José Riquelme, poeta y guardia civil (02.08.2022)

Posted on agosto 3, 2022

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Ignacio Trillo

INTRODUCCIÓN

Diario "Europa Sur" del Campo de Gibraltar, página 10, donde el pasado día 3 de julio publiqué el artículo "José Riquelme, poeta y guardia civil".

El pasado domingo dieciocho de junio, el doctor en Historia y Coronel de la Guardia Civil en activo, don Jesús Núñez Montero, con actual destino en la Comandancia de Cádiz y antes en el Campo de Gibraltar con sede en Algeciras, llevó a las páginas del diario Europa Sur, perteneciente al grupo Joly prensa andaluza, la biografía de José Riquelme Sánchez, (“José Riquelme, el guardia civil poeta”https://www.europasur.es/campo-de-gibraltar/jose-riquelme-poeta-guardia-civil_0_1693330899.html) – ilustre lírico y escritor nacido en Jimena de la Frontera donde tuvo varios reconocimientos, e igualmente procedentes de la Línea de la Concepción donde ejerció de docente y cuya Biblioteca Municipal lleva su nombre.

 José Riquelme obtenía en 1987 el premio Poesía Especial Diego Bautista Prieto, institucionalizado por el Ayuntamiento de Jimena que lo convocaba cada año para exaltar los valores y la belleza de la localidad.
Fuente: Imagen cedida por Javier Vargas-Machuca García. Revista de la feria de agosto de Jimena del año 1988.

Por considerar que la semblanza expuesta por el señor Núñez recogía solo una etapa del recorrido vital del eminente personaje literario, centrada en su paso por el cuerpo de la Guardia Civil, publiqué el siguiente día tres de julio en el mismo medio de comunicación una perspectiva mucho más amplia sobre lo que fue la variopinta trayectoria del protagonista. Asimismo, corregí ciertos erratas que se trasladaban de otras publicaciones anteriores del referido Doctor y de otros autores.

Lo único que me ha llevado a esa complementación biográfica, no era generar polémica alguna sino, completar de forma íntegra lo que fue realmente el currículo de este buen hombre que contribuyó enormemente a poner el Campo de Gibraltar y su pueblo natal en el punto de mira del mundo cultural para que así quedase recogido en la Historia.

1995. Último libro de Riquelme publicado en vida y que me fue dedicado, consagrado a la tierra que nos vio nacer, Jimena de la Frontera, en cuyo contenido tampoco podía faltar Leopoldo de Luis.

(…) La guitarra, el poema… ¿Qué aventura

de versos y de trastes, donde Marcos

el azar de su airada vida pinta?

Ronda enmarca en su sierra la figura,

Por el esbelto azul bajo los arcos

juega Espinel la décima y la quinta.

Leopoldo de Luis

Homenaje a Vicente Espinel, con Ronda al fondo

El conocimiento que poseo de José Riquelme arranca de la información que tuve de él y de su entrañable familia en mis vivencias de la niñez y de mi primera juventud y que más tarde, gracias al amor que profesaba a su tierra y a su gente, hizo que esos lazos no se perdieran sino que se alargaran en el tiempo con el generoso envío a mi domicilio, allí donde me encontrara por motivos laborales, Sevilla y Málaga, cuanto iba produciendo.

Diario "Europa Sur" del Campo de Gibraltar, página 11, donde el pasado día 3 de julio publiqué el artículo "José Riquelme, poeta y guardia civil".

Hace un año, al enviarme su hijo Jesús, catedrático de informática en la Universidad de Sevilla con el que contacté, cerca de un centenar de cartas, producto de la rica correspondencia epistolar que había mantenido el padre con el noble poeta de la malograda generación de 1936, Leopoldo de Luis, me hizo adentrarme en la vida de José Riquelme, partiendo de su infancia entre Jimena y San Martín del Tesorillo para retornar a su localidad natal habiendo perdido a su padre. En la misma dirección, me edentré en esas inquietudes literarias que adquirió en el Seminario de Cádiz, donde estudió Humanidades y no llegó a consagrarse sacerdote por decisión propia, se dio cuenta que no era su vocación. A continuación, prosiguió una larga etapa de guardia civil hasta aterrizar como docente, su gran anhelo, en el centro de formación «La Acelerada» de la Línea de la Concepción.

Concluida mi investigación con su muerte y con la ulterior publicación póstuma de la parte de la obra que dejó terminada, no dudé en incluir su semblanza en el libro editado por la Diputación de Cádiz, que vio la luz en pasado mes de diciembre y que lleva como título, «La herida de Leopoldo de Luis en el paraíso del Sur», precisamente por esa relación tan estrecha que tuvo con el Premio Nacional de las Letras, de cara a que cuantos llegaron a tratarlo y quienes no lo conocieron, profundizaran o bebieran de esta fuente primaria para enriquecerse con su ejemplar trayectoria vital, así como de la obra que nos legó.

LO PUBLICADO EN «EUROPA SUR»

Hablar de un ilustre campogibraltareño que nos dejó hace algo más de dos décadas siempre viene bien para tenerlo presente y, por ende, para rememorar tanto su biografía como su obra. Si, además, se trata de una persona buena, como lo definió el escritor Juan José Téllez, “un pedazo de pan”, se le hace aún mayor justicia. Me estoy refiriendo a José Riquelme Sánchez, de polifacética trayectoria hasta que se asentó en su verdadera vocación docente, literaria e investigadora. 

 Julio de 1957, Había vuelto a salir la revista quincenal Estafeta Literaria esta vez dirigida por Luis Jiménez Sutil. Superados los años de represión, persecución y venganza oficial, se amplió el elenco de colaboradores dentro de una tibieza aperturista hasta donde permitía la censura del Régimen franquista. aunque sin olvidar los fundamentos de la “España eterna”, pero ya sin figurar en la cabecera como sucedió en su primera edición de 1944: "Por España y su Caudillo". Foto: Familia Riquelme Santos.

Por tales motivos, es plausible que el pasado día 18 de junio lo trajera a colación, precisamente a estas páginas de Europa Sur, el coronel de La Guardia Civil y doctor en Historia don Jesús Núñez. Aunque subtitulado Semblanza, en realidad recogía más bien un apartado de su de su variado currículo o, lo que es lo mismo, su referencia estuvo centrada, casi de forma exhaustiva, en los informes que constan del protagonista, como guardia civil, en los archivos del Cuerpo del que formó parte. Por cierto, no tan desconocida esta faceta como se señala, al menos para aquellos jimenatos que lo conocimos y que, además de tratarlo, hemos estudiado en profundidad su vida y su obra. Igualmente, para muchos amantes de la poesía y de la pintura, sus dos grandes pasiones, con los que se relacionó a lo largo de los diecisiete años que estuvo prestando ese servicio como uniformado, primero en Madrid y luego en Canarias. Riquelme nunca disimuló el ejercicio profesional de esa etapa de su vida, ni en su transcurso ni posteriormente. Basta haberse leído la prolífica correspondencia postal, un auténtico vicio virtuoso que tenía y que llevó a cabo con el mundo literario o pictórico, en cuyos sobres y folios manuscritos no faltaba el membrete del lugar, tras Madrid la Comandancia de la Guardia Civil “Batalla del Salado”, con puesto de vigilancia en el ministerio de Hacienda de la calle de Alcalá.

14-6-1952. Carta dirigida a José Riquelme Sánchez, sito en Primera Compañía, Comandancia de la Guardia Civil, Batalla del Salado, por Leopoldo de Luis como respuesta a otra anterior de aquel. Como aún se hallaba España en la inmediata posguerra, no era frecuente este tipo de relación entre un escritor condenado por el franquismo y un aspirante a poeta perteneciente a la Guardia Civil y al que oficialmente los rojos le habían asesinado a su padre. Quizás aquí se halle la nobleza y la grandeza de los dos personajes. Fuente: Herederos Riquelme Santos.

Que se trate, por tanto, de una semblanza parcial la expuesta por el señor  Núñez, no le quita interés a lo publicado y, además, he de suponer que ha sido el principal objetivo perseguido, más, teniendo en cuenta que la vida de José Riquelme fue muy rica en acontecimientos y escalas en distintos quehaceres. No obstante, sí he de manifestar que no fue exactamente guardia civil poeta, sino que llegó a este cuerpo siéndolo ya. Acudiendo al conocido refrán, fue cocinero (seminarista) antes que fraile (guardia civil). Como huérfano de padre guardia civil muerto en acto de servicio (más adelante matizaré un aspecto relacionado con la causalidad material de este fallecimiento) formando parte del ejército sublevado contra el ordenamiento constitucional que finalmente resultó victorioso en la guerra que unilateralmente declaró, se le ofrecían en aquel tiempo rastrero de posguerra a esos menores desvalidos dos opciones privilegiadas, para como estaban las cosas, de cara a tener un futuro sin grandes incertidumbres: una, ingresar en un seminario para culminar la carrera de sacerdocio; dos, incorporarse al Cuerpo de la Guardia Civil. Hay que resaltar que Pepe Riquelme eligió las dos, aunque lógicamente no de forma simultánea.

Año 1946. En una de sus visitas a Jimena desde el Seminario de Cádiz, portando ya sus gafas de miope. En el Paseo de la localidad junto al campanario de la iglesia Nuestra Señora la Coronada y al fondo en todo lo alto la Torre del Homenaje del Castillo al que tanto poemó. A la derecha de la imagen, el sacerdote José Mena Bonilla destinado en dicha fecha en el pueblo. Foto: Retratos de Jimena. Tomo I. Ediciones OBA.

En este sentido, tras su primera escuela en Jimena de la Frontera, pasó al Seminario de Cádiz, donde estudió Humanidades y, justo antes de ser ordenado cura, siendo consciente de que no era su vocación, optó por acceder a la segunda oportunidad que para ganarse la vida le tenía preparado el destino:  la de ser guardia civil. Fue en esa primera instancia religiosa formativa donde José Riquelme adquirió sus inquietudes poéticas y literarias, que, tras su ulterior cambio de destino por el de guardia civil, dado que tampoco era su vocación ideal, pasó a ser docente en la Escuela de Profesional Acelerada de la Línea de la Concepción, colmando, al fin, la auténtica realización que daba sentido a su existencia. 

Para afirmar lo anterior, obra en mi poder abundante correspondencia que así lo atestigua,  como el dato, con fotografías incluidas, de que, apenas se hallaba recién llegado a Madrid para empezar a gestionar su ingreso en la Guardia Civil, cuando aún no había cumplido los veinte años, fue a visitar una exposición  pictórica en el Salón Cano, donde departió con el célebre pintor linense  José Cruz Herrera y con su hija Amparo, su sucesora en esta vertiente artística, con el que estrechó relación hasta figurar en una de sus publicaciones, editada en 1987, sobre la vida y obra de este enorme artista.  

Febrero del año 1951. Amparo Cruz Mayor, pintora al igual que su padre, José Cruz Herrera, con José Riquelme Sánchez. Aquí, en el Salón Cano de Madrid, donde expone el artista linense cuando el jimenato estaba destinado en la Dirección General de la Guardia Civil. Foto: Portal de Facebook, La Línea a través del tiempo.

Abundando en esa constatación, tampoco era normal en esos inicios de la década de los cincuenta, años aciagos para librepensadores o el pluralismo en cualquier ámbito de la sociedad, menos aún en un cuerpo armado, que un guardia civil estableciera una relación literaria tan intensa, que llegaría con el paso del tiempo incluso a ser fraternal en lo personal, como la que, durante cuatro décadas de intercambio epistolar, mantuvo con el poeta Leopoldo de Luis, Premio Nacional de las Letras en 2003, anteriormente represaliado por la Dictadura y amigo íntimo del también poeta Miguel Hernández. Pepe Riquelme nunca estuvo atado en sus relaciones a prejuicios ideológicos.

Reseña de José Riquelme en la revista Carteya, que editaba el Centro del Campo de Gibraltar en Madrid. En esta página escribe sobre dos figuras literarias de renombres correspondientes a la Generación del 36, Leopoldo de Luis y Gabriel Baldrich, que fueron combatientes antifascistas en la publicación poética alicantina de 1938 "Versos en la guerra", muy amigos en vida de Miguel Hernández y, por tanto, considerados malditos por el franquismo. Ambos muy ligados al Campo de Gibraltar. Fuente: Juan Ignacio de Vicente Lara.

Su mayor labor, desde una perspectiva de política estratégica, la llevaría a cabo con posterioridad a su llegada de Canarias a Jimena de la Frontera y a la Línea de la Concepción, centrándose en articular con personalidad propia la comarca del Campo de Gibraltar a través de la poesía, la pintura y la cultura en general.

Año 1981. Primer libro de José Riquelme. Lo fue financiado por la Casa del Campo de Gibraltar en Madrid y la Caja de Ahorros de Ronda. Fuente: Juan Ignacio de Vicente Lara, profesor, archivero y, sobre todo, gran amigo y colaborador del autor.

Asimismo, había desarrollado con enorme pragmatismo su trayectoria vital anterior, siendo plenamente consciente de la época que le tocaba vivir. Sabía bien de antemano que en aquella España, aún de alpargatas y de hambre, luego migratoria, no se podía vivir de la poesía y de los libros. Además, quería formar familia, para lo que era necesario disponer de una estabilidad laboral, y qué mejor que encontrarla como guardia civil. Su traslado de Madrid a Canarias, al Subsector de Tráfico de Las Palmas de Gran Canaria, estuvo motivado por razones exclusivamente salariales: se ganaba más y quería casarse. En la comunicación que dirigió a su superioridad en su determinación de dejar de ser guardia civil pesó que había finalizado sus estudios de Magisterio, iniciados en Madrid y finalizados en Canarias, a lo que se unió la vacante de educador en la ya citada escuela linense.  

Abril de 1968. Tras sus largas estancias, primero en Madrid y más tarde en Canarias, José Riquelme Sánchez volvía al patio de la Iglesia del Llano de la Victoria del barrio arriba de Jimena, correspondiente a la parroquia de la Misericordia, que tantas veces visitó de niño y de adolescente. Aquí, tres grandes de Jimena. En el centro de la imagen, junto a sus dos grandes amigos y cómplices en inquietudes intelectuales: el de toda la vida, vecino nacido en la calle Consuelo, el sacerdote y erudito Martín Bueno Lozano, y el más reciente, llegado al pueblo desde La Coruña en 1960, el farmacéutico e incansable investigador, José Regueira Ramos, quien en 1995 le publicaría en su editorial el libro "Jimena de la Frontera: entre la prosa y la pintura". Riquelme está acompañado aquí de su hijo mayor, José Cristóbal —nombre del padre y del abuelo—, y Regueira, de su primer descendiente, Víctor, que le ha sucedería como farmacéutico. Foto: Retratos de Jimena. Tomo II. Ediciones OBA.

Rio Hozgarganta

Entre sierras y lentiscos hacia la llanura bajas.

Lejano río de mi ayer soñado de mi infancia.

(…) Más abajo: la vega ancha.

Río sin versos ni leyendas, sonoro río Hozgarganta.

Contigo va mi niñez, contigo van mis nostalgias.

José Riquelme, dedicado al río de su infancia en Jimena.

Publicado en la revista Bahía en febrero de 1975

Cuento dos anécdotas que ratifican cuanto digo. Una, que me fue referida por uno de sus mejores amigos, el algecireño Juan Ignacio de Vicente, y la otra, por su propia familia. 

“Ya como guardia civil de tráfico en Canarias, a Riquelme se le removía la conciencia cada vez que tenía que tramitar una multa de tráfico. Había un bar en Las Palmas en el que por las tardes solía echar un rato y donde se prestaba a ayudar en las alegaciones a los sancionados. Así recuperaba su serenidad”

La segunda se refiere a que en una ocasión en que se restringieron los permisos y vacaciones fuera de las islas a los guardias civiles allí destinados, aprovechó un traslado de presos a la península para sustituir al compañero del mismo Cuerpo que tenía que prestar el servicio. De esta forma se presentó en La Línea de la Concepción y el día 19 de marzo de 1962, sin conocimiento de sus mandos superiores, se casó con su novia, a la que había conocido en la feria de agosto de Jimena de la Frontera seis años antes. Era entonces obligado por el Cuerpo que el mando tenía que dar el plácet a los matrimonios de los uniformados una vez investigados los antecedentes políticos y morales de la esposa y de sus familiares. Finalmente, no se le abrió expediente, ya que la esposa, Carmen, era una de los once hijos del comandante militar de carrera del Ejército Juan Santos Medina, asesinado por milicianos durante la guerra en Paracuellos del Jarama. 

Tesis doctoral del coronel don Jesús Núñez leída en la UNED el año 2015 con abundante como valiosa documentación contenida procedente de los archivos del Cuerpo y otros del ministerio de Defensa a los que ha accedido con carácter de primicia. Fuente: UNED.

Y antes de acabar, me va a permitir el señor Núñez aportarle un par de detalles puntuales sobre la muerte del padre de Pepe Riquelme en relación al fallido intento faccioso de tomar San Martín del Tesorillo. Tuvo lugar la noche del 3 de septiembre de 1936, no el día 6, como indica en la página 475 de su tesis doctoral del año 2015, ni el día 5, como ahora indica, ni tampoco el 4, tal y como escribió en este mismo medio hace menos de un año (Las columnas de San Roque (I). Europa Sur 23-8-2021 https://www.europasur.es/san_roque/guardia-civil-columnas_0_1603939837.html)  

Artículo del 23 de agosto de 2021 publicado por el doctor Núñez en el mismo diario "Europa Sur" y donde recoge una foto de la editorial OBA que reproduce el libro "Retratos de Jimena Tomo I", una vez que le quité como acompañante a su esposa, Lucía Sánchez Sánchez.

Del mismo modo, tampoco responde rigurosamente a los hechos entonces acaecidos que el guardia civil de Segunda Cristóbal Riquelme Lobato fuera fusilado por los republicanos, como se recoge en su referida tesis doctoral, que, rectificándolo ahora, atribuye a perdigonadas de unos milicianos.

Tampoco es correcta la causa que aduce en su artículo de agosto del año pasado, ya referido, donde sostiene fue debida, sin más, a un “enfrentamiento armado”.

Año 1928. Cristóbal Riquelme Lobato, el guardia civil de Segunda oriundo de Jimena de la Frontera donde nació el 12 de marzo de 1894. Le acompaña su esposa Lucía Sánchez Sánchez, nacida en el jimenato cortijo de Marchenilla el 20 de junio de 1902. Tuvieron dos hijos nacidos en la misma localidad: Isabel Riquelme Sánchez que vio el mundo el 31 de agosto de 1929, que fue maestra interina sin titulación y luego ingresó en la Guardia Civil y José Riquelme Sánchez nuestro protagonista que lo hizo el 13 de junio de 1931. En la imagen, ocho años antes de que fuera muerto accidentalmente en la refriega que hubo en la intentona frustrada en septiembre de 1936 para la toma de San Martín del Tesorillo. Cristóbal Riquelme estaba cuando estalló la sublevación militar del 18 de julio de 1936 destinado en el cuartel de la Guardia Civil de San Martín del Tesorillo situado en calle Larga número 17. Foto tomada del libro "Retratos de Jimena", tomo I, página 65. Ediciones OBA. 

Por el contrario, en esa refriega de disparos entrecruzados que hubo aquella madrugada en la plaza tesorillera entre golpistas y republicanos, y en la que en modo alguno había intervención de milicianos encuadrados militarmente, sino solo vecinos con escopetas de caza para repeler desde las ventanas, balcones o azoteas cualquier intento de ocupación por parte de los sediciosos, resultó accidentalmente muerto, pero por fuego amigo, es decir, de los propios golpistas. Se debió no a postas ni a perdigonadas de ninguna clase, sino a una bala disparada por el arma reglamentaria que portaba un mercenario magrebí y que por accidente impactó de rebote letalmente en el padre de Pepe Riquelme.

3 de septiembre de 1936. La nueva irrupción que se produjo por militares golpistas y mercenarios magrebíes procedentes de Algeciras en San Martín del Tesorillo (la anterior había tenido lugar el 10 de agosto, desde las 9 de la mañana hasta las 13 horas, sin que hubiera víctimas, al objeto de llevarse a Algeciras a la familia de Raimundo Burguera, administrador de Juan March Ordinas en esta colonia agrícola, junto a otros simpatizante del golpe de Estado) Esta segunda vez fue de madrugada y se saldó con dos muertos. Uno correspondió al joven tesorillero, Francisco Mateo, nieto de Candelaria, que realizaba labores de vigilancia a la entrada del pueblo, en la carretera de Tesorillo a Jimena a la altura de la finca del «Cortijillo» con la misión de avisar a los vecinos si llegaban los golpistas, cuando fue sorprendido y detenido por los invasores sin ofrecer resistencia, entregando la escopeta de caza que portaba y a continuación ser asesinado en dicho lugar por tres disparos, dos en el pecho y uno en la cabeza. El otro fallecido siendo de forma accidental correspondió, tal como se indica en el texto, al padre del literato protagonista de este relato, guardia civil de Segunda, de nombre Cristóbal Riquelme Lobato. Foto: Calle Larga de San Martín del Tesorillo. Recreación propia. 

Se hizo silencio sobre este asunto con la versión oficial que, además de presentarse oficialmente como auténtica, tuvo que ser firmada por la viuda que certificó el documento que le pusieron por delante. De esa forma se hacían las cosas entonces.

Y acabo ya reiterándole al señor Núñez el acierto de haber propiciado que hablemos de José Riquelme, en mi caso bebiendo de muy diversas fuentes, para poder acercarlo también a los lectores de las actuales generaciones que no tuvieron la oportunidad de conocer a un hombre ejemplar, donde los haya, que ofreció tantas aristas en la conformación de su personalidad sencilla y humilde. 

Libro que publiqué el pasado mes de diciembre a través de la Diputación Provincial de Cádiz que recoge también una amplia biografía sobre José Riquelme Sánchez por la exquisita relación que mantuvo con este insigne literato de la generación de poetas de 1936.

Firmado: Juan Ignacio Trillo, jimenato, autor del libro La herida de Leopoldo de Luis en el paraíso del Sur (1), editado por la Diputación de Cádiz en diciembre del 2021, donde incluye una completa semblanza sobre José Riquelme Sánchez. 

(1) Esta publicación que ha sido distribuido por centros educativos y bibliotecas de la provincia de Cádiz se puede adquirir o recibirlo por correos dirigiéndose a la librería Garabatos (teléfonos: 641104931, tiene wassap, y fijo: 956641291) al precio de 15 euros más gastos de envío. Está próximo a agotarse la edición.

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