¿REPLIEGUE O DESERCIÓN, DOCTOR NÚÑEZ? (I) (06.09.2021)

Posted on septiembre 6, 2021

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El coronel tiene quien le escriba

INTRODUCCIÓN

Ignacio Trillo

Don Jesús Núñez Calvo es coronel de la Guardia Civil. Fue hasta enero del 2020 jefe de la comandancia de dicho Cuerpo en Algeciras. A partir de entonces pasó a desempeñarlo en la de Cádiz. Es investigador de la historia de esa institución militar. Aquí figura en tiempo prepandémico, noviembre de 2019, impartiendo la conferencia "Orígenes históricos de la Guardia Civil" en conmemoración del 175 aniversario de su fundación por el duque de Ahumada. La pronunció en la Academia San Romualdo de San Fernando (Cádiz) Fuente: Arturo Rivera Barrera. Diario Europa Sur.

Don Jesús Narciso Núñez Calvo viene publicando una serie de artículos que a ningún historiador puede dejar indiferente, menos a este interesado en dicha disciplina por las razones que voy a exponer. Aparecen semanalmente los lunes en el diario campogibraltareño de la cadena Joly, "Europa Sur", reproducidos igualmente en el periódico digital de Jimena de la Frontera, "buceite.com". Algunos de estos textos se refieren al papel desempeñado por la Guardia Civil durante el golpe de estado del 18 de julio de 1936 en el municipio de Jimena de la Frontera, según fuentes de ese Cuerpo. No obstante, en algunas pinceladas se perciben las aportaciones de otras huellas investigadoras que no son citadas. Lectores de ese entorno geográfico, conocedores por sus antepasados de los hechos acontecidos, tal vez instalados en la literalidad de lo expuesto y no llegando la captar la metodología empleada, confundidos a veces por el lenguaje trasladado, han llegado en la contestación a ir más lejos de polemizar con el contenido. Convencido como estoy de que se trata de un equívoco, más cuando nos hallamos en presencia de una personalidad erudita a la vez que constitucionalista, permeable a aceptar otros puntos de vista, a rectificar posibles inexactitudes o a reconocer omisiones en la indicación de algunas de las fuentes en que ha bebido, me voy a conceder la licencia de entrar en el debate para desenredar cierta confusión creada.

En ese sentido, analizaré las distintos pasajes de lo publicado, señalando, asimismo, los olvidos o incorrecciones que me he ido encontrando, pero siempre entendiendo la perspectiva corporativista del enfoque que se hace gala en estos trabajos, obviamente sin asociar a su autor con una supuesta voluntad de arropar acciones procedentes de aquellos uniformados, realizadas en tan fatídicas fechas, que resultan ser a todas luces, tanto bajo el prisma democrático de aquel ayer como el de hoy, impropias.

La realidad del devenir histórico es muy tozuda. Fue como sucedió y no como hubiera sido lo deseado. Nadie en su sano juicio puede revisar, incluso empleando el calzador de fuentes "contaminadas", el curso de los acontecimientos tal y como se produjo, así que deben estar tranquilos aquellos lectores que se hayan sentido incómodos con la narración que aparece en los textos del doctor Núñez para que no entren al trapo con su descalificación. Otra cosa también a respetar es que haya investigadores que no muestren excesivo interés por crónicas corporativistas al mostrar carencias, en muchos aspectos faltas de rigor, imparcialidad y objetividad. Más, cuando se proyectan sobre una materia que ha sido ya suficientemente investigada, analizada y además plasmada en numerosos impresos, como corresponden a las repercusiones del golpe de estado y a esa terrible guerra en el municipio de Jimena de la Frontera, o también sobre la biografía de José Riquelme Sánchez, guardia civil, poeta y escritor, que asimismo será abordado en esta entrada por la manera en que además ha sido fusilada, nunca mejor dicho en este contexto.

Artículos publicados por el doctor Núñez objeto de esta atención:

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (I)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/06/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (II)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/07/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (III)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/07/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia_13.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (IV)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/07/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia_20.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Buceite (y V)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/07/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia_26.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Jimena (I)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/08/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia.html

«El repliegue del puesto de la Guardia Civil de Jimena (y II)»: http://noticiasdesanpablodebuceite.blogspot.com/2021/08/el-repliegue-del-puesto-de-la-guardia_9.html

«El repliegue del puesto de Tesorillo»: https://www.europasur.es/tesorillo/guardia-civil-repliegue-puesto-Tesorillo_0_1601840613.html

«Las columnas de San Roque (I)»: https://www.europasur.es/san_roque/guardia-civil-columnas_0_1603939837.html

«Las columnas de San Roque (y II)»: https://www.europasur.es/san_roque/columnas-II-guardia-civil_0_1606039722.html

Julio 1936. Miliciana que, como sucedió en la Rambla de Barcelona y en otros lugares de España, está poniendo un distintivo como brazalete a los guardias civiles leales al gobierno republicano y por tanto contrarios a la sedición, como ejemplo para lectores no avezados que conservan cierto resquemor o prejuicio a este Cuerpo, entre otras cuestiones por el supuesto rol desempeñado en el golpe de estado del 18 de julio de 1936, de cara a mostrarles que tampoco en este estamento militar de seguridad ciudadana reinó en aquella convulsa fecha una actitud unánime a favor de los insurrectos. Foto: Pintorest.

ACERCA DE LAS DESERCIONES DE LA GUARDIA CIVIL DE SUS PUESTOS EN LOS CUARTELES DEL MUNICIPIO DE JIMENA DE LA FRONTERA CON MOTIVO DEL GOLPE DE ESTADO DE 1936

El señor don Jesús Núñez Calvo, coronel de la Guardia Civil y doctor en Historia, viene publicando en “Europa Sur”, reproducidos en “buceite.com”, una serie de capítulos referidos al comportamiento que tuvieron, especialmente, los miembros del Cuerpo del que forma parte en las distintas líneas que se hallaban desplegadas en la provincia de Cádiz, entre ellas en el municipio de Jimena de la Frontera. La efemérides se remonta a cuando se produjo la sublevación golpista del 18 de julio de 1936, precipitada en su inicio el día anterior por militares españoles con destinos en las colonias españolas en el norte de África. No fue un hecho ni espontáneo ni improvisado. Llevaban tempo preparando la trama conspirativa en conexión con distintas unidades militares de la península e islas con el objetivo de derribar el Gobierno legal y legítimo de la II República. Además sucedió cuando el nazismo y el fascismo eran corrientes ideológicas y de poder ascendentes en aquella Europa tan agitada.

En diversos puntos geográficos del norte de África bajo colonización española se llevó a cabo, ante la actitud de gran parte de la flota marina de mantenerse leal, por aviones fundamentalmente alemanes (Legión Cóndor) e italianos (Aviazione Legionaria) lo que se ha venido en bautizar como el primer puente aéreo masivo empleado hasta entonces en un conflicto bélico. Basta observar la imagen de los presentes para que términos empleados por el lenguaje de los golpistas, tales como: Movimiento Nacional (en parte esos militares fueron de nacionalidad alemana, varios miles, italiana, más de 50.000 bajo su propia jerarquía de mando, o mercenarios de procedencia magrebí, entre 70.000 y 90.000) Ejército Nacional (en gran parte mercenarios y extranjeros) o Cruzada cristiana (en parte también de religión musulmana) contra los infieles y ateos, epítetos no que no tienen fundamentos o suenen a sarcasmos. Foto: Luis de Vargas.

El autor de estos artículos lo lleva a cabo en gran parte, como desglose territorial de la información ya recopilada para su Tesis Doctoral, “La comandancia de la Guardia Civil de Cádiz en la Guerra Civil de España”, leída en la UNED en el año 2015, con algún sustancioso añadido como complemento.

Tesis doctoral del coronel don Jesús Núñez leída en la UNED el año 2015 con abundante documentación contenida procedente de los archivos del Cuerpo y otros del ministerio de Defensa a los que ha accedido con carácter de primicia. Fuente: UNED

Una vez expuestos los enlaces reseñados con anterioridad sobre el contenido de lo difundido en la prensa por el doctor Núñez en lo que se refiere a la línea de la Guardia Civil del municipio de Jimena de la Frontera, que abarcaba los cuarteles de Jimena, San Pablo de Buceite y San Martín del Tesorillo, doy paso a analizarlos, corregir erratas y contrastar los contenidos con otras fuentes, alguna de ellas empleadas muy parcialmente aunque silenciadas en las referencias, para que nos acerquen lo máximo posible a los episodios reales que se sucedieron en aquel trágico escenario.

El cuartel de la Guardia Civil de Jimena de la Frontera, hoy Casa de la Cultura que lleva el nombre del poeta de la generación de 1936 "Leopoldo de Luis", situado en calle Sevilla (denominada antiguamente Sevilla Abajo, Conde de Niebla bajo parte del reinado de Alfonso XIII, Reina de los Ángeles durante la Dictadura de Primo de Rivera, 14 de abril en la II República y José Antonio Primo de Rivera bajo el franquismo) número 72, casi enfrente del Ayuntamiento. Siete años después de la fundación del Cuerpo de la Guardia Civil por el duque de Ahumada, esta localidad contó con cuartel, inaugurado el día 1 de abril de 1851, y unidad establecida con carácter estable hasta nuestros días, tan solo interrumpida en los años 1884 y 1885 que se trasladó provisionalmente a San Pablo de Buceite en tanto se restauraba el inmueble que lo acogía por presentar un estado ruinoso. Fuente: Cristóbal Moreno Romero "Pipeta" y Andrés Beffa García. Foto, Juan Manuel Algarbani.

Antes de entrar en el fondo del asunto, he de dejar bien claro que para nada pretendo polemizar con el doctor Núñez, sí dirigirle sin acritud algún reproche más adelante, en todo caso hacer constar la satisfacción que me produce, y por ello lo felicito, la contribución que aporta al transcurrir de aquella época con la presentación de unos datos que con su tesis doctoral se hicieron públicos por primera vez, habiendo podido tener acceso a los mismos ¿de forma excepcional? con carácter de primicia y quizás por ahora en exclusividad, imposibles para otros investigadores según me indican. Y mi enhorabuena es independiente del fondo del asunto que dejaron escrito en sus informes esas unidades, o a que hayan sido empleados casi como única fuente para intentar descifrar las claves sobre lo que acaeció en aquel periodo oscuro y complejo.

Me estoy refiriendo en lógica a esos informes “oficiales” emitidos por aquella Guardia Civil sobre sus «repliegues». Eso sí, dejando de manifiesto que el eufemismo empleado y que acabo de entrecomillar solo tiene como traducción directa al castellano común un sinónimo: levantamiento sedicioso contra el ordenamiento constitucional republicano, perjurando de su debida lealtad al mando y al Gobierno legal al que estaban obligados como servidores públicos encargados de la seguridad de la ciudadanía que habitaba en sus destinos.

No se deriva de lo anterior ni mucho menos una enmienda a la totalidad de los argumentos que se exponen en cuanto tengo preclaro que todo documento aportado de aquella época y en el contexto reseñado, resultan de enorme interés para la investigación histórica, insisto, al margen de su intencionalidad y origen así como de los sesgos que puedan arrastrar.

Calle San Sebastián de Jimena de la Frontera, lugar donde en su número 15 estaba establecido en 1936 el cuartel de los Carabineros. Ttras la ocupación de la localidad por los insurrectos quedó asignado como Juzgado y cárcel para los sospechosos de republicanismo. Al mando se hallaba el teniente Manuel Martínez Mora que fue leal a la República. Este cuartel tenía una puerta falsa que daba a la plaza del pueblo, hoy de la Constitución, y que se empleaba como cuadra para el caballo del citado teniente, que llevaba como nombre Fredor, de gran porte y color castaño, y del que cuidaba el ordenanza del Cuartel, Pascual. La titularidad del inmueble correspondía a la vecina de Jimena Ana Carrasco Díaz, casada con Juan Vagazo, que vivía y tenía una pequeña tienda, justo más abajo de la farmacia de calle Sevilla de la que también era dueña del inmueble,, haciendo esquina con el callejón del "Trapito" que da a la calle Romo. A finales de la década de los sesenta del siglo pasado aún era titular de la casa del juzgado y cobraba en concepto de alquiler al ministerio de Justicia por trimestre la cantidad de ciento veinte pesetas. Fuente: Juan Parra Barranco y Juan Gil Plata.

Junto a los comentarios sobre lo publicado por el doctor Núñez, pretendo aportar, tanto a lectores como al propio autor, otras fuentes concluyentes sobre los mismos hechos que se relatan y que es conveniente que se preserven en el tiempo y no pasen a ser suplantadas, no solo para neutralizar gruesos errores que se suelen derivar siempre de informes «oficiales» de parte, sino, para mostrar con desnudez la realidad histórica de los hechos que se produjeron en el municipio jimenato y que han sido ya investigados y publicados con la adicional además de hallarse en diversos testimonios orales y escritos procedentes de biografías, alguna de ellas conocida por el señor Núñez, de testigos presenciales que padecieron de manera directa los mismos lances y sus dramáticas consecuencias.

A mano derecha de la foto donde se puede percibir un mástil sobre el balcón de la primera planta, el cuartel de la Guardia Civil de San Martín del Tesorillo, presente desde el año 1915 en la calle Larga número 13 y más tarde, como aquí se observa, en los dos inmuebles de la misma calle pero en sus números 17 y 19. Foto: Familia. Paqui Martín Lobo y recibido de Francisco Quirós Ocaña "Pacurro".

Insisto en recalcar que para nada se trata de emborronar el trabajo del señor Núñez basado fundamentalmente en esos informes que es muy conveniente conocerlos y tenerlos muy en cuenta. Sin embargo, el propio doctor habrá sido consciente de que al proceder de una fuente contaminada, aparte de la inestable coyuntura en que tiene lugar su redacción, por la pretensión de esos guardias civiles de excusar su felonía, además elaborados en un tiempo no solo de enorme conmoción sino también de censura y de confusión, expuestos de forma muy difusa y contradictoria, algunos redactados a posteriori ya a destiempo, como para eludir posibles responsabilidades o justificar sus actitudes ante la incertidumbre que corrían, deben de ser sometidos en sus juicios de valor al correspondiente filtro, resultando de lo más oportuno la contrastación con otros trabajos de investigación para reforzar o cuestionar cuanto ahí figura.

No obstante, a lo mejor, el que peca de yerro resulta ser este torpe y modesto verificador que pretende ir más allá de donde ha querido inicialmente encaminarse el autor, referir los hechos acontecidos desde el prisma estamental, no tanto para el conocimiento de la realidad que acaeció sino para cómo se presentan en la historia de la Guardia Civil según este Cuerpo. En consecuencia, los estudiosos no deberían tomarlos como hechos concluyentes y cerrados sino productos de una fuente más, sujetos a interpretación y comprobación, aunque, insisto, ofrezcan notable interés.

Por lo pronto, al estar más en consonancia con la definición que hace la Real Academia de la Lengua acerca de las conductas protagonizados por aquellos  guardias civiles desleales, me voy a permitir, como aparece en el titular principal con la interrogante que le dirijo al señor Coronel, el empleo del vocablo “deserción” como también podía haber sido “defección”  (abandonar sus banderas o sus obligaciones) por considerarlo más correcto que el de “repliegue” (retirada ordenada por la superioridad a posiciones defensivas de las tropas) que es el usado en los artículos publicados, me imagino quizás que sin otra intención que trasladar a los lectores el obsceno lenguaje de los golpistas.

En esta dirección, la instrucción que tenían que haber cumplimentado los uniformados, guardias civiles y carabineros con motivo de la irrupción del golpe de estado del 18 de julio de 1936 estaba clara, tal y como se recoge en la tesis doctoral del Coronel (página número 469, «Anexo nº 9. Texto de la Circular Muy Reservada núm. 278, de 16 de diciembre de 1933, de la Inspección General de la Guardia Civil, relativa a prevenciones sobre concentración de la fuerza de los Puestos en caso de subversión«), debiendo consistir en agruparse toda la línea y sección de estos dos Cuerpos en la cabecera de Jimena de la Frontera, uniéndose los integrantes de los tres cuarteles de la Guardia Civil: Jimena, San Pablo de Buceite y San Martín del Tesorillo, con los otros tres de carabineros: Jimena, Tesorillo y Castellar, bajo una única autoridad, la del teniente de Carabineros, además de contrastada lealtad republicana, Manuel Martínez Mora, y en el cuartel de cabecera, sito en la calle San Sebastián número 15 de Jimena de la Frontera. Orden elaborada tras la experiencia adquirida en el grave episodio de Casas Viejas del 10 al 12 de enero de 1933. Por tanto, esos números uniformados con los suboficiales que los mandaban, con su marcha a puntos geográficos ocupados por los golpistas, a la vez que poniéndose a disposición de jefes insurrectos dados de baja por el Gobierno legal, eran más que conscientes del delito de insubordinación y de rebelión que estaban protagonizando.

Plano del pueblo de Castellar de la Frontera ubicado en el interior del Castillo-Fortaleza. En verde, donde estuvo el cuartel de Carabineros. En azul, lugar en que muy poco tiempo se halló el Cuartel de la Guardia Civil y, en rojo, donde quedó fijado. En esta localidad no hubo Guardia Civil, sí en cambio en La Almoraima con casa-cuartel. La unidad que existió fue de Carabineros Tras su ocupación por los sediciosos y con la unificación de los dos Cuerpos sucedido por ley el 15 de marzo de 1940 quedó ya establecido el cuartel de la Guardia Civil. Plano facilitado con sus indicaciones por Francisco Vaca, exalcalde del municipio.

Llevando lo contenido de la instrucción citada a la práctica, tan solo fue cumplimentada correctamente por los carabineros de Jimena y Castellar, estos últimos eran en total cinco los uniformados, en tanto los cuarteles de la Guardia Civil de Jimena, San Pablo y Tesorillo, acabaron desertando y sumándose a los alzados en armas. Y en lo que concierne a los carabineros de Tesorillo, aún manteniéndose leales al Gobierno, ante la incertidumbre de si llegarían a Jimena sin encontrarse por medio con fuerzas militares insurgentes que les cortaran el paso, optaron por marchar a Estepona, que sabían que tenían el camino despejado, para ponerse a disposición de sus autoridades republicanas.

Este último dato que he reseñado contradice una de las afirmaciones iniciales del doctor Núñez contenidas en su artículo publicado en Europa Sur el 16.08.2021 titulado «El repliegue del puesto de Tesorillo», donde manifestaba que en Tesorillo, «al contrario que en Jimena y Buceite, no había puesto de Carabineros por lo que la Guardia Civil era la única fuerza armada que existía«. Y donde resultaba ser que donde únicamente no habían carabineros era en San Pablo de Buceite.

No obstante, corregida la anterior aseveración por el mismo autor en el siguiente artículo semanal «Las columnas de San Roque (I)», de 22.08. 2021 sacado a la luz en idéntico medio, ignoro, porqué no lo cita, sí ha sido consecuencia de haber leído, como así me consta por lo que señalaré más adelante, el trabajo: «(XIV) Los Larios y los `Mares´: Tesorillo 1936 (I Parte)» que publiqué en este blog hace año y medio (22.02.2020), sin embargo vuelve a cometer un nuevo error al expresar que en Tesorillo este Cuerpo «carecía de casa cuartel y vivían en casas particulares».

Amplío la información sobre este pasaje para dejarlo bien zanjado.

La casa-cuartel de Carabineros que en aquella fecha de 1936 existía en San Martín del Tesorillo. Este Cuerpo estaba encargado de la persecución del contrabando procedente de Gibraltar. Sus miembros fueron leales al Gobierno de la II República. Se hallaba situado en calle Cuesta número 8. Sus componentes ante el avance de los sublevados acabaron marchando a Estepona para integrarse en las milicias de voluntarios amparados en un primer momento por el Gobierno republicano ante la disolución del ejército que existía. Imagen: Recreación propia de la bandera republicana en la imagen captada del Google-map.

Tesorillo contaba ese 18 de julio de 1936 como carabineros con un sargento y seis números. Estaban alojados en la casa-cuartel ubicada en calle Cuesta número 8, por tanto sí había cuartel y sus integrantes no «vivían en casas particulares» junto a sus familias para el desempeño de las competencias que les eran propias de cara a combatir el contrabando y el fraude fiscal. Llevaban a cabo sus misiones en dicha barriada y alrededores, así como, sobre todo, en la estación de tren de Castellar de la Frontera que no hay que confundir con la de la Almoraima. No ocurría así en la proximidad litoral donde se ubicaba junto a la cala Sardina otro cuartel de Carabineros -Casa Fuerte- pasado Torreguadiaro (San Roque) en dirección a Manilva.

El cuartel tesorillero de Carabineros databa desde el año 1916 en que fue inaugurado, contando en aquellos inicios con un cabo y cinco números. Disponía de un pasadizo cubierto, a modo de callejón techado, que comunicaba directamente a la calle para la entrada de la caballería que accedía a un patio interior y a las cuadras.

También, he de corregir la aseveración que figura en el texto del doctor Núñez sobre el cuartel de la Guardia Civil, igualmente de Tesorillo. Así expone en su artículo «El repliegue del puesto de Tesorillo» que fue abierto por primera vez en el año 1927 (aunque en el mismo artículo a la vez expresa de forma contradictoria que aconteció cincuenta años después de cuando fue creada el 20 de julio de 1886, que es cuando sitúa por primera vez la presencia de este Cuerpo en la entonces colonia agrícola, por lo que la suma nos llevaría por el contrario al año 1936). No obstante, antes de proseguir, si nos atenemos a las hemerotecas de aquella época se puede constatar que ya desde octubre de 1882, cuatro años antes, y según sucesivas notas de prensa sobre sus actividades y servicios, ya estaba presente en este núcleo de población.

Constatación a través de la prensa escrita de la época, que la unidad de la Guardia Civil se hallaba desplegada en San Martín del Tesorillo antes de la fecha indicada por el doctor Núñez que la señala exactamente el 20 de julio de 1886. En este sentido, la primera nota con la que nos tropezamos según "La Correspondencia de España" de tirada nacional data de 10 de octubre de 1822 referido a la detención de dos individuos acusados de asesinato. La siguiente es de "El Correo Militar" también de Madrid y de fecha de 23 de noviembre de 1883 sobre el hurto de una yegua. A continuación, del día 6 de febrero de 1885, publicado en el mismo medio anterior, sobre heridas graves a un vecino del lugar. Por último, ya posterior a 1886, también en "El Correo Militar", de 14 de junio de 1887, sobre la extinción de un incendio cuyo presunto autor fue detenido. Fuentes: Manuel Ramírez y Andrés Beffa.
14 de junio de 1887. La primera actuación de la unidad de la Guardia Civil establecida en San Martín del Tesorillo que trasciende a los medios públicos. Fuente: El Correo Militar. Biblioteca Nacional. Facilitado por Andrés Beffa García.

En lo que se refiere a la fecha de que data su cuartel, no es exacto el calendario que se señala, ni en un caso del año 1927 ni en el otro de 1936. Por el contrario, acaeció la apertura del primer cuartel de Tesorillo doce años antes de la primera conmemoración indicada, es decir aconteció en el año 1915 y estaba compuesta la unidad por un cabo y seis guardias. Y es que, con anterioridad a que fuera establecido en los números 17 y 19 de la calle Larga, lo estuvo en el número 13 de esa misma avenida, que por cierto permanece ornada de palmeras desde su plantación efectuada precisamente el año 1927, hecho que a lo mejor ha llevado al equívoco a las fuentes del señor Coronel.

Foto del guardia civil Cristóbal Riquelme Lobato realizada en el año 1928. Nacido en Jimena, fue el padre del poeta y escritor, también jimenato, José Riquelme Sánchez. Falleció en San Martín del Tesorillo al inicio del mes de septiembre de 1936. Fue una bala rebotada del calibre del arma reglamentaria que portaba un mercenario magrebí al que acompañaba en una fallida operación llevada a cabo en la madrugada para la toma de esta barriada de Jimena. A su derecha, enmarcado, he situado a su esposa, igualmente jimenata, Lucía Sánchez Jiménez y a sus hijos, Isabel y José. Foto extraída de Retratos de Jimena. Tomo I. Ediciones OBA.

En la misma dirección para proseguir subsanando errores, ahora, sobre la causa de la muerte del guardia civil, originario de Jimena, Cristóbal Riquelme Lobato, perteneciente al cuartel de San Martín del Tesorillo. Ocurrió en septiembre de 1936. Los informes oficiales de la Guardia Civil lo sitúan el día 5, expresada también dicha fecha en la tesis doctoral referida del coronel Núñez y ambos por la misma motivación: «fusilado por los republicanos», página 475) De igual manera el hecho y la misma causalidad aparece en el reciente libro, editado en el año 2019, de los miembros del Cuerpo, también doctores e historiadores, el comandante Miguel López Corral y el guardia civil Rafael Hernández Alonso, titulado: «Fallecidos de la Guardia Civil en acto de servicio desde su fundación, en 1844» que lo refleja en su página 110. Entretanto, fuentes tesorilleras lo fijan el día 3 y no por esa causa.

No obstante, en el artículo del doctor Núñez «Las columnas de San Roque (I)» lo corrige al día 4, aunque dicho sea de paso esa pequeña diferencia temporal no comporta consecuencias históricas. Pues bien, el texto que le continúa «Las columnas de San Roque (y II)», vuelve a situarlo al día 5, aunque como en el anterior cambia la motivación del fallecimiento con respecto a la tesis doctoral. Ya no aparece «fusilados por los republicanos» sino producto de que aquel 4 de septiembre participó en la ocupación de Tesorillo y al día siguiente, ya se estaba por tanto en el día 5, resultaría muerto en «enfrentamiento armado».

No es igual morir fusilado que en refriega bélica. ¿Qué ha mediado entre una versión y otra? No lo explica el señor Coronel aparentando seguir aferrado a las mismas fuentes «oficiales». Todo un misterio. Con lo fácil que le hubiera resultado explicitar que habiendo conocido por otras fuentes, citándolas, el origen distinto por el que falleció el guardia civil Riquelme, procede a exponer lo sucedido realmente tras haber ampliado la investigación. A la inversa, se vuelve a enrocar otra vez en los informes de la Guardia Civil para tapar el equívoco anterior y en clara fuga hacia adelante vuelve a introducir nuevas pifias.

Así relata, bajo la única fuente de la contaminada hoja de servicio del fallecido: «en la madrugada del día 5 de dicho mes, cuando prestaba servicio práctico con fuerzas de Regulares, que operaban en la barriada del Tesorillo, al pasar por la Plaza de la Iglesia y del interior de un edificio le hicieron varios disparos de escopetas, cargadas con balines y postas, que le produjeron infinidad de heridas de las cuales falleció casi instantáneamente; habiendo llegado después otras fuerzas rodearon la casa desde donde fue agredido este individuo, matando a uno de los agresores y deteniendo a cinco paisanos, poniendo en fuga a los restantes”.

Pero si Tesorillo no fue tomada por los franquistas hasta el día ocho de octubre, ¿qué hacían esos golpistas casi un mes antes durante la madrugada del día 5 de septiembre realizando labores de servicios en esa barriada de Jimena que continuaba siendo leal al gobierno republicano? Según sigue el doctor: «Aquella acción, protagonizada por una de las muchas columnas que durante aquel verano de 1936 salieron de San Roque con diferentes objetivos próximos, realmente no tenía intención de ocupar todavía la barriada de San Martín del Tesorillo…» En fin, todo un tanto kafkiano, como que no cuadra.

En la misma línea ya utilizada con anterioridad me veo obligado de nuevo a acudir a fuentes tesorilleras (Juan Gutiérrez López, Jerónimo Sánchez Blanco y Francisco Quirós Ocaña «Pacurro») de cara a obtener más luz. Y esto es lo que recojo de sus escritos y testimonios:

Ese desgraciado día de septiembre para el guardia civil jimenato y para su familia, Cristóbal Riquelme Lobato formaba parte de la tropa militar de rebeldes que procedente de la zona litoral campogibraltareña en manos de los golpistas pretendió tomar militarmente San Martín del Tesorillo. Entraron en la localidad sobre las tres de la madrugada para dar la sorpresa, pero encontraron una inesperada resistencia por parte de la población civil y de cuatro soldados con un cabo leales apostados bajo unos chaparros al lado del cerro del Galgo que reforzaban la defensa de la barriada y dormían a cielo abierto por si se producía un ataque nocturno. Disponían todos ellos de escopetas de caza con artesanales “postas”. En el fuego cruzado que se estableció entre ambas partes, cayó fatalmente herido de muerte el guardia civil Riquelme por la bala rebotada de las ráfagas de metralletas salida de un arma «amiga» reglamentaria que portaba uno de los regulares magrebíes que le acompañaba. Simultáneamente, los insurrectos, al verse envueltos en la noche por el tiroteo, emprendieron la huida y desaparecieron media hora después de su irrupción con destino a su procedencia, llevándose encima de un caballo al malogrado cuerpo del guardia civil. Por tanto, la mención de que al «día siguiente» continuaban en la barriada y sucedió la muerte del guardia civil Riquelme mientras hacía vigilancia en la plaza, tampoco procede, ya que todo se desarrolló, tanto la irrupción como la huida de estos sediciosos, no de los vecinos que dispararon, en el plis plas. Una media hora fue el tiempo que transcurrió dicha refriega desarrollada en la oscuridad de la madrugada aunque esa noche había luna llena.

Madrugada del 3 de septiembre de 1936. Nueva irrupción de madrugada de militares golpistas y mercenarios magrebíes procedentes de Algeciras que se saldó con la muerte del guardia civil de origen jimenato, Cristóbal Riquelme Lobato. y el asesinato del joven tesorillero, Francisco Mateo. Aquí en huida los sediciosos. por la calle Larga. Recreación propia. 

Siguiendo las mismas fuentes tesorilleras, a la salida desordenada de la localidad por los rebeldes, detuvieron al joven oriundo Francisco Mateo, nieto de Candelaria, que realizaba labores de vigilancia en las afueras de la población, a unos trescientos metros de las primeras casas, exactamente en la carretera de Tesorillo a Jimena a la altura de la finca del “Cortijillo”, con la orden de avisar a las fuerzas vivas republicanas si llegaban los golpistas por ese acceso. Mateo había estado al margen de la refriega que se había librado en la plaza del pueblo. Fue desarmado por los invasores sin ofrecer resistencia, entregando la escopeta de caza que portaba. A continuación, lo asesinaron a sangre fría, pudo ser debido a una venganza por cómo fueron recibidos en la barriada con el balance de la muerte del guardia civil, o por la rabia que sentían al quedar frustrada la misión que traían. Ocurrió por tres disparos, dos en el pecho y uno en la cabeza.  El otro joven tesorillero que acompañaba en similares circunstancias a Mateo, llamado Curro Cabello, salvó la vida al tutelarlo Francisco Ocaña Oliva, perteneciente a la derecha golpista local, que, habiéndose marchado del pueblo a la vez que lo hizo la familia de Raimundo Burguera, administrador de Juan March, y otras personas más, sucedido el día 10 de agosto, venía acompañando a la tropa rebelde.

Estos hechos narrados por fuentes tesorilleras son ignorados en los informes de la Guardia Civil quizás corriendo un tupido velo de imaginación para justificar el fiasco de la operación.

Libro del tesorillero y profesor Jerónimo Sánchez Blanco, publicado el año 2007.

Se podía haber ahorrado el doctor Núñez en su tesis doctoral del año 2015 asociar la muerte del guardia civil Riquelme a su fusilamiento por republicanos, según las fuentes del Cuerpo, sí hubiera caído en sus manos el libro «Historia de San Martín del Tesorillo en la España contemporánea» del profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Jerónimo Sánchez Blanco, originario de Tesorillo, que fue publicado desde el año 2007 y que tras una esforzada investigación y toma en consideración de numerosos testimonios lo aclara en la página 197. Esta obra reseñada ofrece enorme interés para conocer la historia local, por lo que resulta extraño que no figure relacionada en la bibliografía de la tesis doctoral del coronel Núñez (ver su página 452) Asimismo, «Semblanza de San Martín del Tesorillo. 2ª parte», páginas 14 y 15 del también tesorillero, Juan Gutiérrez López donde entra en más detalles.

Como era habitual, las fuentes propagandísticas de la insurrección antirrepublicana, más allá de los informes confidenciales, atribuyeron la pérdida de la vida del guardia civil Riquelme “a las hordas marxistas”. Y esta “verdad” fue la que tendenciosamente se transmitió e hicieron firmar a la esposa de la víctima, Lucía Sánchez Jiménez, también jimenata.

A su hija Isabel que entonces contaba con ocho años, y que tras ser maestra sin título en Jimena acabó de matrona en la Guardia Civil, y al hijo, José, con cinco años, que también fue en su juventud guardia civil, luego profesor, poeta y escritor, le acompañarían en sus vidas esta versión sobre «el fusilamiento» de su padre hasta sus marchas definitivas de la vida. En el caso del ilustre varón, acontecida el doce de enero del año 2001 en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla donde estaba siendo tratado de un cáncer de estómago.

A mano izquierda la foto que aparece en mi reportaje "(XIV) Los Larios y los `Mares´: Tesorillo 1936 (I Parte)". Blog de Ignacio Trillo (22.02.2020), sobre el golpe de estado y guerra en San Martín del Tesorillo que publiqué citando su fuente hace año y medio por tanto. A la derecha, foto que aparece en el diario Europa Sur en los dos artículos actuales del doctor Núñez figurando a pie como fuente "ES", las iniciales del periódico.

En toda la referencia que realiza el doctor Núñez acerca del ilustre José Riquelme Sánchez, hijo del guardia civil malogrado, se echa de menos mencionar que cuanto ha reflejado en su artículo «Las columnas de San Roque (y II)» lo ha tomado de la biografía que adelanté en este blog, «José Riquelme, poeta jimenato y campogibraltareño I (31.03.2021″) y «II (05.04.2021)«, que muy probablemente verá pronto la luz en formato impreso en papel. Ello me lleva a suponer, porque tampoco se indica, que al visualizarse en sus dos últimos artículos publicados la foto de su padre Cristóbal, extraída del otro artículo que escribí hace ya año y medio, «(XIV) Los Larios y los `Mares´: Tesorillo 1936 (I Parte)», igualmente sin hacer constar la fuente de origen, se ha tenido que leer cuanto publiqué ese día, 22,02,2020, sobre la causalidad de la muerte del guardia civil jimenato con destino en el cuartel de Tesorillo, que además podría haberle influido para cambiar la versión sobre su fusilamiento por republicanos, que siguiendo sus mismas fuentes del Cuerpo había expuesto en su tesis doctoral del 2015. Lo que es de extrañar, que, excepto ese hecho puntual, no hubiera desentrañados los otros contenidos que le acompañaban y que he tenido que volver a reproducir para corregir su texto. Otro misterio.

Con todos mis respetos pregunto, ¿tanto cuesta citar una fuente distinta a la del Cuerpo? Nunca entendí aquel dicho de echarse piedras sobre el propio tejado. Menos para ensombrecer la ingente tarea rastreadora que el doctor Núñez lleva a cabo en los archivos oficiales.

La primera edición fue publicada en la colombiana revista «Mito», el año 1958.

Aquí encuentra sentido, por si algún lector al leerlo no había llegado a percatarse, el subtítulo que acompaña esta entrada: «El coronel tiene quien le escriba«, parafraseando la memorable novela corta de Gabriel García Márquez, en el caso que nos ocupa relativo a los informes oficiales y a mis trabajos que le han llevado al doctor Núñez a dedicarle parte del tiempo de su labor investigadora.

Seis tesorilleros fusilados en el cementerio de San Martín del Tesorillo fueron las primeras víctimas locales tras su ocupación por las fuerzas militares insurrectas el 8 de octubre de 1936.

Prosigo el relato tras tener que lamentar que me haya visto obligado a escribir el párrafo anterior. La atribución infundada de la muerte del guardia civil Riquelme a tesorilleros republicanos, una vez que la localidad fue tomada definitivamente por los sediciosos el ocho de octubre de ese año de 1936, no fue baladí, le costaría la vida, sin formación de causa judicial, a alguno de los seis vecinos (Antonio Collado Ahumada, Francisco Cabrera Ramos, Francisco Matas “Matita”, Miguel Gavira Gavira “Los Razones”, Afortunado Gómez Cuadro “El Tejero” y José López Ángel “El pescador”) de la barriada que serían fusilados en la tapia del cementerio por ocupantes gatilleros falangistas, tal vez de procedencia tarifeña. Lógicamente tampoco este hecho se halla contenido, al no mentarlo el doctor Núñez, en los «informes oficiales» de aquella Guardia Civil.

Como del contenido del artículo del Coronel «El repliegue del puesto de Tesorillo» se pudiera deducir, tal vez, el anuncio de otro próximo sobre los orígenes de la presencia de este Cuerpo siendo colonia agrícola -(«cuando se aborde la historia de la Guardia Civil en dicha barriada desde sus orígenes ya se profundizará en la razón de su implantación y la vinculación con esa familia (refiriéndose a los Larios) de procedencia malagueña»)- corregirle, para que también lo revise en su artículo a publicar. El primer marqués de Larios, Martín Larios Herreros (1798-1873), no era originario de Málaga, como tiene recogido, sino de la riojana-castellana comarca Tierra de Cameros. Antes de vivir en Málaga, adonde tuvo que marchar tras la muerte de su padre, Pablo Larios de las Heras (1755-1824) para poco más tarde contraer matrimonio con su sobrina, Margarita Larios Martínez de Tejada (1812-1892) -(«la marquesa de Larios» la califica el señor Núñez; mejor la consorte del marqués de Larios, el título fue otorgado a su marido por la reina de España, Isabel II, el 11 de octubre de 1865)- la residencia y el domicilio habitual durante quince años (1809-1824) del que luego fuera primer marqués de Larios estuvieron permanentemente establecidos en Gibraltar, donde vivió y llevó los negocios familiares de exportación, contrabando y prestamista, junto a su hermano Pablo Eustaquio (1793-1869) y su hermana Pascuala (1799-1882)

CONTINUA: ¿REPLIEGUE O DESERCIÓN, DOCTOR NÚÑEZ? (II parte) https://ignaciotrillo.wordpress.com/2021/09/19/repliegue-o-desercion-doctor-nunez-y-ii/

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