EL POETA LEOPOLDO DE LUIS Y RONDA (12.12.2022)

Posted on diciembre 12, 2022

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Juan Ignacio Trillo

Economista e investigador histórico

Este pasado día dos de diciembre fue presentado en el Centro Andaluz de Ronda (Málaga) el número 74 de la revista histórico-cultural de la localidad, PUENTE NUEVO. Tras la presentación de mi libro «La herida de Leopoldo de Luis en el paraíso del Sur», llevada a cabo el pasado 30 de septiembre en la Ciudad del Tajo, me fue solicitado que colaborara en el siguiente edición de esta solera como prestigiada publicación con un artículo que versara sobre el acto celebrado, así como de la vinculación del referido poeta con esa tierra. Es lo que se recoge a continuación:

30 de septiembre de 2022. Cartel de convocatoria del acto.

El último día del pasado mes de septiembre, me personé en la siempre acogedora Ciudad del Tajo, atendiendo la amable invitación que me cursó el Centro Andaluz de la localidad a través de la dinamizadora cultural y presidenta de la entidad, doña Ana Rosillo. Se trataba de presentar mi reciente libro, editado por la Diputación de Cádiz, que lleva como título, «La herida de Leopoldo de Luis en el paraíso del Sur».

La oportunidad que me brindó la iniciativa mereció la pena. Sirvió, además, para tomarle nuevamente el pulso a la ciudad, tras la obligada ausencia con motivo de la angustiosa pandemia atravesada. A lo largo de mi jimenata infancia, Ronda fue una de mis dos cabeceras de Comarca; la otra, Algeciras. Así que siempre que la he vuelto a pisar, me ha retrotraído en el tiempo a olores y paisajes de aquella niñez, brotando la nostalgia de una inocente época en blanco y negro que se fue para no volver.

30 de septiembre 2022. Mesa de presentación del libro: Juan Harillo, Ana Rosillo, J. Ignacio Trillo, Joaquín Hita y Valentín Navarro.

Significó, del mismo modo, un placer poder departir con el elenco de extraordinarias personalidades que me acompañaron. Más que subalternos a la autoría del libro, auténticas primeras espadas, como si se tratara de una goyesca especial para un espectáculo literario. En el mismo sentido, conforme el respetable entraba a ocupar sus asientos, sentí la exigencia de ejecutar una buena faena ante la exquisita como entendida composición que me transmitían.

Fui saludando, comenzando por la anfitriona doña Ana Rosillo. Confieso que me deslumbró la infatigable como generosa actividad que despliega. Más allá de exitosa empresaria de restauración, representa un lujo para la ciudad en el preciado rol que desempeña como comisaria local de las artes literarias, gráficas y de las que le echen al ruedo cultural. Mujer de nuestro tiempo, que  me recibió como si nos conociéramos de toda la vida. Percibí de inmediato en nuestra conversación, puntos en común por la pasión a la historia contemporánea de nuestro entorno, teniendo como motor la coincidencia de ambos en las raíces jimenatas que portamos. Además, abrí con ella un enorme portón para la colaboración, que seguro dará fecundos resultados, de cara a profundizar para hacer público algunos hechos que se produjeron en las décadas más profundas y siniestras del pasado siglo XX.

Abril de 1979. El primer ayuntamiento democrático de Ronda, donde fue elegido como alcalde don Juan Harillo, primera ocasión que tuve para conocerlo.

Proseguí. En esta ocasión, el capotazo de saludo lo dirigí en forma de un afectuoso abrazo al gran amigo, don Juan Harillo, entre otros lances compañero de trabajo coincidiendo en la gestión de la cosa pública, como delegados provinciales en la Junta de Andalucía, él volcado en la materia turística-deportiva, y la mía en la medioambiental; aunque ya lo conocía, más o menor desde antier, siendo el primer alcalde de Ronda de la democracia. Como a los demás, le expresé mi agradecimiento por su disponibilidad para participar en el acto, y en su caso por la dicha de encontrármelo igual de fuerte que siempre, sin que aparentara que el tiempo hubiera pasado por él. Me respondió, con la fina ironía que siempre hizo gala: «Ignacio, me hecho mayor…», interrumpiéndole, en el mismo tono desenfadado: «Pues no te veo más grande…», para terminar la frase: «…como siempre lo fuiste en estatura política y en tantas otras facetas».

Como en fechas recientes había recopilado toda la información relativa al histórico evento autonómico del día 4 de diciembre de 1977, por tanto lo tenía fresco, le recordé aquella anécdota, no exenta de cierto humor, que le sucedió, cuando Ronda se adelantó en un mes, sobre la fecha acordada, a la celebración de aquella célebre manifestación autonómica, por lo que tuvo que repetirla treinta días después; a la par, le pregunté, si fue para reafirmar a la ciudad en la adelantada en el andalucismo, como siempre aconteció, o por otro motivo. Me respondió: «No, Ignacio, para nada fue un afán de protagonismo. Las cosas de entonces,.. Como bien te acordarás nos reunimos en octubre. Me equivoqué al anotar la fecha, y entendí el 4 de noviembre, en vez de diciembre, y como no había móviles ni volvimos a tener más reuniones, yo, que siempre deseaba llegar cuanto antes a mi casa y sabía la carreterita que me esperaba, con las prisas, porque aquello se prolongó, no deparé en asegurarme bien el dato que había apuntado. Así de simple».  Le seguí interrogando: «¿Y te lo recriminaron?», respondiéndome: «Para nada. Fue un éxito la convocatoria, porque ya estábamos organizados con anterioridad, pero intentamos ponerle sordina, para que no fuera mal interpretada como un acto de división -la unidad sobre esta reivindicación era en aquel preciso momento lo más importante- así que el 4 de diciembre, como si no hubiera acontecida la anterior, o nos lo hubiéramos tomado tan solo como un precalentamiento, volvimos a salir a la calle como si tal cosa, incluso contando con más concurrencia». Con la memoria y la lucidez que demostraba conservar, así como su capacidad de análisis, le animé a escribir sus memorias, sin mayor dilatación, contestándome: «En algo de eso estamos, aunque aún voy por cuando era chico».

30 de septiembre de 2022. Con el entrañable doctor Hita, al que conocía desde pequeño.

A continuación, pasé a fundirme, en un cariñoso estrechón de cuerpos, con el doctor don Joaquín Hita, entrañable persona muy allegada a mi padre que también era médico. Llegó a habitar en Jimena, a escasos metros de mi casa. No lo veía desde que estuvo destinado como facultativo en el Hospital de la Paz, en tanto yo estudiaba Bachiller Superior también en la capital de España. Me acompañaba en aquella ya remota visita, mi tío, hermano de mi padre, don Francisco Trillo, veterinario y doctor en tauromaquia, con el que vivía en su domicilio familiar. Especialista en el estudio de las reses bravas, fue un gran amigo igualmente de don Antonio Ordóñez y frecuentaba la ciudad de Ronda para asistir a sus célebres corridas, acompañando a las grandes figuras del toreo a los que asesoraba. Guardó siempre un gran recuerdo de él, me expresó el doctor Hita.

28 de octubre de 1980. Carta de pésame del doctor Hita dirigida a la viuda del que fue su primer maestro, el autodidacta Diego Bautista Prieto, ante su fallecimiento al ser arrollado por un vehículo en un paso de peatones en Barcelona, donde había emigrado desde su tierra natal de Jimena de la Frontera, Don Joaquín se hallaba en ese trágico momento con plaza de médico internista en la Línea de la Concepción, tras haber estado desde febrero del año 1966 hasta diciembre de 1975 en el entonces principal hospital de España, La Paz de Madrid, antes había sido médico rural destinado en San Martín del Tesorillo. Documento: herederos Bautista Gómez.

A don Joaquín lo había localizado telefónicamente no hacía tanto, precisamente escribiendo el libro que iba a ser objeto de presentación. Ocurrió al encontrarme  en el archivo familiar de Diego Bautista Prieto, -poeta jimenato que fue discípulo de Leopoldo de Luis-, con una dolida carta de pésame que había dirigido a la viuda por el fatal fallecimiento en accidente de tráfico de su esposo. El niño Hita, mientras vivió aislado en la jimenata finca del Alcachofal, lo tuvo como su primer maestro particular, el que le enseñó a leer y a escribir. ¡Qué minúsculo volvía a ser el mundo y la historia…!

Año 2015. Tesis doctoral del profesor don Valentín Navarro Virguera, participante, también, en el acto de presentación.

Y por último, antes de subirnos a la mesa para comenzar el acto, se me presentó, habiendo llegado procedente de Sevilla, el catedrático, don Valentín Navarro, con el que no había tenido el gusto de coincidir físicamente hasta entonces, pero si habíamos hablado a lo largo de la elaboración del libro, por ser un experto de la obra de Leopoldo de Luis y tratar su tesis doctoral sobre su pensamiento poético. Me había llamado días antes, por si podía proporcionarle una invitación para asistir al acto, a lo que le respondí que encantado, pero para coparticipar en la mesa de presentación.

Diciembre del 2021. Recién salido de la imprenta, editado por la Diputación de Cádiz, el libro que se presentaba. Portada, contraportada y reseña biográfica del autor.

Paso pues a conversar de mi libro, antes que me lo reprenda doña Ana Rosillo, porque el espacio que tan amablemente me ha reservado en esta espléndida como meritoria revista cultural y encima tan longeva, es para que hable específicamente de mi libro, como le demandara hasta la saciedad a Mercedes Milá, el periodista y escritor Francisco Umbral; por cierto, aparece destacado también en mi libro por haber estado intrínsecamente unido a la figura de Leopoldo de Luis. Y no digo más de esta cuestión para no revelar contenidos íntimos que corresponden descubrir a los lectores, ya que quienes lo han concluido me lo pueden reprochar. Así pues, sin más preámbulos, tomo la muleta y entro en faena.

Prologuistas de oro del libro: Juan José Téllez, Jorge Urrutia, hijo de Leopoldo de Luis y José Regueira.

El libro se inicia con un exquisito preámbulo a cargo de brillantes prosistas -Jorge Urrutia, hijo de Leopoldo de Luis y excelente catedrático, como escritor; Juan José Téllez, que fue el director del Centro de las Letras de Andalucía, periodista y enorme literato; y José Regueira, farmacéutico, investigador y ex-cronista oficial de Jimena.

A continuación, comienzo, adentrándome en la insigne biografía (1918-2005) del poeta De Luis, enmarcada en la convulsa supervivencia de toda una generación de escritores, víctima del quebranto y el retroceso cultural que originó el golpe de estado de 1936, cuyo brutal impacto se prolongó en la Posguerra.

Diciembre de 1937. El joven Leopoldo Urrutia Luis, con 19 años, con el uniforme de oficial del Ejército Popular de la República, tras haber salido del hospital de Alicante reponiéndose de las heridas de balas sufridas en el frente de Madrid, para proseguir defendiendo a la II República. Esa estancia convaleciente en la ciudad levantina, lo aprovechó para escribir y publicar su primer libro, «Versos en la guerra», junto a Miguel Hernández y Gabriel Baldrich. Archivo de la familia Urrutia.

El tratado va más allá de perfilar una semblanza literaria de este Premio Nacional de las Letras, que también lo fue del Premio Nacional de Poesía, e hijo Predilecto de Andalucía, entre otros reconocimientos, que, aunque nacido en Córdoba, se consideró de origen «transfronterizo», incluyendo también a Jimena de la Frontera, como podía haber venido al mundo en Ronda. No en vano, este estudio supone una invitación para acompañar al poeta en su trayectoria personal y vital para entender mejor su obra, más de treinta libros publicados, mientras se transita por la memoria histórica de España en el convulso periodo que le tocó vivir.

Fue en mayo de 1936 cuando Leopoldo Urrutia Luis hallándose con el último libro de Rafael Alberti conoció en Madrid en una tarde lluviosa a Miguel Hernández, con el que intimidaría tanto que llegaría a considerarlo como su "hermano mayor".

Desde el punto de vista literario, la fecha de nacimiento y la dilatada longevidad creativa de que gozó el poeta De Luis, le llevó, por la encrucijada en la que se halló, a ser un privilegiado, al conocer estrechamente, comunicarse y recibir la impronta, lo mismo de personalidades de la generación del 98 (Antonio Machado, al que llegó a conocer, Juan Ramón Jiménez, con el que se trató…), del 27 (León Felipe, su nexo de unión con los poetas del exilio mexicano, Lorca, Guillén, Aleixandre, su otro íntimo amigo, Alberti, con el que continuó la erudita relación tras retornar de Italia…), de la suya del 36 (Miguel Hernández, su íntimo amigo, el hermano mayor lo llamaba, con el que escribió su primer libro, y al que salvó parte de su poesía escrita en la cárcel; Gabriel Celaya, su primer editor; Hierro; Garciasol….), como de la ulterior a la guerra (Cela, con el que compartió en décadas tertulias en el café Gijón; Ridruejo, el poeta falangista “arrepentido” de su pasado; Manuel Alcántara; García Nieto…), y la de sus coetáneos con vinculación campogibraltareña (Baldrich,  José Luis Cano, Luis López Anglada…)

4 de Diciembre de 1944. Su boda en la Estación de Jimena de la Frontera con la vecina de la localidad, Mariquita Gómez Sierra, que pasó a ser Maruja. Archivo familiar Urrutia.

Con especial detenimiento, relato las agridulces circunstancias que, al fin de la guerra, llevaron a Leopoldo Urrutia al Paraíso del Sur, Jimena de la Frontera, donde llegó como penado tras ser condenado por un Consejo de Guerra sumarísimo, constituidos por jefes y oficiales del sector del ejército que se sublevó en armas, acusándole paradójicamente de Auxilio a la Rebelión por haber sido leal al ordenamiento constitucional republicano; el mundo al revés. En la estación de tren de Jimena, a su llegada, hallándose esposado, descubrió la miel del amor en la joven vecina Mariquita Gómez, que le acompañó a lo largo de la vida; en contraposición, la hiel de respirar por la herida de la derrota y penado en un campo de concentración. De ahí el título.

Los tres poetas locales de talla, nacidos en Jimena de la Frontera: Diego Bautista, Ángela Reyes y José Requena, estrechamente allegados a Leopoldo de Luis que le acompañaron en el campo literario y recibieron sus consejos.

Se detalla, además, la ascendencia que este gran humanista tuvo sobre poetas locales que crecieron con su relación, cuyas vidas y producciones se abordan adicionalmente en esta publicación: Diego Bautista, ese autodidacta, maestro particular del niño Joaquín Hita; Ángela Reyes, también escritora de novelas y de cuentos; y José Riquelme, que fue: seminarista/guardia civil/maestro, su nombre lo lleva la Biblioteca Municipal de la Línea de la Concepción, aparte de una calle en la Estación de Jimena.

 18-7-1947. Leopoldo de Luis, con su hijo Jorge, en la feria de la Línea de la Concepción, con su anhelo de que no se perdiera una infancia feliz a pesar de los vientos que aún corrían. Habían pasado, justo once años, de la fatídica fecha en que esta ciudad fue cruelmente tomada a sangre y fuego por tropas golpistas procedentes de Ceuta, ocasionando más de un centenar de víctimas. Foto: Familia Urrutia.

Más de dos años de investigación, contando además con la estimable colaboración de su único hijo, Jorge Urrutia, un jimenato-madrileño espléndido, que me abrió las puertas sobre cuanto necesitara saber de su padre, me llevaron a la necesidad de escribir este libro. Era de justicia poner aún más en valor a una personalidad tan interesante, quizás no suficientemente conocida ni explorada, habiendo sido uno de los literatos más importantes del siglo XX, aparte de hombre bueno, solidario, de compromiso y de paz. Más, cuando un episodio, como el vivido en Jimena de la Frontera, no se había contemplado, hasta ahora, en sus prolíferas referencias en su auténtica dimensión. Fue el lugar donde tanto le marcó la vida y su obra. Ahí penó su condena, se enamoró, se casó y procreó al único descendiente, así como maduró el cambió de su nombre de pila, Leopoldo Urrutia, -apellido maldito para el franquismo por asociarlo a su pasado republicano que condenó-, por el literario, Leopoldo de Luis, para que su producción literaria de futuro por tanto no se viera tan de frente con la censura.

Abril de 1939-finales de 1944. Andén de la estación de tren de Ronda por dónde fueron pasando los convoyes ferroviarios, portando la mayoría de los materiales y prisioneros republicanos, en un número aproximado de más de treinta mil, con destino a los campos de concentración que se ubicaron, en gran parte, en los municipios de la comarca del Campo de Gibraltar,  para que, en cumplimiento de las penas que les fueron impuestas por los Consejos de Guerra de los vencedores, llevaran a cabo, como mano de obra semiesclava y encuadrados en batallones, obras de trabajos forzosos donde perderían la vida algo más de tres centenares. Las construcciones eran relativas a fortificaciones, campos de aterrizajes de aviones, pistas, puentes, carreteras...y de todo tipo de infraestructuras militar de defensas, ataques y repliegues, bien para una posible toma de Gibraltar o, conforme fue desarrollándose de forma desfavorable para el franquismo la Segunda Guerra Mundial, para hacer frente a un posible desembarco de Los Aliados en las playas gaditanas, debido a la homologación del Régimen dictatorial, establecido por la fuerza de las armas, con los países del eje nazi-fascista, representado por la Italia de Benito Mussolini y la Alemania de Adolfo Hitler. En uno de esos batallones de trabajadores, el número 104, estaría, encuadrado el poeta Leopoldo de Luis, cuyo campo de internamiento se instaló en San Pablo de Buceite para realizar las carreteras militares de Jimena a Puerto Galis y de Jimena a Ronda.

Y desde luego que la ciudad de Ronda y su Serranía figuran en el libro, tanto en lo que concierne a Leopoldo de Luis, como también en los discípulos que se reseñan. Está presente, desde que el poeta parte desde Córdoba como preso para empezar a cumplir su condena. Para ello se le encierra en un tren mercancía para el transporte de ganado, donde los animales que viajaban eran prisioneros republicanos, en su mayoría ilustres, hacinados y esposados de dos en dos con improvisados alambres. Su lento transcurrir por los raíles, de dos días, sin beber ni comer, que tardó desde Córdoba a Jimena, con múltiples paradas, se tuvo qe detener en la estación de Ronday continuar. Entre sus múltiples pausas antes de arribar a destino, sucedió junto a una huerta de Gaucín, que le inspira uno de sus poemas más bellos como amargos. A la llegada a la Estación de Jimena, la casa de donde se avitualla la muchacha Mariquita para proporcionarle el líquido elemento que sacie la deshidratación que acumula el preso, surgiendo además el amor, es titular de un empresario de Ronda, propietario de un patio de corcho situado al lado. El campo de concentración de destino, situado en San Pablo de Buceite, donde lo clasifican, tiene como objetivo la construcción de las carreteras, de Jimena a Puerto Galis y de Jimena a Ronda. Su poema «La quinta cuerda», es «en Homenaje a Vicente Espinel, con Ronda al fondo»

Año 1964. El primer libro del poeta Diego Bautista Prieto, cuya portada la realizó su amigo de Ronda, el grafista Cristóbal Aguilar Barea, que fue editada en la colección El Bardo donde publicaba igualmente en ese momento, Leopoldo de Luis.

Entre sus discípulos: Diego Bautista, aparte de lo ya descrito sobre su relación con el Hita, desertó en Ronda, en enero de 1937, del ejército sublevado, donde realizaba el servicio militar, para pasarse a las filas republicanas. Su madre, fusilada por el franquismo, era originaria de Gaucín. En Ronda tuvo este poeta a su gran amigo, el pintor grafista Cristóbal Aguilar Barea, que fue quien además le confeccionó la portada para su primer libro…En José Riquelme, destaca su relación con la Caja de Ahorros de Ronda y vinculación con don Juan de la Rosa, que le editó su primer libro. Su obra posterior, «Ronda y sus Toreros en la Poesía Española», con un contenido de recopilación inconmensurable, fue editado por las Reales Maestranzas de Caballería de Ronda…

Año 1994. José Riquelme produce «Ronda y sus Toreros en la Poesía Española», editado por las Reales Maestranzas de Caballería de Ronda. Se trata de una antología poética de ciento veintiocho poemas, de setenta y cinco autores distintos, comprendidos entre los siglos XV y XX, acompañada de grabados y pinturas al óleo y de acuarelas de los más famosos artistas plásticos que han reflejado las bellezas monumentales que ofrece la Ciudad del Tajo y donde la poesía de Leopoldo de Luis también está presente.

Con una magnífica calidad en su edición, habiendo sido su tirada de quinientos ejemplares, contiene cada ejemplar 268 imágenes, entre fotos y documentos, en blanco y negro y en color, efectuada con mimo por la Diputación de Cádiz a la que he cedido todos mis derechos. Ha sido distribuido por las bibliotecas de la provincia gaditana, a disposición de estudiantes y lectores, principal objetivo, no así está a disposición de las librerías del país. Los que han quedados hasta agotarse, tan solo se pueden adquirir o ser recibirlo a domicilio, a través de Papelería Garabatos de Jimena  (Telf. 641194931-956641291, en horario comercial) al módico precio de quince euros. ¡Qué mejor regalo darse o proporcionar en estas fiestas! Por cierto, adelanto mis felicitaciones.

ENLACE DE LA PRESENTACIÓN Y CÓMO ADQUIRIR LA REVISTA: https://www.charrytv.com/noticias/ronda/cultura/centro-andaluz-ronda-revista-puente-nuevo_6064

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