INTRODUCCIÓN
En el primer capítulo https://ignaciotrillo.wordpress.com/2022/04/19/maria-manuela-gomez-de-la-cruz-maestra-ilustrada-que-ejercio-en-la-jimena-republicana-19-04-2022/ se relataron las consecuencias que llevaron a que el temor y el miedo instalados bajo la dictadura de Franco dieran lugar a que la generación que conoció y vivió la II República sufriendo a continuación la guerra y la posguerra no transmitiera a su descendencia las vivencias propias que tuvieron que ver con aquel periodo histórico. Como ejemplo, una parte de la familia del que fuera el primer alcalde republicano de Jimena de la Frontera, Fernando Calvo de la Fuente, maestro nacional originario de la provincia de Huelva, no supo que se hubiera producido el nombramiento como primer edil en su antecesor. Al igual, la población de esta misma localidad gaditana, muy pronto olvidó que hubo una ilustre maestra nacional, de tierra natal veleña, María Manuela Gómez de la Cruz, que estuvo allí destinada con plaza, hospedándose en la fonda «La Perla», entonces titular y gestionada por José Rodríguez Corzano, prominente republicano y masón, padre de María que la heredaría posteriormente. Y que en dicha pensión, ambos doentes se conocieron, se enamoraron, y contrajeron matrimonio, procreando a sus cinco hijos en el citado pueblo campogibraltareño, una de ellos fallecida a temprana edad y enterrada en el cementerio ubicado en su Castillo. En el mismo sentido, dos décadas después llegó a este mismo pueblo un nuevo farmaceútico, Antonio Mata Gómez, procedente de Málaga, que se hizo con el traspaso de la Farmacia ubicada en el primer tramo de la calle Sevilla, regentándola durante ocho años, sin que se le relacionara familiarmente con la maestra Gómez de la Cruz cuando se trataba de un sobrino.
Prosigue pues con un segundo capítulo esta interesante semblanza que la casualidad puede ser que la haya salvado del olvido que es tanto como que con el ineludible paso del tiempo la hubiera borrado.
María Manuela Gómez de la Cruz, Manolita o Manola, protagonista del relato, nació en Vélez Málaga en 1895. Era hija de Felipe Gómez Martínez, nacido de el día 27 de octubre de 1846 en Granada, de una familia ilustre, su padre era corredor de comercio, y adinerada, comerciante y joyera, y de María Teresa de la Cruz Herrera, nativa de Vélez Málaga, de portentosa saga axárquica donde había sido alumbrada el 5 de abril de 1863, llevándose por tanto los dos miembros del matrimonio diecisiete años de diferencia.
La llegada de Felipe Gómez Martínez a Vélez-Málaga sucedió con motivo de la muerte sin descendencia de su tío Ángel Lería que vivía en Vélez-Málaga, para hacerse, como heredero único, de sus negocios al ser el mayor de sus sobrinos.
Ángel Lería Gómez había nacido en Lumbreras de Cameros al igual que su primo hermano Felipe Gómez de Codés (nacido en 1814), padre de Felipe Gómez Martínez y abuelo de María Manuela, nuestra protagonista. Ambos primos llegaron en la misma fecha a Granada y se casaron en la ciudad de la Alhambra con dos hermanas, Dolores y Manuela Martinez de Carvajal Fernández, de padre joyero.
El matrimonio Ángel, el fallecido, y Dolores, después de unos años en la ciudad del Darro, se había trasladado a Vélez, donde montó una negocio de tejidos y quincallas, llamado El Espejo, en la calle de Las Tiendas de la capital axárquica que compró, ya estando enfermo, por 7.100 euros, que heredaría la viuda Dolores y de ahí a su fallecimiento pasó a José, hermano de Felipe Gómez Martínez. En tanto, el primo de Ángel, Felipe Gómez de Codés permaneció en Granada como corredor de comercio con su mujer, Manuela, hasta que falleció en 1881.
Sería alrededor de 1863 cuando Felipe Gómez Martínez, el que llegaría a ser padre de nuestra maestra María Manuela, se tuvo que desplazar por el motivo fúnebre indicado a vivir a Vélez-Málaga, para recibir y gestionar el legado descrito de su tío, teniendo para ello que suspender temporalmente la carrera de Derecho que había iniciado en la Universidad de Granada.
No obtante, no la abandonaría y sería desde Vélez-Málaga desde donde la retomaría, como podemos constatar por la matrícula que efectuó desde la capital axárquica correspondiente al curso 1872-73.
Y, tras el fallecimiento de su padre en 1881, acogerá a su madre Manuela que dejará Granada y moriría en Vélez-Málaga el 15 de enero de 1912, casí cuatro meses antes de que lo hiciera él, el 10 de mayo.
Felipe Gómez tuvo que hacer una gestión excelente con esa herencia recibida de su tío a la que luego incorporaría una fábrica de azúcar y miel en el Molino de las Monjas, y también otra de aceite y de harinas.
Contando con treinta y ocho años, 12 de febrero de 1884, se casó con María Teresa de la Cruz Herrera, familia portentosa con enorme capital invertido, entre otros, en la caña de azúcar y en ingenios. La influencia y poder que gozaba esta estirpe hacía que muchos denominaban en aquel entonces a la localidad, Vélez-Málaga de la Cruz por la cantidad de propiedades que tenían José y Antonio de la Cruz Pareja, tío y padre de María Teresa. Tuvieron once hijos, siendo María Manuela, nuestra protagonista, la novena de esa descendencia, pasando a ser la octava por la muerte de su hermano Felipe cuando hacía Derecho en Granada, en tanto, María Gracia, fallecía en Vélez contando diez años.
Avatares de la vida, aconteció la pronta muerte del matrimonio, en el caso de la madre de familia, María Teresa, el 3 de septiembre de 1903, contando con 40 años, y más tarde, el 10 de mayo de 1912, como se ha indicado, el padre Felipe, éste a causa de una «paresia intestinal», a los 62 años. En esas pérdidas de sus progenitores, María Manuela contaba con 8 y 17 años respectivamente. No obstante, el enorme valor del patrimonio que dejaba el patriarca de la saga, auguraba, teóricamente, que su descendencia, en su mayoría menores de edad, entonces cifrada en veinticinco años los varones, no debería de tener ninguna privación de cara a gozar de un futuro halagüeño.
Enfermo y previendo hallarse próxima a la muerte, Felipe Gómez, a la vista de que su prolija descendencia se quedaba huérfana y en su mayoría menores de edad, y el cúmulo de propiedades, fábricas y negocios que dejaba, generaba una gran complejidad en su administración y gestión. En este sentido, dejó constituida un consejo familiar para que su herencia estuviera a salvaguarda y diligenciada por buenas manos. Estuvo formado por un cuñado, un hermano y un abogado, que a su desaparición debían velar por su legado, sobretodo para que pudiera satisfacer su deseo de que sus descendencia hicieran las carreras universitarias que eligieran, sin limitaciones de atender los gastos que fueran precisos para tal fin, y para quienes optaran a temprana edad por casarse que aportaran una sustanciosa dote. Pero cual sería la sorpresa, como hecho negativo e inesperado, significando una equivocación por completo de su parte, cuando alguno de esos administradores, o personas interpuestas, dilapidaron, o se quedaron para ellos, la inmensa fortuna legada en el tiempo récord de dos escasos años a su óbito.
Por nada pudo tener justificación, como pudieron pretender los de la rapiña, basada en argumentos espurios como la gran crisis por la que atravesaba, desde el ultimo tercio del siglo XIX, el sector agrícola veleño y malagueño. Atrás habían quedado en el tiempo los momentos más duros de la coyuntura económica del último cuarto del siglo XIX e inicios del XX como lo significaríon las importaciones azucareras que se habían producidos a precio bajo y que habían procedidos de la Cuba colonial, al objeto de acallar inútilmente sus aspiraciones independentistas, que había acabado en 1898 con la invasión de la isla por los Estados Unidos.
Tampoco era válido el razonamiento de que la economía comarcal de la Axarquía se hallara desangrada por la introducción de la filoxera que llevó al sector vinícola y pasero a la ruina y con ello a muchas economías familiares de la zona. No tenía explicación tampoco esa falacia por, quien o quienes fueron deshonestos en sus comportamientos, hubiendo llevado la fortuna heredada a que fuera cada vez a menos hasta disiparla velozmante.
Ni tan siquiera por la asfixia que recibieron de sus mayores competidores, los Larios, a través de Enrique Crooke Larios, I marqués del Genal; José Aurelio Larios y Larios, III marqués; Leopoldo Larios y Sánchez de Piña de la rama gibraltareña de esta saga; y Luis Alvarado y González, administrador de la Casa Larios, deseosos de hacerse con esas titularidades y que tenían ubicadas en los distritos electorales de Torrox y Vélez-Málaga sus dos cacicatos por excelencia como nobilaria saga gracias a la realeza borbónica. Fueron finalmente quienes al parecer consiguieron, tras la muerte de Felipe Gómez Martínez, su propósito de hacerse con ese legado a bajo precio gracias a la venta que efectuó de forma voluntaria para el cobro de comisiones uno de los malversadores que gozaba de poderes notariales, siendo desleal a la confianza que le fue depositada por el citado difunto patriarca de la estirpe Gómez de la Cruz.
Venida esa familia, que todo lo poseía, al desamparo, no dando ya la herencia para que todos los hijos hicieran carreras o tuvieran buenas colocaciones, fueron distribuidas los más vulnerables entre distintas parentelas de la capital malagueña y también contando con la ayuda de la rama granadina. Las primeras sacrificadas, como solía ocurrir, tenían que ser las descendentes. A tal fin, se fueron preparando bodas para que las jóvenes se casaran con relevantes familias de abolengo o con profesionales exitosos. No fue el caso de María Manuela, que se opuso frontalmente a limitar su independencia como mujer libre, empeñándose en no ser dependiente de un consorte. Optó por el contrario en hacer Magisterio a la par que no contraer matrimonio a no ser que fuera ella quien eligiera y siempre por amor, sino mejor era vivir soltera. Félix, era el mayor, por eso pudo ir a la Universidad, entre Granada y Madrid, hasta llegar a ser médico, mientras los dos más pequeños, Antonio y Luis, ya no pudieron.
En estas apreturas económicas, María Manuela marchó a Málaga en 1914 y con la ayuda de familiares preparó en la academia de las Teresianas, sita en la calle Casapalma donde estuvo internada, el ingreso al Magisterio en la Escuela Normal de Maestras de San Telmo, dependiente del Distrito Universitario de Granada, en calle Compañía, junto a la plaza de la Constitución, donde se presentaría a los exámenes, teniendo como preparadora, entre otras, a su gran amiga, la que sería célebre personalidad feminista, Victoria Kent (nacida en Málaga, 6-3-1892, calle Lagunillas número 17), que llegaría a ser diputada por el Partido Radical-Socialista en las Cortes constituyentes republicanas de 1931 y directora general de prisiones, la primera mujer que accedió a un alto cargo del Gobierno.
María Manuela se refería a Kent como una más de la familia con el apelativo de Victorina. Kent tres años mayor que María Manuela, ingresando con catorce años hizo también el Magisterio en Málaga, igualmente en la Escuela de San Telmo. Lo había realizado con antelación. Fue en el periodo 1906 a 1911. Acabó tanto el grado elemental como el superior.
No sería hasta 1917 cuando Kent partió a Madrid para estudiar Derecho, hospedándose en la Residencia de Señoritas, la primera inaugurada para ellas dos años antes por María de Maeztu, y en 1924 sería la primera abogada colegiada de la historia por lo que podía ejercer, lo que puede llegar a suponerse que antes de marcharse le impartiera clases a María Manuela y la introdujera en los postulados pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza y en la apuesta por una escuela laica debido a la enorme proximidad que tenía tanto con Giner de los Ríos como con Jimenez Fraud.
A través de una nota de eco de sociedad que tan habitual era en la prensa de entonces, sabemos que en el año 1917, María Manuela había superado el tercer curso de Magisterio y eso significaba, siguiendo el plan de enseñanza de 1903, que haría, al igual que Kent, el grado superior que constía, aparte del ingresos, dos primeros años para la titulación del grado elemental tras aprobar la reválida, y a continuación otros dos años más con la consiguiente y nueva reválida.
Finalizada la carrera, María Manuela se empeñó igualmente en ejercerla frente a las tentadoras ofertas que le seguían llegando para que hiciera lo que una señorita de bien tenía que llevar a cabo, celebrar una buena boda. Así, no hizo ascos a su primer destino oficial, que no podía ser otro para empezar que un pequeño pueblo. Le tocó el situado en la comarca granadina de la Alpujarra oriental, Sorvilán, a la que, ante la falta de comunicaciones en su acceso por carretera, llegó subida en un burro. De allí tendría otros destinos en las pedanías de este mismo municipio tan profunda en aquel tiempo. En Sorvilán había llegado el cuatro de marzo de 1922. Permaneció allí año y medio, hasta el final del curso siguiente, treinta de junio de 1923. Antes, pero en la condición de docente interina había impartido la docencia en una escuela nacional de Estepona; su duración fue desde el uno de septiembre de 1921 al once de marzo de 1922, seis meses y once días.
Y la siguiente plaza, sería ya para el curso 1923-24. Ocurrió el diez de septiembre de 1923. Llegó al municipio campogibraltareño de Jimena de la Frontera donde se hospedó en la fonda La Perla de tanta solera en la localidad. Acostumbrada a una tierra de montaña y morisca como la granadina, no le tuvo que ser complicado a acostumbrarse al mismo origen y a las cuestas de este nuevo destino, a la vez que consideraría un pueblo grande, frente a los escasos mil habitantes de Sorvilán que se había dejado atrás. Además, disponiendo de una vía de comunicación tan moderna como lo significaba entonces el ferrocarril, que databa la inauguración de llegada del primer convoy a su estación de tren el día 6 de octubre de 1890, tres décadas antes, y que le posibilitaba tener buenas comunicaciones con Algeciras, Ronda y, vía Bobadilla, con Málaga capital donde se hallaba el grueso de su familia.
En Jimena, bien pronto quedaría integrada doña María Manuela, primero en el cuerpo docente con unas profesoras de las que se haría gran amiga, como lo significaron doña Pura y doña Mercedes, y simultáneamente con la comunidad educativa, padres y alumnado.
(Continuará: «María Manuela en Jimena, su boda y la llegada de la II República»: https://ignaciotrillo.wordpress.com/2022/06/15/maria-manuela-gomez-de-la-cruz-maestra-ilustrada-que-ejercio-en-la-jimena-republicana-3a-parte/)
Nota: Los testimonios para esta semblanza y la bibliografía empleada figurarán al final del último capítulo.
OTRO POST INCLUIDO EN ESTE BLOG RELACIONADO CON ESTA SEMBLANZA
María Manuela Gómez de la Cruz, maestra ilustrada que ejerció en la Jimena republicana (19.04.2022): https://ignaciotrillo.wordpress.com/2022/04/19/maria-manuela-gomez-de-la-cruz-maestra-ilustrada-que-ejercio-en-la-jimena-republicana-19-04-2022/
Posted in: Solo Blog
Posted on May 16, 2022
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