Mario Draghi, ¿genio o golfo?
Ignacio Trillo
Habrá un antes y un después, tras el sorpresivo y desagradable caso del `honorable delincuente, Jordi Pujol´. Posteriormente de este lamentable descubrimiento, a nadie se le ocurrirá durante algún tiempo hacer ninguna apuesta categórica poniendo la mano en el fuego por cualquier otro personaje público. Quizás por ello inauguro este tiempo con interrogación sobre el profesor de economía y fundamentalmente banquero, el romano sin llegar a pontífice, Mario Draghi.
Todavía hay seres humanos -sin referirme a los clásicos conservadores de derechas que interesadamente alientan el apoliticismo de los adversarios ideológicos para que no se pongan en riesgos sus pingües beneficios- que se manifiestan con odio frontal a la política: arguyen que nada les aporta, y que eso del “animal político” de Aristóteles no va con ellos. Qué tipos.
Con pesar, algunas de estas opiniones proceden de personas sufridoras y desesperadas con la actual crisis que han pasado en un santiamén de la abundancia a tener que vivir de la caridad. Buena gente que mal camina y no piensa. Creen culpable a la política en general de su tremendo estado de `shock´ y no a la puesta en práctica de una determinada política.
También hay pobres sin olfato de clase que tristemente no tuvieron acceso a la cultura, como existen otros, licenciados universitarios, ignorantes igualmente, que parecen que no llegaron a conocer la máxima del dramaturgo y poeta alemán, Bertolt Brecht -perseguido por todos los totalitarismos y hasta víctima por las medio democracias instauradas sobre sus ruinas- que decía: “El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Esto mismo, sobre todo en su última línea, me sirve también como excusa para reflexionar sobre los últimos movimientos acontecidos por determinadas personalidades y dirigentes en la Unión Europea, donde se acaban de tomar decisiones económicas que revisan las anteriormente ejecutadas y que como dogmas de fe fueron calificadas en su día de inevitables y sin posibilidad de otras alternativas si no queríamos caer con derrotero a inmensos cataclismos.
Claro que algunos no nos dejamos llevar por ese interesado pensamiento y lo vimos venir. Lo denunciamos desde el inicio del presente ciclo de crisis, con mayor vehemencia cuando apareció en el 2010 el caso griego, y sentimos cómo Zapatero se arrastraba en esa misma y aciaga dirección. Sólo por manifestarnos, nos colgaron interesadamente el sambenito de «`neokeynesianos´ rancios»; hijos equívocos de otros tiempos de postguerra mundial. Qué cosas.
La ortodoxia de la austeridad, comandada por la hoy luterana Merkel que ayer fuera comunista en el Este alemán, indicaba en su diagnóstico que el problema número uno de la Unión Europea era la lucha contra la inflación, que por cierto estaba ya bajo mínimos, para lo que había que proseguir con una política monetaria restrictiva y combatir sin desmayo el déficit presupuestario (incluso blindando Constituciones de los Estados miembros en evitación de que tuviesen la tentación de aplicar políticas anticíclicas; recuérdese el caso español con el reformado por el método exprés y sin referéndum del artículo 135 de nuestra Carta Magna). Asimismo, se forzaba a que el BCE no comprara ni interviniera en la deuda pública, ni de cara a abortar ataques especulativos sobre las primas de riesgos de los Estados miembros de la Unión que pasaban por grandes apuros. Esta malévola forma del liderazgo `merkeliano´, instaba igualmente a la introducción de recortes presupuestarios tanto en el gasto como en la inversión de los gobiernos, forzando a más privatizaciones en el sector público, a la par que promovía reformas laborales para hacer bajar los salarios, abaratar el despido y acabar, decían, con las rigideces de la contratación en el mercado de trabajo, o sea finiquitar los derechos de la mano de obra: todo por la productividad `a la carta China´.
Para Merkel, nada de reconocer el desequilibrio que se propiciaba en la distribución de la tarta de la riqueza entre las rentas del capital y las del trabajo. En la misma hoja de ruta, según la encorvada alemana, austericida de lo ajeno, había que mantener el valor del euro con una alta paridad respecto al dólar, penalizando las exportaciones y las importaciones con terceros países, siempre a favor del mercado alemán, y sanear, sin decir socializar, las pérdidas del desastre del sistema financiero, corrupto e ineficiente, que nos ha abrasado con insaciable bulimia durante este tiempo. En tanto, Obama tomaba otros caminos basados en no hacer caer o tumbar la economía estadounidense, sino en estimular su crecimiento con prioridad en la generación de empleo.
Las consecuencias están ya más que claras y manifiestas, digan lo que digan los petardos neoliberales, los intoxicadores tertulianos o los columneros cuenta cuentistas que tan generosamente tendrán euro galardonadas sus cuentas corrientes. No olvidemos que detrás de cada especulador o corrupto hay al menos siete `opinadores´.
Como las fichas de dominó han ido cayendo en la UE las economías nacionales, unas tras otras, desde su zona más débil, la periferia, hasta contagiar al propio corazón de este imperio pangermánico que tiene su centro en Alemania. El hundimiento de las demandas internas, como consecuencias de la devaluación salarial y del incremento del desempleo así como por la falta de créditos a las familias y empresas, ha generado la destrucción de importantes sectores del tejido productivo, contribuyendo al empobrecimiento masivo de las poblaciones, de las que no se ha librado ni la infancia, y, junto a los recortes que han afectado al Estado del Bienestar, mermando la calidad de vida de la mayoría de la ciudadanía, ha hecho desembocar hoy en día a la eurozona en una grave depresión económica y social. Por el contrario, la UE no ha logrado disminuir el endeudamiento externo -sino al revés-, siendo ya su cuantía de volumen descomunal. En tanto, con la política económica de Obama, EEUU crece al 4´2% del PIB, crea cada mes 215.000 empleos netos, situando su tasa de paro el pasado mes de agosto en un 6,1%, y su inflación anual es del 2%.
Ahora, en la Unión Europea, como si no hubiese ocurrido nada, sin reconocimiento de los gruesos errores habidos ni autocrítica alguna, menos de exigencias de depuración de responsabilidades; por la revisión parcial de las medidas que recientemente ha acordado el BCE, se llega a alabar y a endiosar a su Presidente, Mario Draghi, que fuera nombrado el 1 de noviembre de 2011, uno de los mayores colaboradores para llegar al presente apocalíptico.
De este modo, se quiere hacer olvidar que Draghi ha venido siendo un mero títere de lo que Alemania en plan aprovechada y con bastante miopía ha venido imponiendo al servicio de sus propios intereses nacionales a corto plazo, y que ha llevado, en la codicia de no rectificar antes para no reconocer el fracaso, al límite de que su economía haya tenido que besar el ras del suelo, con cero crecimiento de su PIB en el último trimestre, lo cual explica que el presidente del BCE haya tenido que revisar, aunque solo haya sido en parte, las políticas `neocon´ hasta ahora implementadas.

El escudo del euro con la cara de Draghi delante del edificio del BCE en Frankfurt y el nombre de la banca estadounidense «Goldman Sachs«
Tampoco habría que desconocer de Draghi, que con anterioridad a presidir el BCE, a lo largo de la década de los noventa, fue artífice de las privatizaciones más substanciales de las empresas públicas italianas, de la que la norteamericana `Goldman Sachs´, uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo, adquirió una suculenta tajada. Casualmente, tal vez por no haber sido ajeno a ello, Draghi fue nombrado en el año 2002 vicepresidente de `Goldman Sachs International´, siendo uno de los máximos ejecutivos de la compañía en Europa. Con este rango, participó en el asesoramiento por dicha compañía al gobierno derechista de `Nueva Democracia´ de Grecia, presidido por Kostas Karamanlis, sobre cómo ocultar la verdadera magnitud del déficit público heleno, y que reportó a la UE la segunda gran hecatombe financiera con el riesgo de que llegara a desaparecer el euro; la primera fue en el 2008, por mor de `la crisis de las hipotecas subprime´, de origen estadounidense, y que mandó al carajo en un pliplas a la burbuja inmobiliaria española y a dos millones de empleos. Curioso resulta que tanto Draghi como el ministro español, De Guindos, procedan de la misma `Goldman Sachs” europea que quebrara y desapareciera. Igualitos, igualitos, que los obispos católicos que no sirven en sus diócesis y les dan la patada para Roma, como diría mi difunta abuela.
Ahora pues, Draghi ha puesto en marcha, cuando la deflación ha llevado al estancamiento de la eurozona, las medidas que dicen que son las más heterodoxas desde la fundación del banco europeo: subastas de liquidez a tres años y un nuevo programa de compra de deuda pública, lógicamente no directa a los Estados sino a intermediarios financieros para que sigan recuperando y engordando sus cuentas de explotación, con nueva bajada del tipo de interés del dinero, situado ya en otro mínimo histórico, e inyectando liquidez al sistema para que fluya el crédito, con penalización de los depósitos bancarios en el BCE, y como consecuencia, está haciendo bajar la paridad del euro respecto al dólar.
Sorprende tanta determinación de Draghi con el estancamiento de la economía alemana, cuando resultó impasible en tiempos en que la prima de riesgo de España llegó a situarse por encima de los 630 puntos, ya bajo ese pedazo de estadista que nos gobierna, y al que tanto le disgusta tomar decisiones, de nombre Mariano Rajoy. A la sazón, sin atinar el Gobierno de Rajoy con el prometido programa que Dios manda con que el PP timó al electorado español y para frenar la sangría en gastos de intereses de la deuda soberana que recaía sobre el Reino de España, realizó en pocos meses a lo largo del 2012 tres reformas financieras contrapuestas e infructuosas. Rendido, tuvo que acabar ensalzando, antes de irse a ver el partido de fútbol, Polonia-España, el préstamo generoso con que al final el Eurogrupo tenía que rescatar parte de nuestro sistema financiero en quiebra, de cara a tapar agujeros como el que había dejado la Bankia dirigida por sus homónimos en militancia `pepera´, Rodrigo Rato y antes Miguel Blesa. Se recuerda aún a aquel patético Rajoy -domingo 10 de junio del 2012 compareciendo en rueda de prensa televisada desde la Moncloa, lógicamente sin preguntas – mintiendo descaradamente aunque delatado por su ojo izquierdo vago, al negar de que se tratara de un rescate financiero, tampoco que hiciera aumentar nuestra deuda pública o que le fuera a costar un solo euro a los impositores o a las arcas públicas. Todo lo contrario a lo que desde entonces realmente ha resultado.
Como reacción a las actuales medidas del BCE, la Bolsa ha seguido subiendo, en tanto la OCDE, para animar la demanda interna ante la fragilidad que sigue ofreciendo la economía española, recomienda el aumento de los salarios a los trabajadores y el reconocimiento incentivado a los más cualificados -triplicamos la tasa de paro de universitarios sobre la media de los países que la conforman- al contrario de lo que manifiesta el FMI, que sigue siendo dirigida por la judicialmente imputada, Christine Largarde: exigir más subidas de impuestos y mayor caída en las remuneraciones de los asalariados.
Por ello, escama lo que de elogioso escribe la prensa conservadora sobre el profesor-banquero, Mario Draghi, y no digamos de los abrumadores panegíricos de sobeos dirigidos al saca pecho de Rajoy -¿por qué a los recortes económicos y sociales procedentes de la Moncloa le llaman reformas, como al amor, sexo?- por quienes no quieren mirar la miseria económica y social que como reguero de pólvora para un cambio político y social va sembrando a su alrededor. Ni tampoco desean observar el nivel que con Rajoy ha alcanzado la deuda pública, con subida de 20 puntos en los dos años y medio desde que llegó al Gobierno. O prestar atención al agujero que ha abierto, con el aumento del paro y la precarización de la contratación que se ha derivado de la reforma laboral, en lo que era la herencia de una Seguridad Social saneada. O reprochar la falta a estas alturas, más con lo que ha venido cayendo, de disponer de un modelo productivo adonde dirigir el futuro de España para la creación de riqueza y empleo, que vaya más allá de cubrir las necesidades coyunturales de camareros o de empleadas del hogar porque los destinos del mundo árabe u otros competidores turísticos están en declive por turbulencias bélicas. O no perder la vista de que con el estancamiento de otras economías se corta la salida de mano de obra con rumbo al exilio laboral como método para seguir mermando la población activa de cara a que haga descender las cifras del paro. U ojear como declinan las exportaciones, porque la eurozona ha entrado en paralización y los países emergentes no crecen ya como antes… No hay peor ciego que quienes no quieren ver.
Todo lo anterior se olvida, como a esos millones españoles y europeos que se joroban, permaneciendo en sus lugares de origen o en la Laponia que le ha dado trabajo, machacados por el `austericidio´, como también se omite que responde al resultado logrado de la aplicación por la `Troika´ de un modelo inhumano de economía que desde la óptica de la justicia debería ser calificarla y condenada de delito lesa humanidad.
Y para concluir, volviendo al poeta Brecht, todavía quedan burros apolíticos que se creen que las decisiones que les afectan vienen caídas desde el cielo, como continúan morando en el poder políticos, corruptos, lacayos impropios de lo público y del interés general.
¡Manda güevos que los especímenes citados se sigan reproduciendo, ahora quizás con mayor virulencia, tras más de cincuenta y ocho años del fallecimiento de tan extraordinario autor alemán, también del teatro universal!
* Este artículo lo he publicado en la revista digital PUBLICOSCOPIA: http://www.publicoscopia.com/opinion-politica/item/1808-mario-draghi-genio-o-golfo.html
Posted in: Solo Blog
Posted on septiembre 10, 2014
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