«¡Vete a Alemania, Rajoy!»*
Ignacio Trillo
La irrupción el pasado domingo de la huésped, Ángela Merkel, acompañado por su anfitrión, Mariano Rajoy, en la compostelana plaza de Obradoiro, digamos que no significó un clímax múltiple de euforia entre el público presente. Por el contrario, a pesar de que TVE censurara su segunda edición del Telediario dominical, los gritos de “¡fuera!”, “¡fuera!…”, acompañados de otros improperios, se hicieron oír hasta por el apóstol Santiago. Fueron el denominador común manifestado por las personas allí coincidentes ante el malestar que producen las políticas de recortes que ambos patrocinan y practican con sadismo.
Asimismo, los indignados en la espontánea protesta, por el mensaje dirigido expresamente contra el presidente del Gobierno: “¡Vete a Alemania, Rajoy!”, nos catapultó al film de Pedro Lazaga que data de principios de la década de los setenta del siglo pasado, adonde más o menos don Mariano nos ha retrotraído la `Marca España´.
En este sentido, la película «Vente a Alemania, Pepe», conteniendo ciertos clichés y estereotipos tardofranquistas, y que popularizaron grandes actores, nos muestra a un José Sacristán, al que según el guion le fue excepcionalmente muy bien en su salto migratorio, recomendando al lugareño del medio rural, Alfredo Landa, “Pepe”, a que se marchara a Alemania para hacerse rico en todo y a la par para que no parara de hacer el amor con las nativas.
Aterrizado en la realidad germana, las peripecias laborales y mujeriegas experimentadas por «Pepe» desmontan el mito del fácil lucro material y continua práctica sexual de los españoles trabajadores en la tierra aria, a pesar de esforzarse en realizar varios trabajos seguidos en la misma jornada con muchas horas laborales de dedicación y recibir a cambio bajos salarios, y con el hándicap que conlleva, aparte de que no se ligara tan fácilmente por la simple efigie y los musculitos del calenturiento macho ibérico, descubrirse menguado en el instinto erótico, agotado de tanto currar.
Trascurría la cinta en la Múnich siempre cervecera, donde nada, como con cualquier otro espacio geográfico exterior que llegue la emigración forzada por las duras condiciones de desempleo existentes en España, es jauja para la inmensa mayoría de los desplazados. Ese era el aprendizaje que los compostelanos deseaban que recorriera Rajoy y padeciera en sus propias carnes.
Previo a la reivindicativa estampa de abucheos acaecida en el centro del casco histórico de Santiago de Compostela, ambos mandatarios recorrieron a pie un breve sendero de cara a la galería gráfica de los medios de comunicación. Sobresaltaban las expresiones figuradas de Rajoy que a falta de conocimientos de idiomas se apoyaba en el lenguaje de las películas del género `western´ americano, exteriorizándose con sus brazos y manos, no se sabe bien, por la imagen mostrada en la cabecera de este artículo, si tranquilizando a Merkel con que no habría cambio político en España, revelando como posible interpretación el lugar donde esconde el pucherazo que pretende dar para las próximas elecciones municipales, o significando en su mismo gesto adonde han ido a parar los cientos de miles de asalariados con contratos fijos que su contrarreforma antiestatutaria de los derechos de los trabajadores ha mandado al paro o a los `minijobs´ temporales y a tiempo parcial siguiendo el modelo alemán, para a continuación exaltar la mejora que tal hecho ha representado para la competitividad de la clase empresarial, así como también la ociosa reserva laboral lograda de cara a cubrir con generosidad las necesidades de mano de obra joven y cualificada que se planteen en el mercado indoeuropeo.
No obstante, sobre la pretendida reforma de la ley electoral municipal, el tramposo Rajoy obviaría a Merkel lo que manifestó el doce de febrero del 2013: «Lo más importante es que cualquier modificación de la ley electoral se haga con un gran consenso», remachando en aquel momento, y hace tan solo año y medio: «Yo nunca modificaré la ley electoral por mayoría».
Asimismo, también ocultaría a la canciller alemana el argumento del PP expuesto por su secretaria general, María Dolores de Cospedal, el día seis de febrero del 2007 en el diario ABC, para no modificar sin consenso las leyes electorales y menos en vísperas de urnas, comparando a quien se atreviese a realizarlo con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez: «un hombre que cuando va a presentarse a unas elecciones y ve que electoralmente no está en buena posición, cambia un mes antes la ley electoral», calificando como «una auténtica vergüenza» a «quien maneja la ley electoral a su antojo y en beneficio propio, en detrimento de la democracia», concluyendo la hoy presidenta de Castilla La Mancha con que si un partido político que está en el Gobierno dice por si solo que quiere cambiar el sistema electoral estaría pretendiendo dar «un auténtico golpe de Estado».
Tampoco es buena época para que nos visite la señora Merkel si en su agenda, tal y como ha trascendido y ha quedado confirmado, trae la continuidad de seguir imponiendo las políticas de recortes, instando a que Rajoy prosiga en esa misma línea. En contraposición, son tiempos, tras más tras siete años de crisis y saqueos, para empezar a oír hablar de estímulos a la economía, inversiones públicas, relanzar la demanda interna también aumentando los salarios, o para que el BCE compre directamente y sin intermediarios financieros especulativos la deuda pública de los países de la UE con el objetivo de disminuir el coste de intereses y alargar el periodo de amortización, como igualmente es la hora para bajar la paridad del euro frente al dólar, o para la integración de las haciendas estatales y acabar con los paraísos fiscales… y no para más recortes, menos salarios, estancamiento económico, deflación o caída de las exportaciones.

Manuel Valls: Fuerte con los débiles, débil con los fuertes. El siniestro primer ministro de la Francia calmada.
En esta línea, mientras Merkel se ha encontrado en tierra gallega, gracias al seguidismo respecto a sus naufragadas políticas económicas, el gobierno francés del primer ministro, Manuel Valls, suspendido y atascado en sus políticas neoliberales, ha saltado por los aires apoyado por el esperpéntico `neocon´ en que se ha transfigurado el presidente galo y extinto socialista, François Hollande. Era de prever. No aprendieron ni de Zapatero.
Pero es que el equipo gubernamental italiano que preside Matteo Renzi está en la misma tesitura, y acosado por la recesión que le embarga. Mientras, Gran Bretaña -que conserva la ventaja de estar en la Unión Europea pero sin el quebranto de pertenecer a la eurozona y hallarse bajo la moneda común, ni tampoco depender de las luteranas políticas teutonas y del BCE- así como Estados Unidos, están perplejos, con que las erróneas políticas restrictivas en Europa estén dando lugar a una contracción a nivel mundial de la economía, coincidente además con un menor crecimiento de los países emergentes.
De ahí que no podamos recibir en el lenguaje de Shakespeare a la reina madre europea del imperio pangermánico tal y como desearíamos con un: `Welcome, Mrs Ángela Merkel´, sino conminarla como `persona non grata´ a un `Go home´ para su inmediato retorno a tierra natal, al menos hasta tanto no modifique sus fracasadas políticas `austericidas´, germen de la desazón y condena a la pobreza o al exilio laboral de cada vez mayor número de españoles, mayores y menores de edad.
Rajoy, sin favor, después de que pierdas las próximas elecciones, ¡vete para Alemania!
*Esta Tribuna ha sido publicada en “Publicoscopia”, en la madrugada del martes 26 de agosto: «¡Vete a Alemania, Rajoy!»
Posted in: Solo Blog
Pepa Fernandez
agosto 26, 2014
Un buen comentario en el que hoy comparto opinión al 100%.
Adrián Calvo (@adriantsn)
agosto 26, 2014
Gracias Pepa. Un saludo
Adrián Calvo (@adriantsn)
agosto 26, 2014
Aunque dejé este comentario en Publicoscopia, lo publico aquí también:
Todo un repaso a la actualidad política nacional e internacional con un tono irónico y humorístico. No merecen comentario, ni que decirlo, las contradicciones a las que nos tienen acostumbrados desde el Partido Popular o la traición a los valores y las ideas políticas, como ha sucedido en Francia.
Los efectos de la política austerdicida germana comienzan a presentar numerosos efectos secundarios. Italia está en recesión y Alemania decrece. Es hora de cambiar. Que España lidere el crecimiento en la Eurozona no es bueno. La última vez que eso ocurrió acabamos con una burbuja inmobiliaria que nos explotó en la cara. En esta ocasión, sin embargo, la burbuja tiene el rostro de persona, y responde al nombre de precariedad.
Un saludo, Adrián Calvo
Escritor en http://www.thespeedynews.blogspot.com