Y LE LLAMAN MODERNIDAD (25.02.2023)*

Posted on febrero 25, 2023

1


Málaga, entre la insostenibilidad y la caspa

Ignacio Trillo

Por más que se empeñe el gobierno de la capital malagueña de abrumarnos con tantos humos de modernidad, son tan elementales como para hacernos creer que lo consiguen con la escenografía de su modelo de ciudad, escaparate de parque temático que expulsa a la población autóctona a los municipios colindantes y hace extraños a los residentes. Especulación gravosa, caspa preconstitucional e insostenibilidad ambiental y económica en un sálvese quien pueda, sobre todo para las futuras generaciones. Es el programa electoral que se está aplicando y piden el voto para continuarlo después de mayo.

6 de noviembre 2022. Seis cruceros atracaron en el puerto de Málaga con un total de 11.300 pasajeros. A las 10 de la mañana el centro histórico de la ciudad parecía un día de feria en el centro pero a las 15 horas. En el puzle de imágenes, cruceros atracados, calle San Agustín, Palacio de la Aduana, plaza de la Constitución.

Fue la misma conclusión que antes de despedirse me comentó un ilustre germano que nos ha visitado estos días. No lo llevaba a cabo desde hacía años. Ha tomado mala nota sobre lo que ha visto durante su estancia, aunque sin adivinar si el pollo vivo sin cabeza que lleva la dirección de la política local y que se muestra tan satisfecho con lo que hace es algún extraterrestre.

El constante trajín de turistas residenciales en el centro histórico con sus maletas dirigiéndose a los lugares que hubieran alquilados por días.

Como son tantas las materias que me ha trasladado, la síntesis obliga a una transcripción con economía de espacio. En su visita al centro histórico ha percibido una europeización mal entendida que ha transfigurado lo que lució el paisaje y paisanaje de aquella Málaga diferenciada y no colmada, que la disfrutaba principalmente su ciudadanía y también los foráneos, como él, que se sentían atraídos por esa forma peculiar de vivir, no al revés como ha descubierto que sucede hoy en día. Desde la entrada a calle Larios ha percibido que ya no es lo que le seducía. En esta contemplación, grupos de guiris desembarcados, guiados por banderas de empresas navieras para que no se extravíen, con caras estupefactas sin llegar a estar seguros en qué capital se encuentran en esas rutas maratonianas programas al segundo “todo por mil euros” para regresar de vacaciones agotados con necesidad de descanso y poder digerir y clarificar todo lo que a marcha forzada han confundido. Ya no encuentras aquella urbe habitable con sus tradicionales lugares de citas que conllevaban la socialización, el paseo, el tapeo o la contemplación. El vecino de la ciudad se ha convertido en un espécimen en peligro de extinción, perdido en el centro, al que ha dejado de acudir para no meterse en tumultos de gente que no conoce, en espacios públicos hacinados por mesas y sillas, cuya tónica habitual es el anonimato y el sablazo. Ya no te encuentras a los amigos por casualidad. Los comercios, los escaparates, sus firmas, son reproducciones de cualquier otro rincón turístico. Tardes de antaño, tras el horario laboral o almuerzos caseros, que fueron de compras, meriendas, cafés o cubatas, según edades y bolsillos, se han transfigurados en tempranas cenas a base de paella y refritos donde todo resulta insólito. El armónico bullicio de conversaciones, ha dado paso al silencio de la incomunicación, con desagradable trasfondo de sonoras ruedas de maletas tiradas a toda prisa por turistas mochileros para llegar como destino a habitaciones de alquileres por fondos buitres. Movidas nocturnas de colegueos, musicales y ambientales de los encuentros del ayer, han sido suplidas por una plaga de imberbes que descubren en el ilimitado consumo de la birra, el enorme placer de bramar bajo las estrellas tras perder la educación y sus testas…

Alquileres y viviendas por las nubes. Torres hacia las nubes. Millonarios precios que presagian la insostenibilidad ambiental y humana y la cohesión social de este ecosistema urbano. No solo no se hace ciudad sino que se destruye su futuro. Torres portuarias previstas que solo encontrarán salidas al mar porque su limitado acceso a la ciudad quedará colapsado por la movilidad de sus moradores, con ruptura además del paisaje histórico que ofrece la fachada marítima. Macro hospital, el tercero a erigirse, en un entorno ya colmado que se acrecienta por “erecciones” constructivas que se alzan sobre el suelo de Martiricos, que hará imposible ingresar en su urgencia o entrar en sus instalaciones sanitarias en una emergencia de tipo medio, ni por tierra o mar, que acabará desplazando de lugar el estadio de fútbol, otro pelotazo urbanístico a prever. Expo para Campanillas sin neutralizar la huella de carbono a causa de las nuevas torres de Repsol, en lo que podría ser el Central park malacitano, en la zona de mayor densidad de población de Europa. La Térmica, ídem de lo mismo… Bonito récord para un alcalde de cara a pasar a la posterioridad por la seña de identidad de su apellido. Para nota.

Imágenes de los rascacielos que se están construyendo o el Ayuntamiento plantea que se levanten. El del Puerto en el dique de Levante. las Torres en los antiguos terrenos de Repsol. Los de Martiricos y otros en La Térmica, zona marítima occidental. Y en la parte inferior el bosque anhelado por el vecindario pero desechado por el gobierno municipal para implantar las torres ya mostrada donde estuvieron los depósitos de petróleos de Repsol. Lo peor de todo es que con el déficit existente de viviendas que padece la actual población malagueña, no responde estas nuevas construcciones para atender esa demanda por cuanto sus precios son desorbitantes. Así pues, segundas residencias para millonarios o para fondos buitres para su alquileres turísticos.

Así se fue, mí escandalizado invitado, que antes me pidió el favor de un recorrido histórico y más novelado sobre lo que fue el Camino de Antequera y el de Vélez. Pues mal, otro fiasco surgió al transitar por la avenida que conserva la denominación de un militar franquista sublevado. Enterado del embrollo para cambiar su nombre, exclamó con las manos en la cabeza: ¡Cómo es posible que un ayuntamiento que se proclama constitucional incumpla las leyes del Estado sin depurarse responsabilidades!  Como tampoco entendía, que cogobernase un desnortado Ciudadanos, con tanta vocación y prisas por desaparecer, con una concejala de Cultura que ignora la Historia, lo que fue aquel golpe de Estado genocida, bajo la tutela de un alcalde que atravesó un vertiginoso reciclado desde el franquismo a la democracia, y que en su senectud vuelve a tirarse al monte para mantener su cargo. En el país germano, continuó asegurándome, no se dio ese fenómeno entre los servidores al III Reich porque fueron condenados e inhabilitados.

Dos imágenes del actual alcalde de la capital malagueña, separadas en el tiempo tan solo por un año y medio, julio de 1975 y febrero de 1977. En la primera siendo presidente de la Diputación Provincial y del partido de Falange, otorgándole la medalla de oro de la provincia de Málaga al ministro de Franco, el también falangista Utrera Molina, del sector más bunkerizado del fascio, actuando de testigos los otros dos ministros del Dictador, el del Movimiento, Domingo Solís Ruiz, "la sonrisa del Régimen", y el de Censura y Turismo, que sustituyó a Manuel Fraga Iribarne, el coronel León Herrera Esteban. Franco moriría cuatro meses después. En la siguiente, quizás respondiendo al rico refranero castellano "muerto el perro se acabó la rabia" o, "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", el mismo Francisco de la Torre, sin que hubiera sufrido ningún trastorno, haciendo público la constitución del partido Social-Demócrata Andaluz y anunciando que se presentará a las primeras elecciones generales que se convoquen. Pocos días después se integraría en la UCD que a continuación creó Adolfo Suarez.

También me expresó que le resultaba penoso saber que hasta hace una década se hubiera mantenido igualmente el Hospital con el nombre del sedicioso condecorado por el gobierno de El Duce, al fallecer en acción de guerra contra el Gobierno legal, pilotando un avión y bajo mando de un ejército invasor extranjero, el italiano. Un aviador que traicionó su juramento de lealtad al ordenamiento constitucional, que fue expulsado del ejército, ajeno a la salvación de vidas y curación de heridos, por el contrario causante de destrucción, muerte, y dolor por donde fue bombardeando… Vámonos al Camino de Vélez, me dijo, porque son fechas de aniversario histórico para pisar tierra en solidaridad y recuerdo a aquellos indefensos inocentes que huyeron con lo puesto por la carretera de la muerte en aquel crimen de lesa humanidad siendo solo auxiliados por un médico: Norman Bethune. ¡Este sí que hubiera sido un nombre justo y de reparación para el Hospital del Camino de Antequera!

El equipo médico que dirigía el médico canadiense Noran Bethune recogió con esta ambulancia a muchas víctimas de La Desbandá y les salvó la vida. “No he venido a España a derramar sangre, sino a darla”, manifestó.

¿Y sabes el siguiente escozor que antes de partir en vuelo me espera? Tener que atravesar otra avenida con nombre sedicioso: García Morato, militar falangista, partido homologable al que fundó Mussolini o Hitler ¿Qué diría Pablo Picasso por tenerlo al lado? ¿Te imaginas que vas a Berlín o a Frankfurt y la avenida que te conduce a la urbe se llame Joseph Goebbels, Rudolf Hess, Goering o Martin Bormann?

Los pilotos sediciosos Carlos de Haya González de Ubieta y su cuñado Joaquín García Morato, ambos casados con las hermanas malagueñas Gálvez Moll, también fallecidos en accidente aéreo, el primero en acción de guerra. Le siguen los dirigentes nazis Rudolf Hess y Goebbels que tanto contribuyeron al triunfo de Franco en su guerra declarada donde los citados aviadores jugaron un destacado papel por los que fueron, aparte de otros reconocimientos, la laureada San Fernando.

 ¿Modernidad? No, caspa cavernícola macabra ¿Capital cultural? ¿Con tanta presencia aún de los de, «¡Viva la muerte, abajo la inteligencia!»? ¿Y por esta avenida aeroportuaria va a recibir el Ayuntamiento de la Modernidad y de la Cultura a los futuros visitantes de la Expo?…Una ciudad que ignora su pasado y agrede su hábitat no augura saludable paradero.

La maqueta del Ayuntamiento de Málaga para la Expo 2027, no lejano al Parque Tecnológico

Así se despidió el amigo indignado. Lo convenceré para que vuelva, pero solo si cambia este panorama sombrío.

Fdo.: Ignacio Trillo, economista.

Anuncio publicitario
Etiquetado:
Posted in: Solo Blog