadas para enrolarse en la aventura divisionaria, Carrión fue consciente de su engaño, incluso antes de su retorno.

Fernando Carrión Durán, barrendero municipal en Jimena. Fuente: Ediciones OBA.

Fernando Carrión Durán, barrendero municipal en Jimena. Fuente: Retratos de jimena. Ediciones OBA.

Así, pasado el tiempo, cuando en junio de 1977 llegaron las primeras elecciones democráticas y ya se podía medio hablar, Carrión, al ver por la televisión en un mitin comunista a La Pasionaria, Presidenta del PCE, reconoció de inmediato como muy familiar su particular y potente chorro de voz. Era el mismo sonido verbal que recordaba que los rusos transmitían con potentes altavoces en el frente de batalla como guerra psicológica, donde Dolores Ibarruri «Pasionaria» hacía constantes llamamientos a los beligerantes españoles de la División Azul que habían ido a la URSS a combatir a favor de las tropas alemanas para que desertaran porque habían llegado hasta allí engañados. 

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Año 1942. Altavoces empleados en el frente ruso para que la voz de Dolores Ibarruri La Pasionaria llegara al oído de los españoles alistados en la División Azul con llamamientos a que desertaran porque habían ido engañados. De ahí que su tono fuera familiar a Fernando Carrión.

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Año 1977. Mitín de Dolores Ibarruri La Pasionaria en las primeras elecciones democráticas de España tras el Golpe de Estado sangriento del 18 de julio de 1977, y ante el que Carrión exclamaría viéndola en televisión y acordándose de sus llamamientos a desertar en el frente ruso: «¡Cuánta razón tenía esta mujer!»

La reacción de Carrión no se hizo esperar. Rememorándolo, lo comentó de inmediato a cuantos tenía a su alrededor, con el resignado añadido final: “¡Cuánta razón tenía esta mujer!”.

Tampoco, en el trascurso de la democracia le vino nada regalado del otro mundo. Cuando se jubiló en 1983 hubo de abandonar la residencia familiar de que gozaba en la parte alta del mismo edificio municipal sin que le preavisaran ni supiera que la tenía que abandonar, y, sin que tuviera una alternativa habitacional para él y su familia. Consumado el traslado, lo reconocieron más tarde y le pidieron excusas.

Carrión ya jubilado y en vísperas de que le diera el infarte: Familia Carrión Macías.

Año 1991. Fernando Carrión ya jubilado y en vísperas de que le diera un infarto: Fuente: Familia Carrión Macías.

Sus días acabaron en el año 1997 con un infarto y tras una leve recuperación su dependencia de la nicotina era tal que no pudo resistir su prohibición. Y se fue. Otro de los que constituyó una institución en Jimena, echando de menos un reconocimiento u homenaje por sus servicios prestados.

Libro de don Manuel Aznar

Año 1942. Libro de Manuel Aznar Zubigaray. 

Y ya por último, otro libro que incorporé a mi flamante biblioteca hecha por el carpintero Bartolo, fue del autor, don Manuel Aznar Zubigarray. Lo encontré arrumbado en el cuarto oscuro que estaba junto a la sala donde mi padre tenía instalado el aparato de Rayos X para el reconocimiento a sus pacientes. Versaba sobre la historia militar de la guerra civil española; otra vez con la misma cantinela.

De formato y contenido tremendamente grueso, estaba hecho con un diseño horrible y encuadernación de muy mala calidad. Correspondía a ese ciclo de precariedad en medios materiales que caracterizó la interminable postguerra que pareciera nunca acabar. Llevaba, cómo no, un gran grabado en la contraportada que contenía el yugo y las flechas de la Falange Española. Muchas de sus páginas estaban adheridas entre sí en su borde superior, señal de que ni mi padre se lo había leído.

Ante la incomodidad que me representaba la lectura de ese destartalado ejemplar, estaban descuajaringadas sus tapas  -del mismo modo la historia expuesta habría sido descrita al revés de lo que fue- no llegué a abrirlo, más allá de que un día con un cuchillo de cocina despegué sus primeras páginas. Me sirvió muy bien para la biblioteca por su gran anchura, cerca de un millar de páginas. Cubría una gran parte del estanco vacío.          

Años más tarde, cuando conocí la biografía de este Aznar, autor del mencionado tomo, me contenté de lo acertado de mi decisión de no leerlo.

Y es que con el paso del tiempo supe que Manuel Aznar Zubigaray, periodista y diplomático, era el abuelo de José María Aznar, que muy posteriormente fue presidente del Gobierno de España. Ocurriría ya en el reciente periodo, 1996-2004.

La historia particular del personaje autor del referido libro ofrece unos zigzags de lo más desconcertantes y contradictorios.

De joven, a ese don Manuel Aznar le encantaba que le llamaran Imanol Zubigaray (su segundo apellido) porque comenzó a militar en el Partido Nacionalista Vasco (PNV) Era antes de la guerra civil de 1936. En este periodo fue un encendido defensor del racista y ultramontano, Sabino Arana; partido y personaje que tan denostados llegaron a ser ulteriormente por su nieto, José María Aznar, pero en el periodo que va desde que no votó a la Constitución de 1978 hasta que refundó el PP en 1989, para luego pactar con Arzallus, jefe de la minoría vasca nacionalista, a cambio de que fuera investido Presidente del Gobierno en 1996 tras el desgaste sufrido por Felipe González.

30.04.1996, pacto del PNV con el PP para apoyar la investidura de José María Aznar para presidente del Gobierno habiéndole hecho concesiones que ni los propios nacionalismo vasco se lo esperaban

30.04.1996, diario ABC. Pacto del PNV con el PP para apoyar la investidura de José María Aznar para presidente del Gobierno, habiéndole hecho concesiones que ni el propio nacionalismo vasco se lo esperaba.

Pues bien, don Manuel Aznar, el abuelo, pasando a ocultat el apellido Zubigaray como se observa en la portada del libro, acabó abandonando, radicalmente, sus ideales vasquistas, para sumarse a la sublevación golpista que puso fin a la IIª República; alzamiento felón contra el orden constitucional muy contrario por tanto a sus iniciales ideales y que precisamente liquidó la autonomía de Euskadi que defendió, derogando el Estatuto vasco que había sido aprobado seis meses antes del levantamiento militar del 18 de julio de 1936.

Y de esta manera concluye lo que ha dado de sí esta historia que inicié en la carpintería de Bartolo por la librería que le hizo a mi familia.

ANEXO I: POST AUTOBIOGRÁFICOS RELACIONADOS CON MI VIVENCIA EN LA JIMENA DE LA FRONTERA QUE ME VIO NACER Y TRANSCURRIR HASTA MI ADOLESCENCIA.

LOS ORÍGENES DEL FÚTBOL EN JIMENA (21.12.2016) La historia de la creación del club deportivo Jimena de fútbol asi como sus antecedentes, reconstruido a través de unos recortes familiares que casualmente hallé: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/19/30130/

LA TELEVISIÓN LLEGÓ A JIMENA A TRAVÉS DE SAN PABLO (21.10.2016) Las peripecias que ocurrieron cuando aparecieron los primeros televisores y cómo contribuyó a cambiar ciertas pautas del comportamiento de las gentes del pueblo:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/10/19/29752/

LA NOVENA QUE VIVÍ (01.09.2016): Cómo fueron a lo largo de mi infancia los nueve días dedicados a la patrona de la localidad, la Reina de los Ángeles, en la barriada que lleva su nombre y estación de tren, culminada el fin de semana de la primera semana de septiembre: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/09/01/29468/

DESGRACIA TAURINA EN JIMENA (17.08.2016): El hundimiento de la plaza de toros de Jimena acontecido el 17 de agosto de 1961, donde hubo cinco muertos y cientos de heridos, entre ellas la hija del Primer Ministro de Reino Unido: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/08/17/29346/

EL PREGÓN A JIMENA QUE NO FUE (01.06.2016): En el año 2003 el ayuntamiento me nombró pregonero de aquella feria de Agosto. Cuando subí al escenario, me olvidé del guión que llevaba escrito para entregarme a las historias de mi infancia y adolescencia que me inspiraban los vecinos presentes. Ahora, localizado el texto que llevada redactado porque se me extravió, lo hago público :  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/05/29/28784/

EL CINE DE VERANO EN JIMENA (13.05.2016): Recorrido por lo que fue esta sala cinematográfica en la temporada veraniega y calurosa: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/05/13/28738/

EL CINE CAPITOL (25.04.2016): Radiografía sobre la sala cinematográfica y espectadores de invierno en Jimena: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/04/25/28693/

BARES DE JIMENA (04.04.2016): Descripción sobre bares y clientes que lo visitaban para beber, tapear y charlar: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/04/04/28375/

LA GASTRONOMÍA JIMENATA QUE FUE (03.03.2016) Un recorrido por los platos tradicionales, con el recetario de sus ingredientes y su evolución hasta hoy:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/03/03/28125/

ENTRAÑABLE AURELIO (19.02.2016) De la mano del taxista de Jimena recorriendo aquellas carreteras, paisajes y paisanajes de mi infancia en los coches de la época:   https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/02/19/27623/

LA MIRADA A LA GUERRA DESDE LA NIÑEZ (01.12.201) Cómo viví desde chico la Guerra Fría que se desarrollaba, como el accidente de bombas atómica caídas en Palomares, el bloqueo a Cuba por el despliegue de los misiles soviéticos o la carrera espacial:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/12/01/26981/

CÓMO ÉRAMOS: ADOLESCENCIA, SCOUT Y MÚSICA (01.11.2012) Contiene las relaciones y vivencias de aquellos jóvenes y la música que oíamos de Radio Gibraltar así como los discos de vinilo que nos llegaban desde El Peñón:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/11/01/12928/

HACIA EL IIº REENCUENTRO DE LOS CLUBES DE JIMENA (18.04.2015) Tal como somos, medio siglo después de aquella adolescencia:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/04/17/25415/

CUANDO DE NIÑO ME FUI DE CINE  (02.10.2012) Un apunte biográfico de mi infancia con la actriz sueca, Anita Ekberg, el español Fernando Fernán Gómez y el italiano, Vitorio de Sica:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/10/02/11624/

TOROS EN LA JIMENA DE 1957 (16.09.2015)  Crónica de una historia local que recupero limpiando bolsas de recortes de prensa y apuntes manuscritos del pasado:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/09/15/26318/

CÓMO LLEGÓ LA IIª REPÚBLICA Y SU PRIMER ALCALDE A MI PUEBLO (13.04.2014) La sencilla historia sobre cómo se enteraron radiofónicamente de la llegada de este acontecimiento histórico:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2014/04/13/22541/

LA HISTORIA DEL DOCTOR MONTERO (13.09.2014) Una sacrificada y sufrida biografía la del médico de mi pueblo comprometido con la causa de la democracia y la IIª República:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2014/09/13/23993/

CRISIS Y EMIGRACIÓN EN EL MEDIO RURAL (24.02. 2015) Cómo fue y las secuelas dejadas por la emigración de la décda de los sesenta del pasado siglo:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2015/02/24/25187/

MI PESADILLA CON WERT (18.03.2012) El relato a través del sueño sobre el modelo de enseñanza bajo el franquismo y que al parecer tenemos que volver con la LOMCE:   https://ignaciotrillo.wordpress.com/2012/03/18/6032/

GIBRALTAR, ESA GRAN COARTADA DE RAJOY (12.08.2013) No solo le sirvió el estribillo, «Gibraltar español», a Franco para desviar las tensiones contra su Régimen, sino que también lo ha empleado Rajoy para tapar su corrupción):  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2013/08/12/18762/

ANEXO II: TRILOGÍA SOBRE CASTELLAR DE LA FRONTERA.

DE JIMENA A CASTELLAR PARA VER MI PRIMERA NOVILLADA (06.11.2016) Cómo percibí el lugar en que se celebró y el transcurso de mi primera asistencia a una peculiar corrida taurina: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/11/06/29871/

LA CASTELLAR QUE CONOCÍ EN 1960 (06.12.2016): En qué situación de extremo subdesarrollo se encontraba este municipio y el cambio espectacular que se produjo en tan poco tiempo:  https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/06/29970/

CASTELLAR Y LA CASA DUCAL DE MEDINACELI (26.12.2016): Historia de Castellar y de la casa nobiliaria que la dominó durante un largo periodo con prácticas semifeudales y las distintos avatares divergentes que les vinieron sucediendo: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2016/12/25/30239/   

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